El diario de Mariel: La cobardía y el dolor de la espectadora

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Todavía no pude comprender muchas cosas ¿por qué lo trataron así? ¿Por qué Paulino se dejó tratar así? ¿Por qué Clara no hizo nada? ¿¡Por qué tampoco yo no hice nada!? Al menos pude no mirar, pero lo hice ¿por qué fue eso todo lo que hice? Tal vez, si él lo supiera, me odiaría.

—Ya vine —saludó mi hermano con amabilidad.

—A la hora que llegas, te estábamos espe... —se quejó Tadeo interrumpiéndose por la apariencia de mi hermano.

Tadeo era el más delgado de los cuatro, parecía retraído y distante y yo nunca lo veía lejos de Rómulo, nunca. Si no fuera por su pelo negro un tanto largo y sus ojos marrón oscuros, y claro, la compostura demasiado delgada, Paulino y él serían gemelos.

—¿Es en serio, amigo? Ya veo por qué demorabas ¿acaso prefieres hacer cosas de niñas con tu hermanita que estar con nosotros? —preguntaba Rómulo haciéndose el ofendido.

Ese niño realmente no era un niño, tanta maldad no podría estar en un infante (entonces recordé que un espíritu entró en un tierno muñeco como Chucky y ya todos saben lo que pasó). Era bajo pero robusto, un evidente exceso de comida chatarra que en vez de verlo gordo y débil lo hacía alguien fuerte por su peso. Él tenía unos ojos marrones oscuro, demasiado oscuros, una piel media (la más oscura de los cuatro), un castaño oscuro cortísimo en su cabeza y era el más alto de todos ellos. Ese día mostró su verdadero rostro, y nunca odié tanto a un niño.

—No... no le digas así... ella... ella es mayor que tú —aclaró Paulino, por su titubeo intuí que le dolió lo que dijeron, aunque no quería demostrarlo.

¿Eh? ¿Solo dijo eso?, me pregunté, ¡no te dejes pisotear y ponlos en su sitio! Como has hecho siempre, hasta ese instante.

—¿Ahora la defiendes? ¡Pero claro! Si ahora son pinki Friends ¿no es así? Ya era que te mostraras como eres, una niñita. —continúo Rómulo.

—Te dije que era medio rarito este chico, Rómulo —habló Tadeo.

Clara, ella solo miraba todo con asombro sin decir nada. ¿qué acaso no querías a mi hermano? Él te necesitaba.

—Tal vez no debimos juntarnos con él. Claro, ahora tiene sentido, se cree la gran cosa con el karate para verse macho, pero bien que es por dentro una florcita —difamó Tadeo.

Él también mostró su verdadero rostro, un chupamedia de Rómulo. Aunque me impresionó porque después de Clara, Paulino paraba más con él.

No pude ver la cara que ponía mi hermano porque solo podía observarlo por la espalda. Pero ya no decía nada ¿tenía miedo? Por supuesto, dos contra uno no era justo, o más bien, tres contra uno.

—¿Qué tal si le hacemos un favor y lo hacemos hombre a golpes? Mi padre dice que es algo muy efectivo para transformar a las maripositas —propuso Rómulo con los puños listos.

¡Tu padre es un idiota! Quise gritar, pero las palabras no me salían de la boca.

—Ni yo lo hubiera dicho mejor.

—¡Por favor chicos, yo no! —gritó Paulino antes de correr.

Él era más rápido, pero Rómulo y Tadeo casi literalmente se lanzaron contra Paulino para atraparlo. En el suelo ambos empezaron a pegarle solo por tener ese maquillaje. Era solo una excusa, seguro siempre quisieron hacerlo eso, pero ¿qué clase de amigos eran ellos?

El cobarde de Tadeo sostenía a mi hermano de las extremidades mientras que Rómulo lo golpeaba en el estómago y más adelante se paró para patearlo, Tadeo terminó haciendo lo mismo.

Mi último deseo [NUD#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora