II

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LA REPÚBLICA

SÓCRATES

II

357a

I. Con estas palabras creí haber dado ya fin a la discu­sión; mas al parecer no habíamos pasado todavía del pre­ludio, porque Glaucón, que siempre y en todo asunto se muestra sumamente esforzado, tampoco entonces siguió a Trasímaco en su retirada, antes bien, dijo:

b

‑¿Prefieres, oh, Sócrates, que nuestra persuasión sea sólo aparente, o bien que quedemos realmente persuadi­dos de que es en todo caso mejor ser justo que injusto?

‑Yo preferiría, si en mi mano estuviera ‑respondí‑, convenceros realmente.

‑Pues bien ‑siguió‑, lo deseo no se cumple. Porque dime

: ¿no crees que existe una clase de bienes que aspi­ramos a poseer no en atención a los efectos que produ­cen, sino apreciándolos por ellos mismos; por ejemplo, la alegría y cuantos placeres, siendo inofensivos, no produ­cen ninguna consecuencia duradera, sino únicamente el goce de quien los posee

?

c

‑Sí ‑respondí‑, creo en la existencia de esos bienes.

‑¿Y qué? ¿No hay otros que apreciamos tanto en gra­cia a ellos mismos como en consideración a sus resulta­dos; por ejemplo, la inteligencia, la vista o la salud? Por­que en mi opinión son estas dos razones las que hacen que estimemos tales bienes.

‑Sí ‑asentí.

d

‑Y, por último ‑concluyó‑, ¿no sabes que existe una tercera especie de bienes, entre los que figuran la gimnás­tica, el ser curado estando enfermo y el ejercicio de la me­dicina o cualquiera otra profesión lucrativa? De todas estas cosas podemos decir que son penosas, pero nos be­nefician, y no nos avendríamos a poseerlas en atención a ellas mismas, sino únicamente por las ganancias a otras ventajas que resultan de ellas.

‑En efecto ‑dije‑, también existe esta tercera especie. Pero ¿a qué viene esto?

358a

‑¿En cuál de estas clases ‑preguntó‑ incluyes la justi­cia?

‑Yo creo ‑respondí‑ que en la mejor de ellas: en la de las cosas que, si se quiere ser feliz, hay que amar tanto por sí mismas como por lo que de ellas resulta.

‑Pues no es ése ‑dijo‑ el parecer del vulgo, que la cla­sifica en el género de bienes penosos, como algo que hay que practicar con miras a las ganancias y buena reputa­ción que produce, pero que, considerado en sí mismo, merece que se le rehúya por su dificultad.

b

II. ‑Ya sé ‑respondí‑ que tal es la opinión general; por eso Trasímaco lleva un buen rato atacando a la justicia, a la que considera como un bien de esa clase, y ensalzando la injusticia. Pero yo, a lo que parece, soy difícil de con­vencer.

c

d

‑¡Ea, pues! ‑exclamó‑. Escúchame ahora, a ver si lle­gas a opinar del mismo modo que yo. Porque yo creo que Trasímaco se ha dado por vencido demasiado pron­to, encantado, como una serpiente, por tus palabras. En cambio, a mí no me ha persuadido todavía la defensa de ninguna de las dos tesis. Lo que yo quiero es oír hablar de la naturaleza de ambas y de los efectos que por sí mis­mas producen una y otra cuando se albergan en un alma; pero dejando aparte los beneficios y cuanto resul­ta de ellas. He aquí, pues, lo que voy a hacer, si tú me lo permites. Volveré a tomar la argumentación de Trasí­maco y trataré primeramente de cómo dicen que es la justicia y de dónde dicen que ha nacido; luego demos­traré que todos cuantos la practican lo hacen contra su voluntad, como algo necesario, no como un bien; y en tercer lugar mostraré también que es natural que así procedan, pues, según dicen, es mucho mejor la vida del injusto que la del justo. No creas, Sócrates, que mi opi­nión es ésa en realidad; pero es que siento dudas y me zumban los oídos al escuchar a Trasímaco y otros mil, mientras no he hablado jamás con nadie que defienda a mi gusto la justicia y demuestre que es mejor que la in­justicia. Me gustaría oír el elogio de la justicia conside­rada en sí misma y por sí misma, y creo que eres tú la persona de quien mejor puedo esperarlo. Por eso voy a extenderme en alabanzas de la vida injusta y, una vez lo haya hecho, lo mostraré de qué modo quiero oírte ata­car la injusticia y loar la justicia. Mas antes sepamos si es de lo agrado lo que propongo.

La República-Platón ("Derecho Romano")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora