Capitulo 22

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Manteniendo distancia le acompañó a su destino, allá en donde las maravillas cobran vida se eleva majestuoso el palacio de Himawari, sus caminos serán distintos a partir de ese momento. Con la mirada de muchos puestos sobre las tres chicas que avanzan por las traficadas calles del pueblo, se anuncia veloz la visita y la tan ansiada boda parece que puede continuar.

Hanako sabía cuál fue el problema, desde un principio su misión era la de servir de apoyo a la princesa y aquella escolta, y por tal, su llegada no debía haberse atrasado por al menos tres días, pero parece que las cosas no fueron tan simples para ella.

─ Tan enorme

Chitose alzó la mirada hacia el cielo donde parecía acariciar las torres más altas del palacio, era claro que ahí todo tenía un tamaño que se consideraba superior. Todo lo majestuoso tenía que tener un precio, para Himawari era el miedo que su reino podría infundir en los corazones de las personas.

Llegaron hasta la entrada principal del palacio hasta la punta blanca de una enorme alfombra que cubría un sendero hasta las enormes puertas del palacio. Detuvieron sus caballos dejando un poco de lado a sus acompañantes para concentrarse en la princesa a quien con delicadeza sutil un par de chicas ayudaron a desmontar.

─ princesa Akari, es un honor ─ los súbditos se arrodillaron frente a la pelirroja en señal de respeto y posición.

Chitose desde aun su caballo se fijó en una mujer de cabello azul que salió del palacio, caminaba elegante majestuosa y femenina. Era la primera vez que la veía y por los cuentos que escuchaba supo entonces que esa mujer de cabello azul no podría ser otra más que la propia reina del tan elogiado reino Furutani

─ baja del caballo

─ ¿Qué? ─ Chitose vio a su compañera apresurarse en la tarea, increíblemente Hanako se mostró más dócil de lo que aparentaba

─ baja del caballo ─ Chitose hiso lo que Hanako le ordenó

Con los pies en el suelo Chitose quiso avanzar hasta donde la princesa estaba parada, en la punta sobre la alfombra, pero Hanako la tomó del brazo y la arrastro hasta el suelo. Chitose jamás se había arrodillado de esa forma, incluso estaba mal mantener la vista alzada.

─ quédate ahí, no te muevas

Las pisadas eran amortiguadas por la capa de algodón pero sobre ellas sus sonidos seguían ahí acercándose. Chitose se arriesgó un momento entonces vio a la mujer delante de Akari envolviéndola en un abrazo. Algo que sin duda molesto mucho a la chica arquera

─ Bienvenida Akari-chan ─ pronuncio deleitando a muchas y sorprendiendo a otras con tan hermosa voz ─ ¿ha sido difícil?

─ Un poco majestad

Himawari desvió su atención para posarla en el par de chicas que estaba arrodilladas tras la princesa, inmediatamente su atención se concentró en aquella que portaba un arco y flechas. Por un instante creyó reconocerla pero prefirió no precipitarse.

─ Hisa ─ llamó la reina y tan pronto una chica apareció acudiendo al llamado ─ guía a la princesa Akari, necesita descansar

─ Si mi señora ─ dijo la chica que enseguida se encargó del asunto

Akari le siguió siempre mirando hacia atrás a esa chica que mantenía su vista en el suelo y que amaba tanto. Hubiera deseado verla a los ojos una última vez, pues esa era su última oportunidad, y mientras se alejaba su corazón se estremecía y no pudo contener las lágrimas. Solo entonces susurro un adiós a su amada Chitose.

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