Ep. 3

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Por Lou.

No me consideraba una chica con suerte, de hecho, me consideraba algo así como la mala suerte en persona y lo afirmé cuando Frank, mi jefe, me entregó un sobre con mi liquidación. Él viajaría a Australia, así que tenía que cerrar la cafetería a la que yo le había dedicado varios años de mi vida; mentiría si dijera que no me dolió.
Ahora me encontraba sentada, detrás de un escritorio, jugueteando con mis pulgares (muestra de mi evidente nerviosismo) esperando que Syed encontrara un empleo para mí, aunque eso ya hace cinco minutos y no es que yo fuera impaciente...

— Aquí hay uno. — Habló por fin con una sonrisa victoriosa y pronto una sonrisa se asomó también entre mis labios—. Pero hay un problema...

Y mi sonrisa se desvaneció tan pronto como apareció. — ¿Cuál?
— Está en Londres, Louisa.
— Londres. — Repetí con sorpresa. Londres no estaba tan alejado a decir verdad pero implicaba muchas cosas: Dejar a mis padres, mi hermana. ¡A Thomas! y Patrick, mi novio.
— Pero la paga es excelente y cuenta con pocos requisitos, es perfecto para ti. — Me miró y permanecí en silencio mordisqueando mi inferior (otra muestra de mi nerviosismo).
— De acuerdo. — Y Syed sin más tomó un papel y pluma para apuntarme la dirección exacta del lugar. Una vez terminó, tomé aquel papel entre mis dedos y lo acabé guardando en mi pequeño bolsillo.

Días después me encontraba en el enorme aeropuerto con boleto en mano y mirando la gran pantalla que anunciaba los vuelos y la hora a la que estos partían.

— Londres. — Dije en medio de un suspiro. — Aquí vamos.

Mi familia entera había venido a despedirme minutos atrás, a excepción de Patrick que tenía un maratón al que no podía faltar... ni siquiera para despedirme. ''Estaré llamándote todos los días, Lou.'' Había dicho antes de irse a correr. Pero ahora estaba sola, esperando mi vuelo el cual no tardó en anunciarse y con paso rápido me dirigí a la sala donde tomaría mi avión.

Una vez arriba respiré profundo mientras miraba por la ventanilla, estaba nerviosa pero realmente esperaba todo saliera bien. Mi familia necesitaba el dinero, a mi padre lo habían despedido, mi hermana debía hacerse cargo de Thomas y mi madre tenía que cuidar al abuelo así que prácticamente era el sustento de mi familia.
El vuelo había sido corto pues como había dicho, Londres no estaba tan lejos de donde yo vivía pero sin embargo había pasado el susto de mi vida cuando el avión presentó ciertas dificultades para aterrizar debido al clima. Así que, una vez bajamos pude respirar en paz.

Londres era un lugar tan inestable si hablábamos del clima, de eso me había informado muy bien antes de viajar, ya que era mi primera vez en la ciudad y me emocionaba conocer como era más allá de lo que ya sabía. No todo era trabajo, también debía divertirme. Al estar en el taxi miré por la ventanilla empapada por pequeñas gotitas de agua que se deslizaban hasta desvanecerse, estaba tan concentrada en mirar los paisajes, edificios e incluso las personas que no me percaté cuando ya habíamos llegado y con una sonrisa le agradecí al conductor, por supuesto, después de haberle pagado el viaje desde el aeropuerto.
Pero mi sorpresa fue que al estar abajo miré alrededor solo para darme cuenta que me había equivocado al darle la dirección al chofer y le había propocionado la del trabajo. ¡No podía presentarme con semejantes fachas! Con un impermeable, dos colitas que ni me había dedicado a peinar ya que había salido tan rápido como pude.

Maldije mirando alrededor, solo me quedaba esperar un taxi. Y así pasé media hora mirando al fondo de aquella autopista en busca de un milagro o un taxi, cualquiera de las dos me servía. De repente escuché los pasos de alguien acercarse pero solo le miré de reojo por unos cuantos segundos. Vestía un traje bastante elegante y era alto de cabellos negros por lo poco que pude observar.

A different wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora