Capítulo 10

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—Pero yo sólo puedo transportarme y transportar cosas y personas, no puedo hacer

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—Pero yo sólo puedo transportarme y transportar cosas y personas, no puedo hacer... viajes en el tiempo —dijo Victoria.

—No podemos estar seguros de que lo que dice es verdad —dijo Octavia—. La mujer dijo que se había perdido el supuesto Solsticio por estar en la Biblioteca, de seguro lleva mucho tiempo en ella y sus ideas se descompusieron.

—Ahora tú crees que a todo el mundo se le descompusieron las ideas —le dije.

—¿Habrá alguna otra manera de saber si realmente pasaron dos semanas? —preguntó Zákiel.

—Bueno... pues... —dije pensando en una manera— ... El día del Solsticio, las flores de fuego florecen. Si hoy es el Solsticio que debería ser en dos semanas, entonces las flores de fuego deben estar en todas partes.

—Las flores de fuego están... en todas partes —dijo Victoria aterrada mientras miraba a su alrededor.

Y tenía razón, las rojizas flores de fuego estaban por todas partes, en los jardines, los techos, los árboles... esas flores crecían como mala hierba el día del Solsticio.

—¿Cómo lo hiciste? —preguntó seria Octavia.

—Creo que no fui yo, mis portales solo se encargan de transportar a lugares no a tiempos —Victoria se veía bastante confundida.

—¿Qué hacemos ahora? —pregunté.

Octavia comenzó a caminar hacia la mujer con la que hablamos antes.

—Podemos ayudarla a ordenar su biblioteca si nos ofrece alojamiento por una noche —ofreció Octavia demasiado segura.

—¿Ordenar mi Biblioteca? —dijo la mujer— ¿Ustedes de donde son? Nadie de por aquí se atrevería a ofrecerle eso a una mujer vieja como yo.

—¿Acepta la propuesta? —insistió Octavia.

—Mi biblioteca... —la mujer observó sus libros y luego nos observó a nosotros—. De acuerdo... Siganme.

La mujer recogió varios libros que se le habían caído al suelo y avanzó a través del pueblo con nosotros siguiendo todos sus pasos.

¿Cómo sabía Octavia que su Biblioteca estaba desordenada?

—Soy Victoria, ¿cómo te llamas?

—Victoria... —Octavia la amenazó con la mirada.

La mujer rió al ver a ambas hermanas y decidió responderle.

—Mi nombre es María, pero todos en el pueblo me dicen Bibliotecaria, por mi oficio.

—María, un placer —dijo Victoria—. Ellos son Octavia, Bella y Zákiel.

Octavia le dió un jalón de orejas a Victoria para que dejara de dar tanta información y María volvió a reir divertida.

—No se preocupen, soy una mujer de confianza —dijo María—. "Zákiel", ese nombre me suena conocido, ¿de dónde me suena... ¡¡¡El Príncipe Zákiel!!!

Bella. La Power MachineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora