CAPÍTULO 19

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Raúl era mi novio. Creo que Alex se lo tomará bien. Raúl me ha dicho que los novios se dan besos en la boca. Eso no me agrada mucho, pero me puedo acostumbrar. 

- Alex. - le llamé. - defíneme lo que significa para ti ser novio/a de alguien. 

- Para mí, novios sería tan solo una palabra. Ellos deberían de ser como amigos y comportarse como ello. No importa el género ni la edad. Sólo se tienen que querer y respetar. 

- Bueno, pues mi novio es Raúl. 

- ¿Qué? Y una mierda. 

- ¿No te gusta? 

- No para ti. - me dijo cabreado

- Pero dijiste que tan solo es una palabra. Que son como amigos. 

- Eres muy inocente, no sabes dónde te estás metiendo. 

- ¡Es mi amigo!

- No tu novio. Corta con él si quieres seguir viviendo en esta casa. - dijo gritándome. 

Tal vez estoy entendiendo mal el significado, pero para mí, Raúl es un muy buen amigo. ¿Tengo que dejar de salir con él? Si novios es ser como ser amigos, ¿por qué Alex me deja ser su amiga pero no su novia? No entiendo nada, no lo comprendo.

Al día siguiente cortaré con Raúl. Creo que estoy haciendo lo correcto. No lo sé. Estoy eligiendo entre la felicidad de Alex y la de Raúl. 

···

Hoy ya era el día y el momento de cortar con él. Fui hasta su casa para hablar con él.

- Ey, Raúl. 

- Hola preciosa. - me dijo mientras me intentaba besar. 

Le aparté. 

- ¿Qué te pasa? Ya te expliqué que obligatoriamente me tienes que besar. 

- Es que... Quiero cortar contigo. 

- ¿Por? - me miraba enfadado

- No puedo seguir contigo. Entendí mal tu propósito.

- ¿Quién anda detrás de esto? - me dijo agarrándome del brazo.

- Nadie. - miré asustada a Raúl. 

- Mira niña, tu estás conmigo, por las buenas - hizo una pausa mientras se rasgaba el pantalón. - o por las malas. - dijo mientras me tocaba con una navaja.

- No, no puedo. - dije tartamudeando. 

- Ah, ¿no? - me hizo un rozón en el brazo derecho. 

Solté un grito. Me empezaba a salir mucha sangre del brazo. Miles de lágrimas recorrían mis mejillas. 

- Grita todo lo que quieras, las paredes son insonorizadas. - hizo una risa malvada. - pero no me llores, preciosa. - dijo quitándome las lágrimas de las mejillas. ¿Serás mi novia?

- Si. - dije alagando excesivamente la S. 

- No le cuentes a nadie de esto, ¿eh?

- Vale. - dije sollozando. 

- Ahora, larga a tu casa antes de que te mate. 

Me fui sosteniendo con mi mano izquierda en mi brazo derecho. 

La gente me miraba con una cara muy extraña. ¿Qué pasa? ¿Aquí no es normal que una chica salga de un portal llorando con una herida de ocho centímetros en el brazo derecho? Me lavé en una fuente de un parque. La sangre seguía saliendo, pero no excesivamente mucha. No sé como se lo esconderé a Alex, llevo manga corta. 

El sol atizaba fuertemente en mi herida y me escocía como un diablo. Ya me faltaba poco para llegar. 

Cogí mis llaves y abrí silenciosamente la puerta. Un veloz Alex apareció por un lateral de la casa. 

- Hola. 

- Hola, tengo que ir rápido al baño, adiós. 

En el baño me encerré y me intenté curar la herida. Y digo intenté porque no tengo ni idea de hacerlo.

Salí del baño con máxima cautela. 

- Sara. - dijo con tono serio.

Me quedé petrificada. Miré hacia atrás.

- ¿Quién te ha hecho eso? - seguía serio.

 



La secuestrada. (LS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora