«Hora 06»

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(...)

Narrador Universal:

Erick tomó algunas cosas del Mustang que a su criterio podían ser útiles en el camino. Encontró la compra que ___ había hecho.  Levanto una ceja cuando vio el paquete de cigarros.

—¿Fumas?.- preguntó viendo a la chica detrás de el.

Beer observaba a Erick con recelo el vehículo que despertó emoción en los chicos no tenía ningún atractivo para ella.Era una furgoneta blanca con los vidrios blindados. Sin características sobresalientes a simple vista. Entonces Christopher le explicó lo resistente que era el material que la resguardaba al igual que las ventanas. Ninguna bala podía traspasar la furgoneta ni  alterar su curso de alguna forma. Beer creyó que era un coche de guerra para los anarquistas y se preguntó para que la ocuparían, ya que no podían haberla traído solo por ella. Las sospechas se gestaban en su interior, temía ser arrastrada a una lucha. Estaba poniendo su destino en manos de dos hombres cuyas intenciones eran desconocidas, sin embargo no tenía otra opción

—No.-  respondió mirando los cigarrillos que examinaba Erick.–¿Tu fumas?

—No estas mierdas mentoladas.– Se expresó. Aun así los tomo y metió a su bolsillo.  Cerro la puerta del auto negro y caminó hacia la chica.
—Adelante bonita.–Hizo un gesto con su cabeza señalando que caminara primero.

Fue detrás de ella hasta la furgoneta. E ingresó a la parte trasera de tal con un brinco y ayudó a ___ para que se subiera con el. El suelo del montacargas estaba limpió por lo que después de cerrar las puertas se sentaron en el. Uno frente al otro. El asiento delantero era extenso y alto. La cabeza de Christopher apenas se miraba. Este los volteo a ver.

—¿Listos?.–Dijo poniendo en marcha el motor, el cual era mas suave que el costoso mustang que dejaban atrás.
—Allá vamos.

A pesar de que los atemorizantes  sonidos del exterior eran casi inaudibles y la furgoneta avanzaba alejándose de las bestias que celebraban su noche Beer se sentía desprotegida. Erick la miraba fijamente. Elevo la mirada hacia el. El sonrió.

—¿QUE?.- espetó ella.

—¿Uhm?, ¿Que sucede linda?

-¿Que miras, tu, anarquista?.– Mascullo abrazándose a si misma.

Erick mostró una sonrisa completa y se arrastro hasta estar a un lado de Beer.

—Eres interesante, muy diferente a lo que creía. – dijo viendo a la chica.

—Juro que me alegra estar a la altura de tus expectativas.- su irritación era notable.

—Eres mejor.- Dijo ignorándola.- Pero todavía me gustaría saber que escondes en esa cabecita, uhm?

—Nada ¡Y alejate de mi!.- Exclamó alejándose del chico ojos claros.

—Todos escondemos algo.–El se encogió de hombros.

Ella lo miro intrigada.

—¿Tu escondes algo?, ¿que es?.–preguntó.

La sonrisa de Erick desapareció, paso su lengua por sus labios para humedecerlos mientras inspeccionaba algo que se negaba a admitir.

En ese momento se escucharon pequeñas explosiones que ya eran conocidas por el oído de Beer. Estaban siendo atacados otra vez. Al verla sobresaltarse  con miedo, Erick paso su mano sobre sus hombros para acercarla a el. Supo que estaba verdaderamente asustada cuando escondió su cabeza en el pecho de el sin protestar.

—Tranquila bonita.- su voz delataba dulzura.

—Quiero irme a casa Erick.– murmuró con la voz aguda intentado que él llanto no tomara posesión de ella. Estaba cansada y se sentía en una pesadilla.

El enredo ambos brazos al rededor de la chica y la apretó, utilizando una fuerza delicada. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre y algo se conmovió dentro de el.

La tranquilizó

Continuaron abrazados el resto del viaje. Erick no logró reprimir el impulso de acariciar su espalda para tranquilizarla. No la soltó en ningún momento hasta que la furgoneta se detuvo y Christopher se giro para mirarlos. Frunció el ceño al ver la posición en que estaban sus compañeros. Estos se separaron lentamente.

—Tenemos una parada que hacer aquí. – anunció señalando a la ventana.

—Es la base?.- inquirió su amigo.

—Si.- Dijo y bajo del vehículo.

Erick puso su atención en __ y sonrió.

—No te desesperes sin mi ¿eh? Volveré.– guiño un ojo.

Bajo del vehículo.

Beer gruño alterada cuando se encontró sola, minutos antes había encontrado consuelo en los brazos de ese hombre despreocupado, pero su sensatez veía que nada en Erick era seguro, tenía que mantener la compostura aunque la situación la llevaba al límite de su sensibilidad. Tomo varias respiraciones profundas para tranquilizarse. El sonido de voces provenientes de afuera se hacían audibles. 

—Es evidente, ¿Christopher, no la has visto?.

—Estas un poco obsesionada con ella, Erick ese es tu problema.

Al irse Erick no cerro bien la puerta y por ahí entraba el sonido, Beer se acercó mas para escuchar.

—¡NO SE TRATA DE MI! ¡ESTOY SEGURO DE ESTO!.- Beer escuchó por primera vez a Erick realmente enojado.

—Yo sabía que no debías venir.- Se lamento Erick. Tras un segundo de silencio prosiguió a sus palabras
—Richard esta aquí en la base, vamos a buscarlo y a ultimar los detalles. Las cartas ya están hechas para __. No te hagas el estúpido. –Advirtió.

Beer se quedó inmóvil durante un minuto hasta que una puerta chirriante y pesada se cerro indicando que los chicos se habían ido. Dejo salir el aire de sus pulmones y analizo lo que había oído. Lo único que entendió es que ellos planeaban algo que la involucraba, no sabía si eran planes improvisados o premeditados, pero lo que si sabía es que ella saldría perdiendo.

Un temblor la sacudió. No podía creer que los hombres que le ofrecieron ayuda tenían segundas intenciones. No era una traición pero el enojo la invadió.

Este mismo impulso a Beer a dar un brinco fuera de la furgoneta. Corrió alejándose de tal. No tenía destino alguno se movía directamente al mismo infierno, pero aun así continuó, Christopher lo había dicho: Sus cartas estaban hechas.

Entonces fue cuando se adentro entre las bestias, sola, en medio de la purga.

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The purge «Erick Brian Colon»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora