Penas y vergüenzas - Showho

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Si Changkyun pudiese describir su vida sería un boceto mal hecho de puras rayas rectas, paralelas y perpendiculares entre sí. Siempre iba derecho a lo que quería aunque lo que quería podía desviarse y ser cualquier cosa dependiendo cómo se levantara. Aun así finalmente siempre se encontraba todo en algún punto, por lo que -muy en el fondo- sus acciones siempre iban a lo mismo. Por el otro lado Kihyun era un mamarracho de círculos todos revueltos, un espiral infinito, redundando y pensando mucho más de lo necesario. Sin contar que era terriblemente impulsivo y enamoradizo. Generalmente se odiaba a sí mismo por no poder hacer las cosas simples e ir derecho al grano.

Y ahora ni siquiera podía sentarse a quejar, porque ahí estaba, disfrazado con bolsas y hojas de los árboles, corriendo alrededor de niños mientras éstos cantaban y danzaban a uno y otro lado. El fogón estaba a punto de terminar, Hoseok había participado en el teatro anterior y su grupo había bailado una canción tradicional que contaba la historia de una princesa y su imperio. Aunque sonaba cliché les había ido sumamente bien, el rubio tenía una sonrisa demasiado hipnotizante hasta para los niños. Cuando la canción terminó hubo nuevos aplausos, Kihyun pudo observar como su presa estaba sentado detrás de varios chicos, justo entre las piernas de un Hoseok que lo abrazaba y sonreía como si estuviese pasando el mejor día de su vida. El más chico parecía corresponderle y le vio asentir cuando el casi albino le dijo algo al oído. Estaban terriblemente pegados, el rubio acurrucándose en el hombro del menor, riendo y jugando como si fuese un animal. La sangre del peli rosa fluía en un estado casi sólido por sus venas, tanto que hasta sus ojos querían llorar. ¿Dónde estaba Hyunwoo sin alejarlos? ¿Qué clase de robot idiota era que dejaba ir todo su esfuerzo por la borda?

El moreno estaba del otro lado de la ronda, muy entretenido con un hilo de sus gastados pantalones deportivos. Había aplaudido la función y había vuelto a lo suyo casi al instante, como siempre su rostro no reflejaba absolutamente nada, así que Kihyun obligadamente siguió el ritmo del grupo, saludando y volviendo a su lugar en la ronda. No podía esperar para agarrarlo y darle su merecido a base de golpes. Pasaron quince minutos cuando otros muchachos se levantaron para comenzar a repartir la comida. Cuencos de arroz con pedazos cortados de carne asada que iban haciendo los profesores. Changkyun estaba entre los que repartían.

— ¿Eres el rey del bosque? — la voz gruesa y divertida del más joven lo quitó de su ensueño de asesinatos seriales. Estaba seguro de que era más hermosos con la boca cerrada, aunque sus colmillos afilados y los dientes pequeños, los hoyuelos que se le formaban cuando sonreía... Kihyun apretó los labios sintiendo calor en las mejillas y bufó, estirando la mano para tomar el plato que le estaba entregando junto con los palillos. No quería responderle, estaba enojado. Por suerte Kihyun estaba consiente que el chico no iba a entenderlo, después de todo lo había visto de casualidad hace poco más de 18 horas y ya quería enfrascarlo y dejarlo en su cuarto para toda la vida sin permitirle ver a nadie más que a él.

— Claro que soy el Rey. — su tono egocéntrico y su sonrisa sarcástica lograron que el castaño claro empezara a reír casi tan dulcemente que podría haber derretido al peli rosa, lástima que se alejó mientras seguía repartiendo la comida, dejando a un confundido Kihyun atrás que se debatía entre golpearlo o sentirse avergonzado por haber caído en una trampa tan básica. Había sido burlado y él no dejaba con cabeza a nadie se le burlara. Pronto se las haría pagar o al menos eso se decía a sí mismo.

No pasó más de media hora cuando empezaron a levantarse todos para ir a sus cabañas, el grupo en el que estaba Hyunwoo debía quedarse a apagar el fuego y acomodar las cosas. Fue un entretenido espectáculo, los chicos elegidos para eso eran de las clases deportivas y varios quitaron sus remeras para apagar el fogón, repartir las cenizas y las maderas sobrantes. La piel brillosa del moreno fue una de las más esperadas por los ojos femeninos. Lanzaban agua y tierra en diferentes partes y Hoseok no parecía dispuesto a perderse el espectáculo, pensando lo cómoda que era esa piel, recreándose descansando sobre ella, sumamente tibia y mullida. Su mirada fue lo suficientemente intensa para hacer que Hyunwoo se volteara a verlo y sus mejillas oscuras se enrojecieron enseguida. El rubio sonreía increíblemente contento y sin vergüenza levantó la mano para saludarle, parándose del lugar para acercarse. Changkyun se había levantado no mucho tiempo antes debido al sueño y no había rastros de él por ninguna parte.

Lovely fluff is life [Showho|Changki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora