¿Huirás conmigo?
Quiero decir... Imagina que estamos corriendo, corriendo por un campo de trigo alto.
Tú vas delante de mi, y yo te persigo, de repente, conforme corremos, vamos cambiando.
Cambiando de vestimenta y mi vista se vuelve más oscura, con menos gama de color.
Miró mi cuerpo, llevo el atuendo más ridículo que te puedas imaginar, pantalones de pana, camiseta a rayas, chaqueta vaquera y peinado pijo. Todo de un color marrón amarillento que me espanta.
Te busco, y logro ver una falda morada larga. Sonrio y corro para allá.
Cuando llego grito tu nombre y escucho una pequeña risa que me guía, cuando por fin te encuentro la falda se ha hecho algo más corta, por las rodillas, y ha cambiado su color a un rojo demasiado fuerte. Realmente es un vestido, la parte de arriba es perfecta, corta en la zona justa.
Tú pelo crece y unas ondulaciones te marcan el rostro, pero cuando vuelvo a abrir los ojos después de un corto pestañeo tienes un moño que te recoge parte del cabello, no se si me explico, pero la perfección se hizo insaciable por un momento.
Una corta línea negra y las pestañas notablemente pintadas. También unos labios al conjunto del vestido, unos labios demasiado besables.-Estas increíble - dices y me vuelvo a mirar. Chupa de cuero negra, camiseta blanca, vaqueros azules. Me noto gracioso y me río de mi mismo - No es broma.
-No esperaba que lo fuera. Pero tú... No te has visto.
-¿Te gusta? Creo que me lo quedaré -Te balanceas sobre los tacones, no son gran cosa, pero son tacones.
-Perfecto. -Sonrio y miro a nuestro alrededor, el trigo nos rodea, pero siento que nos observan - ¿Dónde estamos?
-Donde me dijiste que teníamos que ir.
-¿Qué?
-Ayer. ¿No lo recuerdas?
-Eeh, si, perdona. -Vuelves a sonreir, y juro que nunca había pensado en esa sonrisa tanto como ahora.
-¡Vamos!
Me tiras fuerte de la mano y vuelvo a correr detrás de ti, esta vez no te busco, solo te sigo. Pero me cuesta alcanzar tu paso. Cuando llego al final, te veo cogiendo una maleta frente a mí y hay otra, otra que lleva mi nombre en una esquina.La cojo.
-Ha llegado el día.
-¿Qué pasa hoy?
-Hoy vamos a ser felices, Izan -. Escucho mi nombre salir de ti e instantáneamente mi corazón late más fuerte.
Izan...
Te acercas y me besas, me besas sin miedo y me transmites muchísima tranquilidad. Te tomo de la cintura y tú acaricias mi pelo. Pienso en tu pintalabios, en el pigmento rojo que tiene. Y pienso también en que quiero intensificar el beso, profundizarlo. Pero no puedo, mi cuerpo no reacciona.
En cuanto paras, me sonries. Casi ni nos hemos separado. Y sin notarlo a penas, me muerdes el labio y tiras de él tierna y suavemente.
¿Te lo imaginas? ¿Huirás conmigo si te preparo antes un futuro perfecto?
¿Serías feliz entonces? Porque mi felicidad se basa en la tuya...