Capítulo Trece.

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Alexandra no paraba de reir.

—Eso estuvo muy buena tía, ¿dónde están las cámaras? —se limpió las lágrimas. —Chico grande, gracias por participar pero ya puedes irte.

—Ya te dije que no me iré de tu lado. —Huffy se cruzó de brazos.

—Es muy buen actor. —Alexandra le dijo a su tía. —Felicidades.

Rió de nuevo pero su tía ni el hombre se reían.

—Esto es una broma, ¿cierto?

Su tía negó.

—No, es verdad todo.

—¿Esperas que te crea que estoy embarazada y casada?

—Pues casada como Dios manda, no, pero si ante la ley. —su tía le sonrió nerviosa.

Alexandra quitó la sábana y se tocó el vientre, estaba un poco grande y abrió sus ojos.

—¿Tú me hiciste esto? —miró al hombre y señaló su vientre.

—Alexandra. —su tía la reprendió.

—¿Me casé con un fisiculturista y encima me dejó embarazada? —Miró al hombre y deseó poder verle los ojos.

—No soy eso. —Huffy se levantó del sofá.

—Alexandra, ya cállate. —su tía le habló a regañadientes.

—Y, ¿cómo es eso que me secuestraron por su culpa? —se dejó caer a la cama. —Esto es un mal sueño, un mal sueño. —tapo sus ojos.

—Parece que estaba vez el sedante la regreso a su estado normal. —su tía le dijo al hombre.

—No, ella no era así. —el hombre le respondió.

—Conoce a la verdadera Alexandra.

—Se dan cuenta que estoy aquí y por lo tanto, los puedo escuchar. —se cruzó de brazos.

—Pensadolo bien, sí es ella. —El hombre le dijo a su tía.

—Quiere que me cuentes todo tía, pero sin él presente. —Alexandra señaló a Huffy.

—Ya te dije que no me voy a ir. —él le dijo.

—Vete a traerme más comida o a alzar pesas. —él bajo sus brazos.

—¿Tienes hambre? —Él se acercó a ella.

—Estoy embarazada, claro que tengo hambre. —Huffy sonrió sin mostrar sus colmillos.

—Ya vuelvo, mi Alex.

Huffy salió de la habitación.

—¿En verdad tienes hambre o sólo era para que se fuera?

—Las dos.

Su tía suspiró. Se tocó la cabeza y camino.

—Como es que no recuerdo nada, porque creo que nunca olvidaría que me casé y que estoy embarazada.

—Pues tal vez porque lo del embarazo no lo sabías y te casaste un día antes de tu accidente y después del secuestro que vendrían a ser, hace cuatro días. –Amelie habló rápido.

—No me digas que es un exconvicto y me dejó embarazada para que no me fuera de su lado y te tiene amenazada de muerte si dices algo.

—¿De dónde sacas tanta ideas locas?

—Se te olvida que soy tu sobrina, las ideas llegan solas.

—No sé si sentirme halagada u ofendida. —Amelie se acercó a Alexandra. —Bueno, lo que dije hace un rato es verdad.

Huffy. Nuevas Especies #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora