Ya habían pasado tres días desde que llegaron Giulia y Luca, mis mejores amigos. La cena del sábado fue genial y lo celebramos por todo lo alto. De hecho, ¡Giulia se emborrachó! Según ella, solo iba achispada, pero todos sabíamos que fue más que eso.
Como de costumbre me levanté muy temprano y me puse mi ropa de deporte. Me dirigí a la cocina y me tomé mi café matutino. Sin él, yo no era persona.
Salí y fui andando un rato mientras programaba mi Ipod con mi música favorita. Cuando llegué a un parque hice una serie de estiramientos y empecé a correr.
Me encantaba esa sensación de tener la mente en blanco, de estar solo atenta a tus músculos y a la música, me encantaba respirar el aire frío de por la mañana y sobretodo me gustaba sentirme en forma.
Descubrí el atletismo cuando aún vivía en Barcelona, sobre los dieciséis años. Mi profesora de gimnasia vio mi potencial y me dio una tarjeta para que me pusiera en contacto con especialistas. Naturalmente, fui a probar y me encantó, pero tuve que dejarlo cuando me vine a vivir a París, a los dieciocho.
Después de correr mis tres quilómetros habituales, me di la vuelta para correr los tres quilómetros de vuelta.
Os preguntaréis por qué me independicé tan lejos de casa. Pues bien, cuando cumplí la mayoría de edad me concedieron una beca para una universidad francesa. Yo conocía la lengua y me apetecía hacer un cambio en mi vida, así que decidí probar, dejando atrás a mis padres. De todas formas, aquí es donde conocí a Alan.
En ese momento llegué a la puerta del edificio. Abrí y me crucé, como cada mañana, con el vecino del 2º D. Lo saludé y subí las escaleras de dos en dos. Entré en el piso y me encontré a Giulia en el sofá leyendo.
-¡Buenos días, italiana!
-Buenos días. Creo que hoy vas un poco tarde, ¿te preparo el desayuno mientras te duchas?
-Me harías un gran favor – le respondí mientras salía disparada hacía el lavabo de mi habitación. Me duché rápidamente y salí para vestirme. Mientras abría el armario noté que unos brazos me acariciaban la espalda, tapada solo por una toalla.
-Buenos días, preciosa – me susurró Alan en el oído.
Me giré y le besé lentamente. Entonces me acordé de lo tarde que era y cogí unos tejanos y una camiseta de manga corta y me vestí rápidamente.
-Te quiero – le susurré en el oído mientras se tumbaba otra vez en la cama.
Me dirigí corriendo a la cocina y engullí las tostadas con mermelada que me había preparado Giulia. Me despedí de ella, cogí la mochila y las llaves de mi coche y bajé.
Una vez abajo me metí en el coche y dejé la mochila en el asiento de copiloto pero, cuando intente arrancar… ¡el coche no funcionaba! Volví a probar otras tres veces, y ninguna de ellas movió el coche.
Salí y me apoyé en la puerta del copiloto, la que daba a la acera y empecé a pensar. “¿Qué hago ahora? Alan está durmiendo, el próximo autobús que va a la universidad pasa de aquí media hora, por lo que me perdería la primera clase… ¿Y Giulia? No, no tiene coche. ¿QUÉ HAGO?”
-¿Clara? ¿Qué haces aquí? – dijo una voz conocida, sacándome de mis pensamientos. Levanté la vista y vi a Luca. Estaba más guapo que nunca. “Claro, no había pensado en Luca…”
-Mi coche se ha muerto…
-¿A dónde ibas? ¿Quieres que te lleve?
-Sí, por favor. Voy a la universidad.
-Vale, perfecto.
Ambos nos dirigimos a su coche y nos subimos. Nos pusimos los cinturones y Luca puso la radio, donde estaba sonando All of me de John Legend. Lo miré entretanto él ponía la llave en el contacto y arrancaba el coche. Una vez en la carretera lo guie hasta la facultad. Cuando llegamos, aparcó en doble fila, me desabroché el cinturón de seguridad y me bajé.
-Muchas gracias – le guiñé un ojo y salí corriendo hacia mi clase de tecnología.
Era una clase que no me gustaba mucho y el profesor era aburridísimo, pero sabía que si hacía campana no aprobaría.
En ese momento me sonó el Whatsapp. Era un mensaje de Luca.
Olaa! Ya stas en clase? Qieres q pase a buscarte dspues?
Siii, stoy en tcno. Y salgo a las 13:45!
OK! Hasta luego, preciosa:*
Ese mensajito me alegró la mañana. Pensaréis que es una estupidez, y tal vez tengáis razón, pero este chico me parecía adorable. Además, si venía él a buscarme no perdería tanto rato esperando el autobús.
Nota de autora
Perdonadme si este capítulo es más corto, no he tenido mucho tiempo y mañana tengo ¡examen de matemáticas! Intentaré colgar otro capítulo hoy, para compensar. Sino, lo colgaré, mañana, ¡no os preocupéis!
¿Qué opináis de Luca?
¿Y de Alan?
¿Creéis que Luca está enamorado de Clara?
Besos!
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Ti amo, piccola
Roman pour AdolescentsAlan es perfecto para Clara. Ambos están enamorados y se van a casar. Pero, ¿qué pasaría si descubrieras que el amor de tu vida es tu mejor amigo?