Capítulo 2.

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Las calles estaban cubriéndose lentamente de una lluvia fastidiosa y errática. Había leído en varios documentos antiguos que, en años anteriores a la última gran batalla, la lluvia estaba compuesta únicamente de agua limpia, que caía sin causar daño e incluso alimentaba de manera sana a la tierra. Ahora, en mi fatídico tiempo, la lluvia caía casi a todas horas sin parar, estando compuesta de químicos restantes de la guerra. Era tóxica, y si no te cubrías totalmente de ella, podría causarte un brote externo de grandes proporciones, e incluso enfermedades más avanzadas –lo cual, al fin y al cabo, no era un gran problema gracias a Eón. El único inconveniente era el padecimiento–.

También he oído que existía luz natural proveniente de la atmósfera, por una estrella a la cual los antiguos ciudadanos llamaban "Sol". ¿Lo imaginan? Varias horas de luz natural y luego noche, alumbrada por estrellas, y la luna, un precioso satélite natural de la tierra. Eran tantos los acontecimientos fantásticos que la tierra poseía, que ahora parecía mentira todo lo que había pasado. De no ser por esa guerra... tal vez, solo tal vez, todo sería distinto.

Avancé por las calles con sigilo y la mirada pegada al suelo, mientras que los sonidos provenientes de los anuncios mediante hologramas inundaban completamente el bulevar. Seguí vagando perdida, mientras pensaba en la singular propuesta del gobierno.

Hace unos años, después de haber ingerido Eón por primera vez, mi vida fue en picada al vacío. Mi madre, siendo mi única familia, enfermó terriblemente, y aunque ella poseía la inmortalidad –a regañadientes, ya que ella solía decir que la muerte es necesaria para todos– no pudo volver a estar bien. Se encontraba todo el tiempo postrada en una cama, padeciendo, paleando sus enfermedades con un sinnúmero de medicamentos. Los médicos solían decirme que las enfermedades de mi madre eran algo que tenía arraigado psicológicamente; no estaba realmente enferma, simplemente quería creer que era así para no enfrentar la dura realidad en la que se había convertido nuestras vidas y concentrarse en algo más. No podía cambiar su pensamiento, ni quería hacerlo.

Desde muy pequeña, poseía habilidades peculiares. Destreza, puntería, fuerza... Cosas que simplemente me ayudaban en mi vida cotidiana. Después de entrar en el hospital, los gastos para la salud de mi madre subieron por los cielos. Algunos opinarán que es un desperdicio total el comprar medicamentos ya que ella no morirá, pero no se trata de eso. ¿De qué vale ser eternos si nuestra inmortalidad se reduce a estar postrados en una cama, únicamente observando el vacío qué desemboca nuestra existencia? No tenía caso, y además, no quería eso para ella. Quería que disfrutara sus años de vida, por lo cual el único método sostenible para conseguir dinero fue convirtiéndome en una homicida. No presumía ni alardeaba, pero antes de ser 'rescatada' por el gobierno, me deshacía de todo aquel que no había ingerido a Eón, por mandato de otras personas; únicamente mataba a la gente que lo mereciese verdaderamente. Era lo que llamarían en otros tiempos como "asesina a sueldo". No me sentía orgullosa de mi oficio, en lo absoluto, pero mi madre y yo necesitábamos el dinero, y entre otras cosas, aquello me distraía del desastroso presente en el que vivía.

«En últimos momentos, nos informan que ha sido encontrado un artefacto gravitacional desconocido en los límites de Downtown. Fuentes cercanas al hallazgo presumen que se trata de una nave, ya que al parecer, un hombre no identificado emergió de ella, para luego huir. A continuación, podrán observar una imagen clara del individuo captada por una cámara aficionada. Si tiene información sobre este personaje, no dude en dar aviso a nuestras autoridades gubernamentales de inmediato

Paré mi caminata al oír el anuncio noticiero. Alcé los ojos, topándome con el holograma tipo aviso de búsqueda inmediata, mostrándome al fugitivo. Era un chico alto, fornido y castaño. Sus ojos eran verdes, trasparentes, limpios. Estaba vestido de negro al parecer. Con velocidad, su figura se desvaneció en el viento helado, a la vez que mi ropa se empapaba por la lluvia. Recordé cuando la oficial Brooks me relató sobre las arcas provenientes de las colonias construidas por los herejes, y entonces me pregunté si aquel chico sería el primero de ellos en llegar.

Deathless. •Bill Skarsgård•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora