CAPÍTULO 23

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Comenzó a apretar la herida mucho, mucho, más fuerte. Y ahí comenzó mi espectáculo. Mi huesudo cuerpo comenzó a tambalearse hacia arriba y hacia abajo. Comencé a respirar un poco fuerte para que la sangre escondida saliera y de mi boca empezó a salir una parecida espuma blanca, nata. Estaba teniendo unas convulsiones falsamente reales. 

- Oh dios mío, ¡Laura! - dijo mientras sujetaba mis hombros. 

Noté que comenzó a hablar con alguien por teléfono. 

- Estaba dormida y comenzó a convulsionar. - pausa - Sí, traigan una ambulancia a... 

¡Y ahora que hago! ¿Sigo actuando igual? Esto cansa. 

Unas sirenas comenzaron a sonar y más tarde unas ruedas. Unas cuántas manos comenzaron a manosear mis brazos que seguían moviéndose y un punzante dolor pasó por mi brazo. Me notaba cansada, ¿era esto un tranquilizante? Abrí medianamente mis ojos para poder ver que sucedía. Ellos no podían ver mis ojos entreabiertos, pero yo sí sus caras. Alex estaba preocupado y un médico joven estaba revisando mi cuerpo. 

Ahora me doy cuenta de que sigo medio desnuda. Mierda. 

- Tenemos que llevarla al hospital. - dijo el médico mirándome. Creo que ha visto mis ojos abiertos. 

- No hace falta, está bien. 

- No, puede morir. 

Hasta ahí escuché, creo que me quedé dormida. 

La secuestrada. (LS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora