¿Cual es, en vuestra opinión, el descubrimiento mas importante del siglo? ¿El hallazgo de los huevos de dinosaurio, en las llanuras de Mongolia, puestos, según los sabios, hace diez millones de años?
¿El descubrimiento de la tumba de Tutankamen, con sus incomparables especimenes de una civilización desaparecida?.
No. . . ninguno de esos. Lo que es realmente importante acerca de esos descubrimientos es que, por medio de todas las investigaciones, por medio del estudio de esas edades pasadas, empezamos por primera vez a comprender ese "Principio de la Vida" que –de alguna manera– fue traído a la Tierra hace miles de millones de años. Empezamos a comprender el poder infinito que pone en nuestras manos el modo de visualizar las innumerables posibilidades que nos ofrece.
Ese es el descubrimiento mas importante de nuestro siglo –que todos los hombres pueden usar este "Principio de la Vida", hacerlo que sea el siervo de su Mente, tanto como el fabuloso Genio de la lámpara fue el siervo de aladino; que todo lo que tienen que hacer es comprenderlo y trabajar en armonía con el para obtener todo lo que necesitan: salud o felicidad, riqueza o éxito.
Para darnos cuenta de la verdad de esto, tenemos que volver por un momento al principio de las cosas.
AL PRINCIPIO. . .
No importa si ceéis que la humanidad salió del hombre mono primitivo de hace quinientos mil años, o, ya mauro, de la mente del Creador. De todas maneras tuvo que haber una Causa Primera: un Creador. Algún poder tuvo que traer a esta Tierra el primer germen de la Vida, y la creación es igualmente maravillosa si empezó a través de siglos incontables hasta el producto mas alto de la civilización moderna, que si el todo fue creado en seis días.
Al principio, la tierra era solo una nube, un vapor –hace seis mil años, o hace un billón de años– ¿qué importa cuantos?
Lo único que importa es que cierta vez de cierta manera, el primer germen de la vida vino a la tierra –algo, lo llaman lo sabios– una sustancia gelatinosa que flotaba sobre las aguas. Ese fue el principio, la aurora de la vida sobre la tierra.
Luego vino el primer fragmento de vida animal –la Ameba, una clase de pez gelatinoso, consistiendo de una sola célula, sin vértebras, y con muy poco que la distinguiera del agua que la rodeaba. Pero tenía vida –el primer fragmento de vida animal– y de esa vida salió, según los sabios, todo lo que somos y todo lo que tenemos.
Todos los millones de formas y variedades de plantas y animales que han aparecido desde entonces, son sol o manifestaciones diferentes de la vida –formadas para hacer frente a situaciones diferentes.
Durante millones de años este "Germen de la Vida" fue amenazado por toda clase de peligros, de inundaciones, de terremotos, de sequías, de calores ardientes, de fríos glaciales, de erupciones volcánicas –pero para él cada peligro nuevo era sólo un estímulo para encontrar un nuevo recurso, para producir la vida bajo alguna nueva forma.
Para hacer frente a ciertas situaciones, formó el dinosaurio, para hacer frente a otras, la mariposa. Mucho antes de que llegara el hombre, vemos sus infinitos recursos mostrarse de mil maneras diferentes. Para escapar de peligros en el agua, buscó la tierra. Perseguido en la tierra, se lanzó al aire. Para respirar en el mar, desarrolló agallas. Encallado en la tierra, perfeccionó pulmones. Para hacer frente a una clase de peligros se protegió con una concha. Para otro, con un aguijón. Contra fríos glaciales produjo una piel. En climas templados, cabellos. Sujeto a cambios de temperatura, produjo plumas. Pero siempre, desde el principio, mostró su poder para hacer frente a todas la condiciones, a todas las necesidades.
Si hubiera sido posible matar a ese "Germen de la Vida", hubiera perecido hace miles de años, cundo fuego y las inundaciones, las sequías y las carestías se seguían en rápida sucesión. Pero los obstáculos, las desgracias, los cataclismos, fueron para el sólo nuevas oportunidades para firmar su poder. En realidad, necesitaba esos obstáculos para mostrar su energía y sus recursos. Los grandes reptiles, las bestias monstruosas de los siglos pasados, desaparecieron; pero el "Principio de la Vida" permaneció, cambiando con cada siglo, siempre desarrollándose, siempre progresando.