Han pasado muchos años desde que _________ se volvió un vampiro y... a pesar de eso, todavía no logra asimilarlo muy bien.
Una serie de asesinatos a cargo de "Jack el Destripador" llena de miedo las calles de Londres. Justin busca atrapar al culpab...
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Mi mente sigue en shock del pequeño palacio personal de Viktor. Al salir, encuentro a Justin parado como una estatua de Adonis junto a la puerta. Los guardias se han ido. Supongo que él los echó. Me mira con curiosidad, seguramente con ganas de que le diga todo. Pero no. No aún. Mi cabeza todavía no acaba de procesar toda la información recibida.
-él quiere verte-le digo, al pasar a un lado. -¿pasó algo malo?-parece preocupado. -no. -¿entonces? -simplemente quería que supiera... algunas cosas. Frunce el ceño. -Viktor te está esperando, será mejor que vayas. Asiente con la cabeza. -te veré en cuanto termine. -estaré con Ryan . No quiero que siga preocupado por mi culpa. -bien.
Mientras mis piernas vagan hasta donde Ryan, no puedo dejar de pensar... de imaginar la historia de su hija una y otra vez en mi cabeza. Obsesionada con el poder, lo prefirió al amor de su padre... AMOR... No creo que sea algo que yo llegue a experimentar, después de todo, he estado con Justin todo este tiempo y nunca ha "latido mi corazón" como dijo Ryan. Tal vez eso no sea para todos. Solo algunos afortunados... ¿o desafortunados? No lo sé.
En esas estaba cuando llegué a mi destino. Toco la puerta y antes de que me contesten, entro y con actitud zombie, arrastrando los pies me dejo caer en la primera silla que encuentro. Ryan inmediatamente me interroga. -¿qué pasó? ¿dijo algo de...? -no, no. No te preocupes. Ni siquiera mencionó nada de eso. O bueno, creo que sí, dijo que había estado bien. Solo que la próxima vez que haga algo así lo consulte con él primero. -¿entonces? ¿por qué esa cara? -es que...-me detengo un momento, para mirarlo a los ojos-¿tu sabías lo que le pasó a su hija? Ryan lo piensa un momento. -sí-responde al fin -¿y sabías qué es idéntica a mí? -no... pero debí suponerlo. La forma en que te vio aquella primera vez... es como si estuviera viendo un fantasma. Pero no entiendo qué tiene que ver con ahora. -ah... al principio yo tampoco lo entendía. Pero después de contarme la historia, dijo que era porque no quería que se volviera a repetir. -¿volverse a repetir? Bah! No lo creo... pero supongo que el hecho de que seas tan parecida a Artemisa le trae muy malos recuerdos, así como Jack se los traía a Justin. -luego me explicó unas teorías bastante raras acerca del origen del origen de los vampiros y cosas así.
Se encoge un poco de hombros. -interesantes teorías pero en realidad no creo que sean ciertas. Debe haber algo más que adjudicarle nuestra creación a dioses y demonios. Soy más del estilo "científico". -sí, ya lo creo. Me quedo callada, pensando si sería buena idea decirle a cerca de lo que me mostró en el frasco. ¿y si soy indiscreta? Bueno, Viktor no dijo nada de que no comentara eso con nadie, además, si hay alguien que sabe de eso es Ryan, ¿no? Parece notar el hilo de mis pensamientos, pues deja de hacer lo que está haciendo y me pone especial atención.
-¿te dijo algo más, ________? -bueno... -vamos, puedes confiar en mí. No hay nadie aquí más que tu y yo. No quise asustar a Elizabeth y la mandé a la ciudad de compras con Natasha y Lizeth. Te aseguro que nadie lo sabrá. -bien. Me mostró lo que según él es la cura para la mordida de hombre lobo y de vampiro. Aunque sinceramente dudo que sirva... ¿sabes algo de eso? Abre los ojos como platos. -oh, sí que sé de eso. Y no fui tan afortunado de que el mismo Viktor me lo enseñara. De echo, yo fui el que le dije los rumores de que en América existía una cura. Un mes después se embarcó hacia allá y cuando regresó la trajo consigo. Aún me pregunto cómo la consiguió. Supongo que nunca lo sabré.... Pero lo que más me sorprende es que te diera a conocer su secreto más preciado.
Oh... entonces es verdad. Si existe una cura para esto. Para lo que soy...
