01; El alma de la fiesta.

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15 de mayo, 2010
Boulder City, Nevada

Apartamento de Luke Winchester.
11:57 pm

Trozos de cristal yacían sobre el azulejo color negro, restos de alguna bebida esparcidos sobre estos

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Trozos de cristal yacían sobre el azulejo color negro, restos de alguna bebida esparcidos sobre estos. Torpes pies danzan encima del desastre, sin notarlo si quiera. Cerca de ahí, un apuesto joven morocho, acompañado de una despampanante rubia, se estampan contra la isla de la cocina, completamente de madera oscura, soporta el cuerpo de la mujer, quien ahora tiene las piernas enredadas sobre las caderas de su amante; el cuál, besa efusivamente los labios ajenos.

Sus manos son presas del deseo, llegando a lugares dignos de contemplar, escondiéndose dentro de las prendas espinosas que no los dejan avanzar. Sus cuerpos se mueven entre sí, rozándose sin pudor, necesitando el uno del otro. El ruido ensordecedor, las risas y la bulla, no existen a su alrededor, simplemente ellos y su lujuria insaciable.

El morocho siente las manos de la rubia sobre su pantalón, pronto, este es desabrochado, ahora los finos dedos de la mujer se presionan sobre su bulto, haciéndolo soltar un ronco jadeo.

Él está listo, sabe que ella también. Así que alza su vestido negro y se posiciona entre sus piernas, ambos lo desean y están a nada de completarse.

— Mierda, Elijah. ¿Qué te dije sobre no llenar de fluidos el lugar dónde me alimento? — Su grave voz toma por sorpresa a los amantes, quiénes en seguida se separaron y vieron al rubio mirándolos despectivamente. En su mano portaba un vaso de plástico rojo, seguramente con una mezcla de tantas bebidas había conseguido. Su camisa blanca, con tres botones sin abrochar, dejando parte de su pecho a la vista, y sus largas piernas forradas de un pantalón negro de lana. Uno de sus rulos dorados caía por su frente y lo tomó entre sus dedos, los cuáles lucían gracias al esmalte rojo que tintaba sus uñas. Era nada más y nada menos que Luke Winchester, amigo cercano de Elijah Hood y el culpable de tan alocada fiesta.

— ¿No te has emborrachado lo suficiente? A estas horas no deberías ni reconocerme —. Habla el morocho, Elijah. Aún sin alejarse de la rubia, quién todavía procesa lo que está sucediendo, con un rostro lleno de perplejidad y cierta vergüenza, tomando los bordes de su vestido y dando leves tirones hasta conseguir tapar sus muslos.

— Por desgracia tuya —. Menciona Luke, dirigiéndose hacia la nevera y sacando el recipiente de los hielos y una lata de cerveza, la abre y vierte el líquido sobre su vaso de plástico hasta llenarlo, para después echar dos cubos de hielo. Da un buen trago a su bebida y siente como su garganta arde, aquella sensación de la que ya está acostumbrado, bastante a decir verdad, ya hasta le gusta —. Supongo que sabes de la existencia de tres habitaciones más en este apartamento.

— Así es, íbamos para allá. —Hood rasca su nuca y mira cómplice a la rubia, esta muerde su labio inquieta, no sabe qué decir, hasta la calentura ya se le ha bajado, solo mira en dirección del rubio, quién es más alto que el morocho que tiene entre sus piernas. Sabe que es el dueño del lugar, pero ni siquiera recuerda su nombre, está algo intrigada, es muy peculiar y extremadamente guapo. Sin querer, muerde con más fuerza su labio.

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