Día 8.

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Tuve que estar en casa por 3 días, mi gripe se había complicado y por eso termine por ir al doctor, me medicaron y tuve los días más aburridos del mundo, solo me dedique a ver películas, jugar videojuegos y pensar cada segundo en JiMin. Abrí los ojos con dificultad y vi el celular

-Mierda- vi la hora y salí de golpe de la cama al baño, me bañé rápido, "de nuevo tarde", pensé mientras me ponía la ropa mientras caminaba a la cocina a recoger el dinero que mi mamá me dejaba siempre, hice un puchero mientras extrañaba tener el tiempo de hablar con ella. Salí de casa y obviamente Lisa no estaba, corrí hacia la escuela, llevaba 20 minutos de retraso

-Todo es tu culpa niño tonto- murmuraba mientras corría a mi salón de clase, entre con la mirada agachada y como siempre el profesor me regaño, bufé para irme a sentar, miré por la ventana con una mirada triste y distante, no extrañaba la escuela, solo extrañaba a JiMin.

Sonó el timbre, metí mi cabeza entre mis brazos apoyados en mi escritorio, no tenía hambre, no tenía ganas de nada

-Hola moribundo- susurró NamJoon, le respondí con un gruñido – él chico rubio del otro día ha estado preguntado todos estos días por ti – me dijo en un tono bajo y juguetón

-Soy un estúpido- le dije mirándolo con cara triste

-Pues estúpido y todo se preocupa por ti- me dijo apoyando su codo sobre mi escritorio y su rostro sobre su mano

-No sé- suspire escondiendo de nuevo mi rostro entre mis brazos

-Deberías ir a buscarlo, es buen muchacho- me dijo dándome golpecitos en la cabeza

- ¿Qué tienes que perder? - me dijo en un tono serio, a veces era más maduro que yo, siempre tenía algo que decir y esta vez sus palabras estaban llenas de verdad, le voltee a ver y le hice respondí con una mueca de lado

-Está bien, lo buscaré a la salida- dije sin ganas, volviendo a ver mi celular por si tenía algún mensaje de él, pero no, eso me causo un nudo en la garganta, "lo arruiné", pensé mientras recordaba lo último que le dije, luego de eso lo sentí supremamente incomodo conmigo, sin haberme rechazado directamente, así me sentí, "somos hombres... ¿Qué esperaba?", pensé mientras veía por la ventana, el tiempo pasaba y las clases estaban por acabar.

Camine arrastrando los pies, con las manos en los bolsillos y la cabeza agachada hacia el salón de clase de JiMin, escuche su voz desde lo lejos y mi piel se erizo, estaba realmente nervioso, estaba aplazando mucho el enfrentarlo, me apoye en el marco de la puerta del su salón

-Hola JiMin- dije con un tono de voz suficientemente fuerte para llamar su atención, se sobresaltó y pude notar como todos sus compañeros se sorprendían de mi presencia allí y empezaban a murmurar, él chico se levantó de su asiento con el rostro sonrojado y camino hacia donde yo estaba – perdón por molestarte, pero necesito hablar contigo- le dije con un rostro serio, el chico tenía la mirada en el suelo, nos alejamos del salón hasta que llegamos a un lugar más solitario – siento si en algún momento te hice sentir incomodo – le empecé a decir mientras sentía un dolor agudo en medio de mi pecho – solo quiero...que todo vuelva a ser como antes- le dije con la voz algo entrecortada mientras me llevaba la mano detrás de la nuca, la verdad no quería eso, pero podía conformarme, era tan patético que podría conformarme solo con verlo una vez al día, el chico escucho atento a mis palabras, jugando con sus dedos algo nervioso, se me lanzó y me abrazó

-Yo si quiero salir con usted- me dijo en un tono bajo, mientras me rodeaba con sus brazos sobre los hombros, mi corazón latía con fuerza – perdóneme a mí por no haber escrito estos días, quería decirle en persona- me dijo mirándome a los ojos esta vez, con su rostro más cerca de lo que quería, mi respiración estaba aumentando tanto que tuve que abrir la boca para respirar

-E-está bien – le dije dando un paso atrás – déjame por hoy acompañarte a tu casa- le dije mirando el reloj

-Hoy tengo entrenamiento, estoy equipo de básquet- dijo con un tono de voz algo triste

-¿Te puedo acompañar?- le dije algo apenado, quería ser parte de su vida, toda su vida

-¿En serio Hyung? – dio un pequeño salto entusiasmado – me encantaría – dijo sonriendo de aquella forma tan única y especial, como un niño pequeño, asentí con una sonrisa en los labios - ¡genial, vamos entonces!- dijo empezando a caminar de nuevo a su salón, lo esperé mientras recogía sus cosas, se despedía de sus amigos y volvía conmigo para caminar al gimnasio

- El básquet es mi deporte favorito – dije mientras llegábamos allí

-¿En serio? Y ¿Por qué no entra al equipo? -me pregunto ladeando su rostro

-Soy muy flojo para eso- dije para luego reír algo nervioso, "yo solo quiero verte", pensé mientras le observaba de reojo.

Entramos al gimnasio, me senté en las gradas mientras intentaba con todas mis fuerzas evitar mirarlo mientras se cambiaba de ropa, lo cual me fue inútil, era la única ocasión en la que podía detallar su cuerpo musculoso y marcado, trague saliva, de verdad me gustaba este chico, "soy un anormal", pensé mientras podía sentir el sudor recorrer mi frente, el entrenamiento comenzó y podía fijar mi mirada a cada movimiento que hacia el chico, al final jugaron un partido y el punto final lo hizo él, el chico me miro y levanto sus brazos orgulloso, mi corazón dio un vuelto, le respondí con una sonrisa abierta y aplaudí de pie

-Lo haces muy bien- le dije a la salida del gimnasio

-Debo mejorar, pero me gusta mucho- dijo sonrió apenado por mis palabras – gracias por acompañarme – me dijo mirándome fijo, cosa que me hizo dar escalofrió, negué con la cabeza, ya estaba atardeciendo, fuimos caminando hasta mi casa hablando de los equipos de básquet que nos gustaban, nuestros jugadores favoritos y jugadas que algún día quisiéramos hacer, terminamos caminando hasta mi casa

-Yo tenía planeado acompañarte hasta tu casa- le dije algo confundido mientras me paraba en la puerta de mi casa

-Vivo cerca de aquí, no se preocupe – me dijo con una cálida sonrisa

-Está bien, feliz noche- le dije despidiéndome con la mano abierta

-Feliz noche Hyung, descanse, mañana nos vemos- me dijo con una sonrisa abierta para responderme igualmente con la mano abierta mientras se alejaba

Lo mejor de esta noche no era el cielo estrellado encima de nuestras cabezas, sino el hecho de que aquel chico de cabello oro y cara de ángel, había aceptado mis sentimientos, "¿podía ser más feliz?, pensé mientras me tiraba en la cama, mirando al techo sonriendo como un estúpido.



21 DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora