Capítulo 6

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No conocía donde estaba, solo me encontraba sumergida en agua, y como mi ligero cuerpo era absorbido por este, estaba dispuesta a ceder y no a luchar por salir de ahí, solo quería mantener la tranquilidad del mar, y no molestarlo con mi ausente presencia.

- Paula -.
- Paula-.

Comencé a oír mi nombre, si es que en realidad yo era Paula. No sabía quién llamaba o quien era Paula, sólo era yo y el mar, ambos libres y serenos.

- ¡Paula! -.

Unas manos se acercaron para levantarme, junto al peso que llevaba conmigo, quise alejarme, mas vi como era capaz de salir sin incomodar lo hermoso que me rodeaba, temia por salir de este, no quería irme, pero nuevamente vi como al ser removida no alteraba lo demas y sin dudar me dejé llevar por aquellos fuertes brazos que me acogían.

- ¡Paula! - alguien me miraba fijamente - ¡Al fin despiertas!

- ¿John? -.

Intente forzar la vista para enfocar mejor, y a la vez recordé el porqué estaba ahí, y porqué estaba él.

Intente levantarme, pero estaba agotada.

- No te fuerces - me ayudó a levantarme.

No podía ni quería hablar, solo me dejaba ayudar, y creo que estaba bien. El se veía preocupado, nunca había sido mi intención preocuparlo, pero no podría mostrar algún reflejo de estar bien.

- Vamos a sentarnos - me llevó con cuidado hasta llegar a unas bancas.

Yo lo observé mostrando gratitud, el logró comprender, pues solo asintió y puso sobre mi su poleron.

- No es necesario - se lo iba a devolver.

- Claro que sí - lo puso nuevamente sobre mí - esta muy helado y tu sales así -.

- Lo siento - respondí.

No te disculpes - se fastidió - solo quiero saber ¿por qué te desmayaste?, ¿por qué estás tan helada?, ¿por qué estás tan delgada?, ¿por qué no puedes sonreir..?

Yo no respondí a ninguna de sus preguntas, solo respiraba hondo para poder liberar estrés. Luego de un rato dejé de oírlo y tomé peso a las primeras preguntas, pues tenía razón estaba delgada y no me había tomado el peso de ello, estaba helada, cuando toda la vida había sido alguien cálida, estaba muerta y ya no sabía sonreír.

- Paula - me miró preocupado e inesperadamente me abrazó.

Ante eso no llegué a reaccionar de mala manera, no sabía si ya mi vida la entregaba como sea o el me inspiraba esa confianza.

- Eres una buena muchacha, pero para poder crecer debes abrirte, quizás no conmigo, pero necesitas de alguien, o al menos intentar olvidar - me mantenía en sus brazos.

Eran sinceras y dulces sus palabras, quería tomarlas, pero no tenía la seguridad sobre mi, no tenía nada en mi, nada de mi me pertenecía, yo ya no sabía quien era.

Y ¿olvidar? Era algo que no estaba a mi alcancé, jamás podré olvidar aquel fatídico día, que torno mi vida miserable.

- ¿Cuanto tiempo estuve inconsciente? - fue lo único que atine a preguntar después de todo.

- Solo 20 minutos, pensé en llevarte hacía el hospital, pero antes creí que podrías despertar y evitar que fueras.

- Gracias - susurre.

El sonrió, tal vez de alguna forma sabía que a mi no me gustaba el hospital, o al igual que todos, pues es un lugar muerto, frío y solitario. De hecho es mucho mejor estar ahí afuera con frío real, y no artificial creada por la misma gente de allá.

PaulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora