Capítulo Doce

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"Shane tienes que concentrarte" me dije mientras me alejaba de la cama donde hasta hacía minutos había estado charlando muy tranquilamente con Alexa, y me dirigía al baño.

Podía ser que ambos nos hubiéramos salvado la vida pero aun así yo tenía un trabajo que hacer. Se suponía que debía entregarla porque era una asesina que había escapado y era peligrosa pero si antes sus actitudes me habían hecho ruido ahora dudaba de todo. Se lo había negado a ella pero lo cierto es que ya no estaba seguro de nada y eso me hacía sentir extraño. Necesitaba urgentemente organizar mis pensamientos y proceder de algún modo.

Volví a la habitación. Alex estaba de lado y por su forma de respirar podía adivinar que se había quedado dormida. Me acerque, y me quede observándola unos minutos como si ella tuviera todas las respuestas. Quizás si habláramos un poco más llegaría a alguna conclusión pero primero prefería que descansara un poco más. Me había aliviado verla despierta cuando volví, que hubiera estado dos días inconsciente me había desesperado, pero sabía que necesitaría más tiempo para reponerse.

El sonido de un celular me saco de mis pensamientos y me di cuenta que era el mío.

_ ¿Hola?

_ Hermanito, ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu novia?

_ Que no es mi novia, y todo bien. Se ha despertado hace un rato y ahora vuelve a dormir.

_ Eso está bien, asegúrate de que no haga demasiados esfuerzos o los puntos pueden abrírsele

_ Lo se

_ ¿Quieres que me pase más tarde? Aun se te nota histérico y te vendría bien salir a da una vuelta mientras yo la reviso y le cambio las vendas

_ No, ya me encargo yo

_ ¿Tienes miedo que se enamore de mí? Sería lo lógico porque yo soy más apuesto y carismático pero...

_ Ella no te quiere aquí- lo corte

_ Ya me querrá cuando me conozca, no decidas por ella chiquitín

_ Lo digo enserio, detesta la idea de traernos problemas por ayudarla

_ Para ser una asesina parece tener demasiado corazón...

_ Shh, ¿A caso no puedes tener cuidado con lo que dices?

_ Estoy solo en un rincón del hospital nadie me escucha, no soy idiota. Se en lo que estamos metidos. Aparte sabes que esto solo lo haría por ti. ¿Pero no podía gustarte alguien más? ¿Tenía que ser una prófuga de la justicia justamente?

_ No me gusta

_ Claro, y yo soy Alejandro Magno

_ No me gusta Callum- le asegure serio

_ Le salvaste la vida sin entregarla, no has dormido en días por temor a que no despertara... ¿Sigo?

_ No, y soy consciente de todo eso, pero aun así pienso llevar a cabo mi trabajo- conteste aunque no estuviera muy convencido

_ Como digas... Tengo que volver a trabajar, llámame si necesitas algo- dijo y no espero a que respondiera para colgar. Siempre me hacía lo mismo, especialmente si estaba en horario de trabajo o le molestaban mis respuestas. En este caso apostaba que habían sido ambas pero, ¿Qué quería que hiciese? No podía permitir que nada interfiriera en mi trabajo o en realidad, que nadie supiera cuanto esto estaba interfiriendo verdaderamente.

Mire a Alexa un momento más y decidí aprovechar que seguía dormida para darme una ducha rápida. No llevaba ni cinco minutos bajo el agua que sentí la puerta del baño abrirse y cerrase y de la nada Alex estaba conmigo en la ducha.

_ ¿Pero qué...?- no pude terminar la frase, ella me tapo la boca con una de sus manos

_ ¿Tudor se puede saber qué haces aquí?- una voz irritante pregunto y supe qué hacía Alex aquí

_ ¿Qué haces en mi baño Bennet? ¡Lárgate!

_ Llevas dos días desaparecido, solo vengo a revisar qué clase de orgia es la que te estas montando

_ Estoy trabajando Hart. Aquí fue el último lugar que se vio a nuestra prófuga- dije y mire a Alex que estaba sonriendo. Lo que había dicho no podía ser más cierto.

_ Buenísimo, pero aun no me explico cómo puede que estar alojado aquí nos ayude...

_ Luego te lo explico, hazme el favor de salir de mi baño y de mi habitación. En quince minutos nos reunimos en el café de acá a dos cuadras.

No respondió pero sentí la puerta del baño cerrarse y respire aliviado. Abrí los ojos, que no me había dado cuenta había cerrado, y mire a Alex que para mi sorpresa estaba dándome un repaso.

_ ¿Algo que te guste?- no pude evitar preguntar especialmente cuando antes había dicho que no le parecía atractivo

_ Nada- respondió pero aun así se acercó hasta quedar a centímetros de mí. Esta mujer quería matarme. ¿No se daba cuenta que ningún hombre sería capaz de resistirse en una situación así? La mire. Estaba completamente mojada, mi remera se le pegaba al cuerpo marcando cada una de sus curvas, y no pude evitar desearla con cada parte de mi ser. Corte el poco espacio que nos separaba y justo cuando estaba por ceder y besarla, ella hablo.

_ Me voy- dijo y como si no estuviera pasando nada, se escabullo por un costado y salió de la ducha.

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