XX

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¿Qué hacemos aquí, YuGyeom? Pensé que iríamos a conseguir algo de comer —dijo JungKook, mirando de forma desdeñosa el lugar en donde se encontraban—. Ya sabes, centros humanos, mucha gente, comida chatarra y quizás un poco de helado... —YuGyeom rió y el menor frunció el ceño cuando la imagen de los helados se rompió, al parecer no obtendría nada de eso pronto.

Calma Kookie, quizás otro día cuando ambos dispongamos de más tiempo —el menor alzó una ceja sin entender, pero siguió caminando detrás del demonio sin preguntar nada, centrando su curiosidad en intentar saber hacia dónde se dirigían.

JungKook miró a todas direcciones mientras caminaba. El lugar no pintaba muy bien a sus angelicales ojos, y el menor pensaba que ni siquiera a ojos de los mortales ese lugar sería adecuado para una salida de amigos.
Se trataba de un edificio, JungKook no se había esforzado para conocer más edificios humanos que los del centro de torturas aka universidad, pero definitivamente este estaba abandonado, el lugar no tenía ventanas, como si se hubieran olvidado de colocarlas o simplemente nunca alcanzaron a hacerlo. Había basura por todas partes, las paredes de cemento estaban manchadas de polvo con extraños dibujos en ellas, y podía jurar, si su vista no le jugaba solo una mala pasada, por su dios todopoderoso y soberano que aquellos símbolos dibujados con lo que parecía ser pintura roja no pertenecían a ninguna práctica del bien. Y en sus recónditos pensamientos, JungKook creyó ver la figura de KyungSoo en algún lado y los vellos de su nuca se erizaron.

¿Qué hacemos aquí? —volvió a preguntar, está vez esperando una respuesta que lo satisfaga o saldría gritando de vuelta a los brazos de JiMin.

YuGyeom se rasco la nuca y se encogió de brazos—. Bueno, sé que no es lo que esperabas, pero este lugar es lo más parecido a una guarida maligna, ¿No crees? —le dijo, abriendo sus brazos en en señal para que contemplara mejor el lugar. JungKook asintió, con la duda aún brillando en sus ojos. El demonio suspiró—. Sólo confía en mí, ¿Bien? Pronto nos iremos de aquí.

Bien, pero me debes al menos tres helados.

El mayor rió—. Te daré cuatro si vienes aquí y te sientas a mi lado—le dijo al mismo tiempo que se sentaba en un rincón cerca de lo que alguna vez debió de ser un hermoso ventanal. A esa altura, JungKook no lo dudaba, el edificio tenía al menos dieciséis pisos que en su tiempo debieron enmarcar una hermosa vista a la ciudad de Seoul. Así que, un poco más que emocionado, troto hasta la vista y se sentó junto a YuGyeom, alzando la mirada hasta el cielo anaranjado—. No siempre fui un demonio—soltó el mayor, llamando la atención del menor.

¿No? Yo pensé que...

¿Había nacido como uno?—JungKook asintió y YuGyeom lo miro pensativo—. Quizás eso hubiera sido más sencillo...  —sonrió para si mismo—. Lamentablemente cuando era más joven, era tonto e inexperto, creía que todo el mundo tenía algo bueno que dar y muchas veces me lastimaron a causa de ello —se lamento el demonio.

JungKook trago con la pregunta atascada en el nudo de su garganta y con un increíble esfuerzo, soltó:—. ¿Eras un ángel?

YuGyeom asintió—. Aunque no lo creas, es cierto. Tenía un hermano mayor y un mejor amigo. Realmente los amaba.

¿Y qué sucedió? ¿Cómo fue que terminaste así?

No hay mucho que decir. Ya te dije las formas en las que un ángel podía caer en la oscuridad —dijo, y entonces JungKook entendió que detrás de aquella sonrisa ladina que siempre traía YuGyeom en el rostro, había un millón de emociones de memorias que él no conocía y que deseo conocer algún día. YuGyeom le brindaba sensaciones de seguridad, él quería lograr ser su amigo algún día, porque de alguna forma, esa sensación le recordaba a Jin.

➁ Sr. Luz➧Ƴɱ||JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora