XIX

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TaeHyung alzó la mirada con el pastelito a mínimos centímetros de su boca cuando la voz de KiBum los interrumpió en sus horas del té. Poco después, HoSeok le siguió, concentrándose en la figura agitada del ángel frente a ellos, el cual había azotado la puerta de su jardín, causando un leve paro cardiaco en el sensible corazón del menor.

¡HoSeok! ¡Gracias a Dios que te encuentro! —exclamó, casi al borde del colapso.

HoSeok, extrañado por el apuro, preguntó—. ¿KiBum? ¿Estás bien? ¿No se suponía que debías estar con tu humano a estas horas? —y confundido, frunció el ceño, sin entender ni un poco la situación.

KiBum negó rápidamente, acercándose a HoSeok  para levantarlo de su silla—. ¡No hay tiempo para chácharas, HoSeok. JungKook está en peligro!

¡¿Que JungKook, qué?! —exclamó.

¡Está en peligro! Un demonio puso sus ojos en él, HoSeok ¡Debemos ayudarlo!

HoSeok jadeó, soltándose  del agarre del ángel—. ¡Por favor no bromees, KiBum! —volvió a sentarse, con la mano sobre el pecho por la falsa alarma—. JungKook está bien, Jin bajo al mundo humano, ¿No? Se supone él lo está cuidando.

El ángel le miró raro, cosa que preocupó a HoSeok y que le hizo pegar un saltó hasta la puerta cuando KiBum le dijo:—. ¿Jin? A él no lo he visto por el mundo humano, ¿Estás seguro de lo que estás diciendo, HoSeok?

HoSeok corrió fuera de su hogar, KiBum le siguió con rápidos pasos y TaeHyung gimió de dolor por tener que dejar su pastelito a medio comer, para correr tras su pareja.

Cuando los tres ángeles llegaron a las puertas de la casa de Jin. El primero en abalanzarse contra la puerta fue HoSeok, quien en un ataque de rabia casi echo la puerta abajo. Pero para sorpresa de todos, ni un sólo ruido se escuchó del otro lado. Fue entonces, que de manera más civilizada, TaeHyung se acercó para tomar la perilla y abrir la puerta sin problemas.

Sabias que estaba abierta —protestó HoSeok, con las mejillas sonrojadas por todo el alboroto que había hecho.

TaeHyung sonrió—. Para nada —le respondió, y el menor rodó los ojos, sin tiempo para los juegos de su esposo, y decidió ingresar.

KiBum soltó un jadeo por lo que sus ojos veían, las rodillas de HoSeok temblaron y tuvo que apoyarse del hombro de TaeHyung para no caer al suelo.

Jin yacía en la entrada de su casa, sobre el suelo, quizás por cuánto tiempo. Tiempo que ignoraron hasta ahora y que les estaba cobrando factura con aquella horrible imagen que desearían no haber presenciado nunca.
El ángel sollozaba bajito, con plumas negras sobre sus manos, mientras murmuraban cosas ininteligibles. Su espalda estaba descubierta, con las prendas desgarradas para darle paso a sus alas, las cuales, sin fuerzas, cubrían su cuerpo. Una de color blanco y otra lentamente cubriéndose de negro.

HoSeok parecía estar en una pesadilla cuando KiBum susurró:—. Es la locura. Lo está consumiendo... É-él se convertirá en un de...

No lo hará —interrumpió TaeHyung—. Rescataremos a JungKook y lo traeremos cuanto antes. Él es el único que puede ayudarle.

Y si él no siente... Ya sabes, amor por Jin, ¿Qué haremos, hyung? —preguntó KiBum, frotándose los cabellos con frustración. Uno de sus mejores amigos estaba cayendo frente a él y la única opción de salvarlo parecía no ser muy viable. Sin embargo, la sonrisa tranquilizadora de TaeHyung, le hizo sentir que no todo estaba perdido, después de todo TaeHyung era Cupido.

Eso es imposible. JungKook está tan loco de amor que me duele el tan solo verlo —TaeHyung se acercó posando uno de sus manos en el hombro de KiBum y dando unas palmaditas, asintió—. Cree en mí, sé lo que digo —y los ojos del ángel brillaron con esperanza.

Las manos de HoSeok temblaban, tenía miedo de que las cosas salieran mal, era claro que él no dudaba de lo que su pareja decía pero siempre estaba el temor de que las cosas, por más hechas que estén para suceder, cambien. Así era el destino, caprichoso y favorecedor para algunos pocos, y HoSeok sinceramente esperaba que su querido hermano fuera uno de aquella minoría o no podría vivir con la amargura de que JungKook nunca pudo ser feliz.

Tranquilo, Hobi —le susurró TaeHyung, besando su sien—. Es ahora cuando debes ser fuerte —le dijo, atrapando las mejillas de HoSeok para que le mirará a los ojos—. Traeré a JungKook de vuelta al cielo, y quiero que ustedes dos cuiden de Jin mientras no estoy.

¿Cuidarlo?

Si amor, por lo visto sólo se han presentado los síntomas iniciales de la locura. Pero dentro de poco estará agonizando, y será tan terrible que intentará arrancarse las alas solo para que el dolor se detenga. Es entonces que ustedes deben estar con él, tendrán que asegurarse de atarlo bien a su cama y que por ningún motivo los engañe para que lo liberen o será su fin.

HoSeok trago grueso, nervioso por lo que tendría que ver, sin embargo, tal y como le dijo TaeHyung, él debía ser fuerte, por su amigo, por su hermano y por sobretodo, por lo que pasaría después. Por el rabillo del ojo, HoSeok se encargó de encontrar la mirada afligida de KiBum y se armó de valor. Tenía que ser fuerte por los dos.

Y cuando lo entendió, fue que miró a los ojos a TaeHyung y le asintió—. Cuidaremos de Jin, así que por favor, trae a mi hermano a salvo, Tae.

Eso haré —le abrazó y HoSeok le devolvió el abrazo, sintiendo aquella sensación de protección y seguridad proveniente de TaeHyung que le renovó los ánimos.

Cuando se separaron y emprendieron un rumbo diferente, y las temblorosas manos de HoSeok tocaron el rostro pálido de Jin y le vio soltar un pequeño quejido, fue que despertó su completa fé, de que si el destino no estaba de su parte, ellos harían todo, inclusive lo impensable para crear su propio futuro.

Nadie volvería a sufrir. Y HoSeok se encargaría de que así fuera.

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2/2
Falta poco para el final :'(


➁ Sr. Luz➧Ƴɱ||JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora