Magia

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Volví tan rápido como pude a las sábanas. Sabía que ellas iban a acompañarme en este inolvidable recuerdo que pronto iba a desaparecer. Encendí la luz de mi mesita.

<<Diciembre, 2004. La noche recae sobre tu cuerpo. La silueta de tu sonrisa semi desnuda destaca entre las tinieblas de mis álgidos temores. Hacía tanto tiempo que no veía algo parecido. Vida detrás del telón que corren tus pestañas al parpadear. Luces de colores que las cicatrices de tu curiosidad crecieron junto a tu belleza.
He esperado tanto este momento. El instante en que tus pupilas, acompañadas de esas simétricas pecas, brillen leyendo este mensaje.
Te prometo la mejor de las vistas desde tu ventana. Solamente si me ofreces la oportunidad de conocerte.>>

No tenía palabras. Había roto la barrera del silencio en un abrir y cerrar de gritos.
Qué barbarie. Jamás me había topado con alguien así. Realmente no sabía qué quería decir con eso de darle la oportunidad. Igualmente, fue increíble.

Dejé la carta metida en el cajón, junto a mi diario. Los ojos me lloraban del sueño, pero luchaba por aguantar hasta el último parpadeo.

Muchas veces, en casa de mis abuelos, veíamos las estrellas tumbados en el jardín. Un lugar que nos relajaba y nos dejaba apreciar unas constelaciones impresionantes.

Aquel día, fue mágico. El cuerpo celestial que más me marcó por dentro fue la Luna. Estaba apartada.
Le preguntaba a mis padres que por qué estaban todas las estrellas juntas menos ella.
Sonreían y, mi inocencia, les daba la mano por miedo a equivocarme.
Intentaba todo el rato buscar las piezas que mi corazón perdía sin querer. Tumbada, levantaba el brazo queriendo unir con mis deditos todos esos diminutos cuerpos celestes.

- Vamos, pide un deseo, lo que quieras. ¿Has visto todas las que  ahí? -decía mi padre.

Se consideraba un hombre lleno de energía y fuerza de voluntad. Era valiente y ambicioso. Me decía que la noche era demasiado corta para cerrar los ojos y soñar durmiendo.
Sus palabras me dejaron un mal sabor de boca, ya que yo siempre me iba a acostar en cuanto cenábamos.

- ¿Sabes lo que me decía a mí mi padre cuando era como tú? -levantó su ceja.

Me arrecosté y atendí cada palabra que soltaba por su boca.

- Hace ya mucho tiempo, íbamos con un amigo de mi padre a pasar todo el verano a un pueblo cercano al nuestro.
Hacíamos de todo, ibamos a pubs, montábamos en bici, visitabamos galerías de arte...
Un día, -pasó su mano por detrás de su cabeza-, nos quedamos hasta tarde paseando fuera del pueblo y nos acercamos a una pendiente con varias rocas.
Me tumbé en la más grande qur había y, madre mía, ¡qué incómodo!
Estaban hablando entre ellos hasta que, repentinamente, una lluvia de estrellas apareció en el cielo.

Mi padre rápidamente me miró, pero me había quedado durmiendo. Intentó despertarme sacudiendo mi cuerpo de un lado para otro pero, de que quise abrir los ojos e incorporarme, terminó.
Estuve de camino a casa preguntándole una y otra vez por qué insistía tanto en que me despertara. Él callaba.
Al acostarme en mi cama finalmente, entró en la habitación y se sentó en el borde de la misma.
Me miró entristecido y, sus ojos, los veía desplomados.
Estuvo explicandome lo ocurrido y, al acabar, me dio un abrazo y me dijo: <<Algún día, espero que tu hijo pueda tener la oportunidad de apreciar algo tan maravilloso como aquello>>.
Se me saltaron las lágrimas y le devolví el abrazo.

Mi reacción fue de un asombro descomunal. No podía pararme a pensar en el tiempo que pudo tener aquel momento guardado hasta poder contármelo.

Entendí desde aquel día el por qué de su obsesión por mirar las estrellas todas las noches.
Quería que yo no cometiera el mismo error que él, de ahí que no pudiese tampoco dormir por las noches y viese a las mismas como algo grandioso.

Miré hacia el techo. Volví a quedarme embobada viendo los pequeños sombreados de luz que salían de las farolas de la calle.
Estaba deseando que llegase ya la hora de levantarse. Me sentía como una mini Sherlock buscando pistas que me llevasen a lo que necesitaba descubrir.

El Secreto De DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora