Parte 1

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Jensen está sentado en el sofá, solo en la penumbra de la madrugada, escuchando el tic-tac incesante del reloj de pared que ya marca las cuatro. Las cuatro, y Jared sin aparecer. Ha salido con su panda de delincuentes, ejem, perdón, de amigos, a celebrar cualquier novedad que sirviera de excusa.
Dado que él se tuvo que quedar porque tenía trabajo que hacer, y teniendo en cuenta la clase de amigos que tiene Jared, no quería ni podía acostarse hasta ver que estaba en casa, sano y salvo. Internamente le molesta comportarse como una mamá, pero no puede evitarlo.

De repente, en medio de ese tic-tac oyó un ruido en la cerradura y Jensen suspiró de alivio. El sonido de la llave buscando a tientas en la cerradura continuaba,  pero la puerta seguía cerrada. Esperó, y esperó...

Finalmente, Jensen, resoplando con impaciencia abrió bruscamente la puerta, justo para encontrarse con un Jared inclinado, con la llave en el aire y los ojos pegados a éstas.

-¡Aaaahh, lo conseguí!-
Tenía una sonrisa de oreja a oreja y apenas se sostenía en pie.

-Siii, así se hace campeón. Qué orgulloso estoy de ti! -Le agarra del brazo y lo mete dentro antes de que despierte a todo el vecindario con su vozarrón y sus carcajadas flojas. Jensen hace un gesto de vértigo cuando huele el aliento de Jared.

-¡Dios! ¿te has caido dentro de una tina?

Con la lengua de trapo Jared contesta:

-Nada de eso. El chulo no se cae, el chulo se tira (otra carcajada) pero tuve ¡hip! que salir... me hacía pis.

-Genial, "el chulo" ahora tiene hipo.

-Oh Jen, ha sido genial, tendrías que haber venido. Te he echado ¡hip! de menos. Ven aquí chiquitín.
Forma con su boca un beso y le rodea con sus brazos, como un enorme oso aletargado.

Jensen tiene que hacer uso de casi toda su fuerza para quitárselo de encima.

-Vale, vale no te pongas cariñoso que te conozco. Y no soy chiquitín, es que tú eres un gigante de 2 metros. Creciste como la mala hierba que eres.
-¿2 metros? ¿En serio? ¿Desde cuándo soy tan alto?
-Desde el martes. -Contesta Jensen con indiferencia.

Jared habla sin escuchar lo que el otro dice, apenas vocaliza pero tampoco parece que se esfuerce en ello. De repente se calla, cierra los ojos un momento, los abre y pregunta a Jensen.

-¿Qué?
-¿Qué de qué?
-¿Cuál era tu pregunta?
-¡Yo no te he preguntado nada!
-Pues entonces no me interrumpas joder ¡hip! que pierdo el hilo.
-Sí, aparte de más cosas como la vergüenza.
-Hablando de velg... de vergen... de eso que acabas de decir, verás: no recuerdo dónde he aparcado tu coche.
-¿Qué? ¿qué? QUE HAS CONDUCIDO EN ESTE ESTAD... -se calla cuando oye el sonido de una  carcajada tan larga como débil. Lo mira y ve al hijo p*** doblado por la agotadora exhalación, mientras le señala con su dedo índice la cara.
-Venga Jen ¡hip! -dice recuperando el aire- pregúntame de dónde vengo.
-¿Qué? Para qué quieres que te pregunte, no tengo duda de dónde vienes.
-shhh, tú pregunta.

El otro rueda los ojos y pregunta resignado.

-A ver criaturita, de dónde vieeeenes.

-De la breao. -Contesta con seguridad asintiendo.

-¿De la breao? ¿qué es eso?

-Una tasca.

-¿Tasca Breao?

-Yo no ¿y tú?

Jared se carcajea de nuevo y vuelve a la carga.

- Es ¡Hip! bueno ¿eh? Venga ahora pregúntame...

Una noche divertidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora