Uozumi/Kaito

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La estricta práctica del día recién había concluido. Los estudiantes estrellas de segundo año, parte de diversos equipos y con objetivos en común, se dispersaron para dirigirse ya sea a sus respectivas habitaciones o a cualquier otro lugar. Menos por Tsukigami Kaito, quien se hallaba de pie y aislado de los pequeños grupos de personas que poco a poco abandonaban la sala. Hasta que, finalmente, fue el único en la amplia habitación de ensayos.

Kaito sostenía con fuerza su libreto de aquel musical que estudiaba más duro que nadie. Si bien era cierto que había avanzado mucho, sus esfuerzos daban poco a poco sus frutos, pero aún no era suficiente. Necesitaba ser mejor, debía entrenar más y más, superarse en cada práctica y así lograr su meta...

Pero, ¡Estaba estancado! Sentía que los demás avanzaban y lo dejaban atrás, bajo sus sombras. Y no iba a permitirlo, así tuviera que practicar durante las veinticuatro horas del día sin parar.

La determinación de Kaito era altísima, tan envidiable para algunos y absurda para otros, pero no podía obviar el hecho de que era humano... Una persona que se agotaba, que necesitaba comer bien y dormir ciertas horas al día. Y por ello, comenzaba a llegar al límite...

Con un estruendoso golpe a la pared, Kaito descargaba su ira hacia sí mismo. No sólo llegaba al límite, sino que también estaba a muy poco de romperse... Y eso gracias a todo lo que había acumulado durante tantos años llenos de frustración.

Porque Kaito había pasado por alto algo realmente importante, que en cualquier momento podría colapsar.

Y sucedió.

Sus frustraciones, estrés, enojo, inseguridades y mucho más que había guardado por tanto tiempo se convirtieron en lágrimas y brotaron sin culpa de sus ojos. Lloraba, su pecho dolía a tal punto de sentirse ahogado, y no sabía cómo parar... Comenzaba a desesperarse.

Entonces, la salvación en forma de persona llegó...

No se dio cuenta de cuándo ni cómo, pero de repente un peso reconfortante sobre su cabeza le permitió respirar por fin. Y Kaito lo miró, a su senpai brindándole su apoyo a través de tan simple movimiento.

Uozumi estaba frente a él, con una expresión tenue, como si comprendiera muy bien lo que sucedía. Por supuesto, la vergüenza golpeó a Kaito por completo al ser hallado en ese estado tan lamentable (y más tratándose de uno de sus superiores) pero era tal el dolor en su pecho que aquello no significó nada en ese momento.

-Kaito...-

El susurro ajeno con su nombre lo llevó a levantar un poco más la cabeza, fijándose mejor en Uozumi que aún tenía la mano sobre sus azulados cabellos. Y prestó atención, puesto que estaba seguro que tenía algo para decirle.

-Eres realmente bueno en lo que haces, te dedicas como muchos otros no podrían hacerlo, pero debes ser paciente... Porque no hay duda de que tendrás un futuro más brillante del que anhelas, y eso es debido a que tú continuas trabajando duro. Pero también debes ser cuidadoso contigo mismo, no te hagas daño al esforzarte de más y procura también contar con los que te aprecian para apoyarte y conseguir fuerzas.-

Y aquellas palabras vinieron acompañadas de una apenas visible sonrisa, cariñosa y comprensiva. Kaito nunca había visto a Uozumi sonreír (¿Qué tan a menudo lo haría?) y algo se movió dentro de él.... Las palabras, más aquel gesto extra, lograron que la pena en su alma empezara a irse por fin.

En respuesta, Kaito bajó un poco la mirada y cerró los ojos asintiendo con la cabeza. Las lágrimas amenazaban con salir nuevamente, pero la sensación era completamente distinta. Y ante eso, Uozumi actúo... Dejando un pequeño beso en cada uno de sus parpados, permitiendo que el llanto fluyera calmadamente, donde todas aquellas malas sensaciones escaparon de él.

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La imagen se volvió borrosa hasta desaparecer por completo. Y Kaito despertó, anonadado por aquel sueño tan particular que había vivido. Abrió los ojos y posteriormente se sentó sobre su cama con cierta pereza. Ahí encontró a Kuga, quien al mirarlo le hizo un movimiento de cabeza antes de dejar la habitación (seguro iba a cumplir con su horario matutito de trabajo) Y una vez a solas, Kaito dejó salir un profundo suspiro.

¿Qué había sido eso? No encontraba explicación alguna a lo que había soñado, aquel suceso que sintió como si hubiera sido real. Y se sentía avergonzado, desubicado también, porque le había agradado... Ah.

Se dejó caer en la cama, con los brazos extendidos, y negó un par de veces con la cabeza al sentir tan vivo el sueño en su memoria. Además, su corazón latía con rapidez, emocionado por lo que estaba por venir... Pero también, por el nacimiento de un nuevo sentimiento que él todavía no podía identificar. Y llevó una mano a su cabeza, justo donde hace poco le brindaron suporte a través de una sutil caricia...

Porque Uozumi lo había consolado, llevando calma a su corazón, sólo que de una manera distinta a la que soñó por mera casualidad.

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Notas Finales: A pesar de tener esta historia lista desde el domingo, no fue hasta hoy que pude subirla. Un sencillo escrito de una parejita que me enamoró de repente. No sólo ha sido la historia más larga (hasta ahora) sino que también es la que más he disfrutado escribir... ¡Espero les haya gustado!

La siguiente historia será sobre mi OTP consentida... ¡Esperenla! Igualmente, si no alcanzo a subir el lunes lo haré en los días siguientes.

En poquitos días serán los cumpleaños de nuestros hermanos Tsukigami (Haruto el 3 y Kaito y 4) y tengo planeado escribirle algo a cada uno para celebrar!! Espero lograrlo.

Sin más, ¡Gracias por leer! y seguir apoyando este capricho mío que hago con tanto cariño.


Sweet KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora