Epílogo

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Escuchen la canción todo el capitulo, va perfecta con él :)

5 años después.

El edificio comienza a cubrirse por el agua de lluvia que cae sobre él, sobre los árboles, sobre mí.

Finalmente puedes volver a mí, Ángel.

Todo está listo en casa, es seguro volver, nada te puede lastimar ahora, ni a ti ni a nuestro hijo.

Pero me siento culpable por venir y simplemente reclamarte, arrancarte de la vida que creaste sin mí... Que crearon sin mí.

Me gusta ver que cumples tu sueño de estudiar medicina, me tomé la libertad de revisar tu horario antes de venir; tienes clase en el edificio que estoy viendo y terminará en cualquier momento.

Ahora tienes veintidós años, mi ángel, mi hijo tiene solo cuatro años y lo único que logré ver de él fue su nacimiento. Me perdí los ultrasonidos, sus cumpleaños, tu sorpresa al descubrir que un bebé se había salvado... Bueno, tu solo piensas que quedaste embarazada en una fiesta, pero no sabes que el padre soy yo.

La lluvia se vuelve peor mientras recuerdo cuanto pasó para que el virus finalmente se fuera, todos los lobos se marcharon, pero ya volvieron, la ciudad es segura para ti, te puedo dar mi palabra.

Falté a la vida de mi hijo, pero a través del vidrio de la ventana de la sala de partos lo vi nacer, te vi llorar de la alegría al sostenerlo entre tus brazos, la risa que soltaste cuando viste que era un niño, como habías predicho. No importa cuánto tiempo pase, siempre me preguntaré si el bebé que el virus nos quitó era niño o niña, ¿Tendría tus ojos o los míos? ¿Tu cabello o el mío? Me pregunto lo mismo de aquel niño que nació una noche sin estrellas...

Salen del edificio varios alumnos vestidos con uniformes de medicina, la mayoría con paraguas que abren para cubrirse de la lluvia feroz. Ángel, sal, quiero verte. Quiero hablar contigo, saber si es correcto que vuelvas a mis brazos.

Finalmente sales, vestida con tu uniforme y llevando un bolso color rosa. Ves hacia el cielo, ocultándote bajo el tejado que te protege del agua, buscas en tu bolso y sueltas un suspiro, ¿Olvidaste traer un paraguas?

Pienso en todo. Axel cumplió su palabra de cuidarte, se aseguró de que tuvieras tu carrera, incluso estuvo ahí cuando nuestro hijo llegó al mundo. Le envío dinero tanto para ti como para el bebé y me alegra saber que lo usa de una buena manera.

Estoy por acercarme a ti cuando un rubio de ojos verdes sujetando un paraguas se acerca con mirada avergonzada.

—Gracias por ayudarme. —Escucho que te dice y lo veo sonreír tímidamente. Es bastante tímido, igual que tú cuando tenías diecisiete años. —No habría terminado el ejercicio de no ser por ti, Rhiann.

Tú lo ves con timidez... Como si estuvieras nerviosa.

—No... No fue nada. —Tartamudeas ladeando la cabeza y jugando con tu cabello, él te gusta, lo puedo ver. Tu voz sigue siendo delicada como el rocío de verano, no has cambiado nada... Solo que tu cuerpo terminó de desarrollarse.

—Salúdame a tu hijo. —Da un paso hacia atrás y parece entender algo cuando te ve a los ojos. Te tiende el paraguas sin perder la timidez, tú le gustas a él y no puedo culparlo, le gustas a todo el mundo por tu forma adorable de ser.

Tu sonrisa perfecta, tu mirada inocente, tu sonrisa que ilumina mi vida. Todo en ti es atrayente.

Te muerdes el labio de forma nerviosa mientras levantas tu mano para tomar el paraguas que él te tiende, tu mano toca la de él y yo solo desearía ser aquel que caminara contigo bajo la lluvia.

Por Un Mensaje {Elijah Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora