Estaba sentada sobre mi cama masajeando mi pie, aún me dolía, y claro, el impacto habia sido hace un rato, además la hinchazón no se iría sólo por ya haberlo tratado.
Luego de un rato decidí irme a dormir, era tarde y necesitaba mis horas de sueño, sobre todo porque sufría de insomnio, ya lista para acostarme recibí una llamada.
- Hola ¿con quién hablo? - pregunté.
- ¿¡¡Cómo estás!!? - chillo una voz aguda, pero dulce.
- Bien - reí - ¿eres Isabel? - dude si era su nombre, pues lo había oído una o dos veces, y no lo recordaba bien.
- Sí, perdón por la hora, pero tu nombre nunca me lo dijiste - dijo curiosa - ¡Ah! Por cierto de tu celular me llame para saber tu número, lo siento - rio.
- Tranquila - no me moleste, era muy agradable, quizás demasiado, pero supongo que de ella no me desagrada - me llamo Paula - le dije segura de mi misma.
- Que lindo nombre - se oía alegre - espero que estés bien, y que pronto mejores, y recuerda agregarme a tus contactos, si necesitas algo me llamas, cuidate mucho - se despedía.
- Sí, muchas gracias a ti y a tu familia - me despedí.
Luego de cortar me sentía bien, era gratificante escuchar a una persona tan alegre preocupándose por ti. Deje el celular cargando, sujete mi pelo con un colet y luego me acosté, intenté dormir, pero aun con mis esfuerzo no podía. Todas las noches tenía las misma pesadillas.
- ¡Ahhh! - grite por cuarta vez.
Mire a mi alrededor mientras me levantaba, y como todos los dias estaba sola, no había nadie, el sudor caía por mi sien, y las lágrimas por mi rostro, mi respiración estaba agitada, y sólo me acurruque entre mis piernas para poder calmarme.
- ¡Tomate alguna pastilla para dormir, y duérmete! - grito mi padre.
- Como si no se me hubiera ocurrido antes - susurre.
Despues de tomarme una de mis pastillas cogí un poleron, salí al patio con pies descalzos, solte mi pelo y como mencioné era placentero sentir la brisa bajo un cielo estrellado, era algo que siempre me calmaba, por lo tanto me senté en el cómodo piso para observar el cielo, y mientras cerraba los ojos imaginaba como el viento y yo nos hacíamos uno, me sentía desnuda ante la Luna, me sentía tan libre, al fin podía correr sin preocupaciones, y ya el peso se iba..
- ¡Paula! -.
-¡No! - grite.
- Paula, mi niña, ¿nuevamente aquí? - dijo mi madre. Yo la miraba atónita con una expresión de susto. Estaba en el piso tirada con el poleron entre abierto y los pelos de punta, hacia frío.
- Vamos querida, te haré desayuno - me ayudó a levantarme.
- Gracias - me levanté con poca fuerza
- pero no tengo hambre, sólo..
- Al menos toma algo - me sirvió un té, luego de llevarme a la mesa.
Me miró con compasión, sabía que no entendía bien como me sentía, pero sabía que estaba en un proceso delicado.
Tome el té, luego me levanté, lave mis pertenencias y me fui a mi cuarto. Lo único que quería era dormir, sólo eso permitía olvidarme de cada momento, quizás a veces creen que exagero, sin embargo no es así, de verdad me siento mal, y vacía, no es el sólo hecho de que ya no soy virgen, es el como pasó todo esto, el trato que me dieron, las heridas, el temor que causo en mi, la desconfianza, todo, es algo que de verdad me cuesta explicar, creí que simplemente iba a morir en ese momento, pero sólo fue algo psicológico, lo físico rápidamente mejoró.
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Paula
Teen FictionPaula es una adolescente que sufre un gran cambio en su vida, principalmente por una violación que cambio su perspectiva de las cosas y pierde la motivación de seguir. Sin embargo conocerá a personas que la ayudarán a crecer como persona, entender y...