Capítulo 10~ Nuestro primer beso.

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Una vuelta al pasado...

Era un caluroso día de Julio,exactamente el día 19 de Julio,ese maravilloso día que jamás olvidaré.

Había discutido con el que por entonces era mi novio,quería alejarme de el,me agobiaba y yo no soy persona de comprometerse más de dos meses con nadie. Era un alma libre hasta entonces,me perseguían sus palabras desde aquel Mayo en aquella estación.

-¿Porqué no quieres ser mi novia?-preguntó mirándome a los ojos,sentía que me escurría por el asiento.

-Pues...nose,tengo novio...y le quiero...y te veo como un amigo...y eso.-dije con ganas de salir corriendo,sentía que se me iba la cabeza,esto no podía estar pasando.

-Ya,¿pero y en un futuro no podría ser?

-No lo sé,esque creo que este es el defintivo ¿sabes?

Para nada era el definitivo,solo era una distraccion temporal,pero me daba miedo poder enamorarme de Luisen.

Desde ese día no había podido parar de pensar en esas palabras,y en mi puta reacción,en mi asquerosa reacción,y desde entonces solo habían pasado dos meses y ya habían cambiado muchas cosas,como por ejemplo mis sentimientos,que ya no rehuian del amor y poco a poco iban asumiendo una dura tarea,pero solo creía que en vez de amor Luisen era otro capricho y a el no quería utilizarle y dañarle,él se merecía algo mejor de lo que yo podría ofrecerle con mi naturaleza separatista y alocada,y a veces poco fiel.

Había subido al infernal pueblo en el que por desgracia yo vivía,ya que lo odiaba a muerte,como cada tarde,pero desde ese día ya nada sería lo mismo,yo lloraba por haber discutido con mi novio o no se bien porque pero lo hacía,fuimos a pasear para calmarme,y así poco a poco me fué consolando.

Nos sentamos en un banco,bueno,el se sento y me tumbé mirando al cielo entre las hojas de los altos árboles,con la cabeza sobre su pierna izquierda,me acariciaba el cuello y el hombro descubierto,me giré para mirarle,y por primera vez no le ví como mi amigo,le ví como un hombre realmente hermoso,con sus perfectos labios rojos y sus rectos dientes blancos,seguidos de una nariz muy bonita,unos grandes ojos marrones flanqueados de unas largas y negras pestañas y por último ese remolino de pelo oscuro en la frente que hacía que le cayesen en ella un par de alocados pelos.

Le miré y le hice burla,sin más propósito que animar mi lastimoso ánimo,sin doble intención alguna,m miró con sus preciosos y brillantes ojos tras sus gafas,sonrió,volví a enseñarle mi lengüa.

-No hagas eso.

Creyendo que le molestaba volví a hacerlo,resopló cerrando los ojos y volvió a abrirlos.

-Mira,también se doblarla y girarla.

Le mostré como giraba mi lengüa a ambos lados y como la plegaba.

-No juegues con fuego que te quemas.-esta vez noté su tono de advertencia.

-¿Te molesta?

-No,pero como vuelvas a sacarme la lemgua te la voy a pillar.

-¡Já!...para eso tienes que ser rápido.

-Tu juega y después laméntate.

-Yo nunca me lamento de nada...ya deberías saberlo.

Volví a sacar la lengüa y esta vez intentó atrapármela,y así varios intentos hasta que me agarró por la nuca y me plantó un beso.

-Valió ya de tonterias.

Me quedé sin aliento,pegué esta vez yo mis labios a los suyos,y en vez de un beso tan casto como el primero introduje mi lengüa en su boca,acaricié la suya y contra más nos besábamos más acalorados eran,tenía ganas de deshacerme en sus besos,y así calló la noche sobre nosotros,con una luna llena que hacía que todo el me pareciera más hermoso.

Tenía ganas de entregarle mi cuerpo,pero era tarde y tenia que llegar a casa,había olvidado mi móvil y mi madre estaría preocupada,pero en el camino seguíamos besándonos,sentía algo crecer con fuerza en mi pecho y mi corazón brotar un calor inusual,tenía que frenar eso.

-Este es el último beso-le dije.

Y después llegaron más y más y no podía parar de besarle,ni parar de enamorarme de él.

Era tarde,se tenía que ir a casa,y yo también.

Ya no había vuelta atrás,quería tener todos los días sus besos,me había enamorado,pero por miedo al daño que y me causo mi primer amor estaba recelosa,temiendo que el me dañase,pero sus ojos brillaban y sabía que su corazón sentía lo mismo que el mío.

Desde ese día fui y seré suya siempre,porque sus besos me ataron con cadenas invisibles y por mucho que tiré para romperlas no pude.

No quería dañarle pero no podía evitar amarle.

Sábanas de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora