Cap. 2

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Estando en aquel departamento, Kuro se percato que era realmente incomodo estar solo, si Kei pasaba por eso todos los dias debia compensarlo; ¿como era posible que el rubio soportara todos los dias eso y no le dijera nada?
Suspiro y camino a la habitacion para tomar ropa limpia e ir al baño, necesitaba una ducha y asi se relajaria antes de que el rubio llegara.
Regulo el agua para preparar la bañera y undirse en el agua caliente, su mirada estaba perdida, sus pensamientos eran todo un lio y su cuerpo definitivamente no soportaria tanta presion, aunque eso ultimo era culpa suya; se la vivia todo el dia en el trabajo, tal vez fue mala idea casarse despues de la graduacion del menor.
Sacudio su cabeza tratando de hacer desaparecer esas estupidas ideas y golpeo levemente sus mejillas con las palnas de sus manos; tomo la esponja de baño y el jabon, una vez enjabono la esponja comenzo a pasarla con delicadeza por su cuerpo, en ese momento se le vino una imagen a la mente; cuando recien se habia casado y despues de una ardua jornada de sexo, el rubio le sugirio que ambos tomaran un baño y con la misma delicadeza que pasaba la esponja por su cuerpo asi lo hizo aquella vez con el menor.
¿hacia cuanto que no pasaban tiempo juntos?.
Bueno, compartian la cama pero actualmente solo llegaba a cenar, ducharse y dormir, quiza si estaba descuidando mucho a Kei.

A primera instancia, se suponia debia relajarse, pero todos esos pensamientos le pusieron tenso, sentia una fuerte tension y presion en sus hombros por lo que se termino de duchar y salio del baño con una toalla en la cadera mientras que con otra un poco mas pequeña secaba su cabello; se dirigio a la cocina, enfoco su vista en la alacena y el fregador; definitivamente debian hablar, Kei no era de las personas con mucho apetito como Bokuto o el, era aun peor en verano ya que no comia, ese dia caluroso una manzana no era suficiente, pudo notarlo debido a que en el bote de basura estaba el resto de la misma.
Entre lo que hablo con Akashi, agradecia que le invitara a comer por lo menos comeria algo, a decir verdad ¿que cenarian? ¿o acaso ceno tambien con Akashi?, eso le hizo apretar los puños; suficiente de esas cosas, decidio esperar al menor y preguntarle que le gustaria que cenaran.
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Tsukishima despertaba, su mirada era algo borrosa e imagino que Akashi le habia quitado los lentes, bostezo y se sento en el sofa estirando un poco los brazos y las piernas; sus lentes estaban en el mueble pequeño de madera, la casa era acogedora y muy tranquila. El televisor estaba encendido, las luces apagadas y varios ruidos provenian de la cocina, eso era una clara señal de que estaban cocinando, o lavando trastos. Se coloco los lentes, a pasos perezosos y lentos se recargo en el marco de la puerta.

-¿dormiste bien?- Akashi tenia un mandil que realmente no le quedaba mal, de hecho a los ojos del rubio resaltava su figura y es que el pelinegro era una de esas personas a las que no importaba que vistieran se veian bien.

-ah...Si, gracias por dejarme dormir y lamento molestarte-

-no es molestia, me alegra poder estar contigo, por cierto, llamo Kuro y conteste-

-¿que te dijo?- trato de no sonar entusiasmado.

-parecia algo preocupado porque no te encontraba- le miro y en un plato le entrego waffles.

-ya veo- desvio la mirada -Akashi-san te agradesco pero no tengo mucho apetito-

-si sigues asi terminaras enfermenado, vamos come solo un poco y te llevare despues a tu casa-

-hummm...Eso es chantaje- fruncio levemente el ceño y al lado del pelinegro comio un poco.

Una vez terminaron, el rubio tomo su celular, guardo sus audifonos en su bolso para despues colocarse las zapatillas. Mientras tanto Akashi abria la puerta y se dirigia al auto, un regalo de Bokuto o eso les conto Akashi hace tiempo, un hermoso auto color negro perfecto para el.

¿Juntos y revueltos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora