La llegada

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Rara vez verso escribiendo, será porque carezco de lo necesario para hacerlo, que se yo, digo me hallo en un punto, el que me gusta llamar muerto, aquel donde sin esfuerzo parece no pasar nada, pero con un poco de atención os darás cuenta que pasa demasiado, tranquilos que ya darán con el traste.

Pues bien, ahora a ponernos románticos, si increíble, ya se, ya se amigos míos parece una estupidez, pero que rayos la vida está llena de esa gente y sus actos, así que, si no puedes con el enemigo, carajo pues hay que unírseles, pues bien, que he optado por unirme a sus filas y la historia va menos de esta manera.

La primera vez que la vi, realmente como un buen tipo con mucho monte y tope, sin desdicha alguna no me afligí al verle, pensé una tía mas, una tipa menos, ya sabes de esas tipas que al verles se les nota la prepotencia y se les dibuja en el rostro una sonrisa mágica, llena de sombría paz y perfección.

Vaya que, si era perfecta, tanto que perfectamente distraje mi mirada de aquel libro que me tenía absorbido en el mundo de las patologías mentales, aquel donde a cada instante busco una respuesta, para saber si soy como un alma en pena, aquella que esta con un pie en el mundo de los vivos pero que convive tiernamente con los muertos.

Solo sé que ese día conocí la belleza de unos rubios cabellos cenizos, unos ojos color clima, ya saben de esos que te engañan sin saberlo si son cafés, verdes, grises, es como tratar de ver a la muerte por más que quieras apartar la mirada, ya estas atrapado en el infinito de su belleza, condenado a seguirle los pasos despojando de tus propias creencias, y ya vaya que se los dice un viejo testarudo, pero aquella era una noble chica la cual arrebato todo de este ser.


Autismo y unos ojos verdesWhere stories live. Discover now