-dijo que solo funciona las primeras horas. -así es. Si tú o yo lo tomáramos ahora, no serviría de nada. Si un hombre lobo nos mordiera, ya sabes, se supone que moriríamos, pero no con eso. Pero es más que claro que Viktor solo lo quiere para él.
Para él no... dijo que si yo o Justin algún día lo necesitáramos... pero no le diré nada. Sonaría egocéntrica. Trato de cambiar de tema. -él tiene la daga del cazador y la cura... eso lo hace importante, ¿pero tiene algún poder en especial? ¿por qué todos le tienen tanto respeto? -porque ha hecho lo que ninguno ha logrado: sobrevivir todos estos años, solo. -¿quieres decir que no puede matarte de una mirada o algo así? -no. Su hija lo tenía, pero él no. Es tan normal (hablando vampíricamente, claro) como Christian o yo. -siempre pensé que tenía algo que lo hacía superior a los demás. -lo ha tratado de conseguir, pero no la ha logrado. -¿ah sí? -sí, lágrimas de sangre. lo miro como si hubiera perdido la razón. -¿lágrimas de qué? -lágrimas de sangre. Las lágrimas de un vampiro que ha sufrido el dolor más grande. Lo harían poderoso, inmune a los hombres lobo, la verbena y las estacas de arce blanco. Yo digo que es un mito, pero el ha pasado buena parte de sus largos años en tratar de conseguirlas, sin ningún éxito. -eso es imposible. Los vampiros no lloramos. -ya lo sé, por eso no creo que sean verdad. Pero sí tiene puestas sus esperanzas en ello... no hay nada qué hacer.
En ese momento se escuchan pasos y voces a fuera. LIzeth, Elizabeth y Natasha llegan animosamente, repletas de bolsas. Parece que pasaron un gran día de compras. -hola _________!-saluda Lizeth al verme. -hola chicas, parece que les fue bien en la ciudad. -ah! Como tu ya te encargaste de capturar al asesino ese... ¡decidimos ir a celebrar! Íbamos a invitarte, pero Justin nos dijo que estabas ocupada. –repone Natasha -ohhh sí, muy, muy ocupada... -pero como ahora estás aquí... ¿qué tal si nos ayudas a revisar las compras? -claro, me encantaría.
-ah, me largo de aquí.-dice Ryan, dirigiéndose a la puerta-¿estaban Christian y Chaz en el castillo ? -en las mazmorras, creo. Dijeron algo sobre los vampiros nuevos. -ya está. Gracias Natasha.
Después de horas y horas de jugar viendo la ropa nueva, finalmente logro escabullirme a mi refugio. Definitivamente y como dije antes... han sido tantas cosas en tan poco tiempo. Todavía no las asimilo muy bien. ¿no podrían habérmelas dicho poco a poco en los últimos 200 años? Ahora en mi cabeza rondan historias de poder, historias aterradoras, teorías de no sé qué, dagas, caballeros templarios, un antídoto, que el corazón de un vampiro puede llegar a latir y que podemos llorar lágrimas de sangre.
Estoy hecha una confusión. Me aviento a la cama y pongo una almohada en mi cara. al poco rato escucho a Justin llegar. Se sienta a un lado y pregunta divertido: -si lo que quieres es suicidarte.... Créeme que eso no funcionará. Bufo. -ya lo sé-quito la almohada. -¿entonces? -mucho en qué pensar. -hm... lo imagino. Descubrir que hubo alguien idéntico a ti debe ser un problema. -y que lo digas. ¿para qué te quería a ti? Se encoge de hombros. -para que me enterara de lo que te había dicho y te diera apoyo moral o algo así. -vaya que lo necesito ¿por qué quiso que lo supiera justo ahora? -la verdad no lo sé. Pensé que nunca lo sabrías. De todos modos, no vale la pena que te contara esa historia. -¿no? -no. Por que a ti nunca te pasará. Porque tu eres MIA y no estás tan loca de poder como para planear una misión suicida. Además nunca me dejarías. Enfatiza MIA. -¿ah sí? ¿Qué te tiene tan seguro Bieber? -bueno, estás en mi cama ahora. Pongo los ojos en blanco. -hablando de cama...-continua, con esa mirada sexy-¿recuerdas lo que te dije de aquel corsé rojo? ¿crees que podrías...?
Sin previo aviso le aviento la almohada al rostro. Fanfarrón.