➁ Sr. Luz➧Ƴɱ||JK

XXI

Todo estaba oscuro, su cuerpo pesado, y el constante golpeteo de su bilis en su garganta no lo dejaba pensar con claridad. Solo sentía dolor, mucho dolor, como si algo estuviera agrietandose por dentro y él no pudiera hacer nada por evitarlo.

Jadeo. Sus ojos no se abrían, pero podía sentir perfectamente las cuerdas en cu cuerpo. él solo quería arrancarlas, arrancar su dolor, el dolor que se concentraba en la base de su espalda y el que tanto lo estaba torturando, pero era imposible. "por favor" rogó y escuchó un: "lo siento" en respuesta. 

Y lloriqueo y de la nada se puso furioso. Pataleo e intento arrancarse las cuerdas que lo mantenían boca abajo sobre una superficie suave, conocida, quizás su cama, sin embargo, no podía saberlo con exactitud.

"¡Desátenme" exigió, pero esta vez nadie respondió. 

Ahora solo estaba él.

De nuevo.

"¡No, no quiero recordar, por favor, desátenme!"

Demasiado tarde.

—Esta muerto, Jin, Mamá llamo a una ambulancia, pero no llegaron a tiempo... Cuando lo subieron a la camilla su corazón se detuvo por completo, intentaron de todo, pero no resulto —sollozó—. ¡Mierda! ¡Debí estar allí para él! ¡Debí haber evitado que le disparan, maldición, era mi hermano menor, tenía que haberlo protegido de ese psicópata! —gritó, con la respiración acelerada. Jin podía escuchar como cosas se rompían del otro lado de la línea, quería decirle a NamJoon que nada de esto era su culpa, que verdaderamente nadie conocía a JaeHwan ni en lo que se metía, ni siquiera él, siendo su pareja desde la secundaria, había pensado ni por asomo que Jae golpeaba y humillaba públicamente a un chico de su instituto. Pero así fue, y la verdad lo golpeo duro cuando encendió la televisión esa mañana.

«Ayer, día viernes 25 de julio, alrededor de cuarenta y ocho adolescentes perdieron la vida a causa de heridas de bala. Su asesino, el joven Park JiMin de diecisiete años, había disparado a sus padres antes de cometer esta masacre. Según testigos, el joven siempre llegaba herido a su hogar, tenía un padre alcohólico y sufría de un severo caso de acoso escolar...» 

Se repetía en su mente, una y otra y otra vez.

La voz de fondo de NamJoon en la contestadora.

Cosas rompiéndose.

Y las incontables lagrimas que caían por su rostro, allí mismo, en un rincón de la habitación, con sus manos abrazando sus rodillas, floreció su desesperación.

¿Quién lo salvaría ahora? su luz se había extinguido, esfumado. Había sido arrebatado de su vida, quizás no injustamente, pero era todo lo que tenía en el mundo, todo lo que lo protegía de caer y lo mantenía a salvo.

Ilusoriamente quizá, pero a salvo al fin y al cabo.

—Su funeral será esta semana —informo NamJoon, con su lúgubre voz—. Al menos estoy feliz de que su asesino este muerto —y colgó.   

Dejándolo nuevamente solo, y el tiempo se movió como si solo hubieran pasado segundos en vez de horas, y se lamento. Se lamento cuando la puerta de su dormitorio crujió de manera estruendosa y le hizo levantar la vista.

Se lamento de hallar la luz del pasillo encendida y la figura de su padre bajo el umbral de la puerta.

Se lamento de ver su sonrisa despiadada, de que el dolor de los golpes y el sabor de la sangre en su boca se sintieran más vívidos que nunca.

Se lamento de escuchar de la boca de su padre un: "puto marica" y después caer a sus pies cuando el dolor en sus costillas se hizo insoportable, solo para permitirle agarrar su pelo y que le escupiera en la cara "esto es lo que reciben los tipos como tú, deberías seguir a esa basura y morirte"