Capítulo 8: Una gran oportunidad

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    Era como si todo el mundo se hubiera pausado, nadie boteaba sus balones, ni tampoco hablaban entre sí, lo único que se escuchaba era la voz del entrenador diciendo: “has sido designado al primer equipo, con la condición de que nos tienes que demostrar que no fue una decisión equivocada, felicitaciones”.

     Al escuchar esto Edward sintió una increíble sensación de tranquilidad, de pronto todos habían vuelto a botear su balón y a hablar entre sí. Alex estaba muy atento a la situación y sintió la misma felicidad que Edward, por lo  que se acercó, extendió su brazo mostrando el puño y dijo: “¿Ves?, te dije que quedaríamos en el mismo equipo, tu talento es notorio y demostraremos que el entrenador no se equivocó al dejarnos en este equipo”. Edward sonrió y chocó el puño con Alex.

    Luego el entrenador hizo las indicaciones correspondientes, creó 3 columnas, en la que ordenó a cada integrante de los 3 equipos, en el tercer equipo habían unos quince jugadores, en el segundo equipo quedaron unos nueve y finalmente en el primer equipo, tan solo había dos, Alex y Edward eran los únicos de veintiséis postulantes que lograron la hazaña de quedar en el primer equipo.

     De cualquier manera ambos estaban muy felices de su puesto, harían todo lo posible para obtener el preciado puesto de titular.

     La semana siguiente llegaron a clases y ambos eran respetados por todos, sin hacer gran cosas ya se sentían integrados. En la clase de historia el entrenador entró al salón y le pidió la autorización al profesor para sacar de clases a Edward y Alex, estos dos se miraron y felizmente siguieron al entrenador.

     Esta interrupción fue para anotar los dorsales que usarían, así es, ya era oficial, tendrían su propia camiseta. Alex se lo pensó un tiempo hasta que finalmente escogió el numero 2
Dos, el seleccionó este numero debido a que además de ser el mismo que usa su jugador favorito de la NBA, este para el significa “compañerismo” ya que sabe que al jugar solo no podrá llegar a ningún lado.

     Edward no se lo pensó, seleccionó en número  cero, ya que para él significa humildad, al ser un número sin valor demuestra que el empezó al igual que todos y demostraría que cualquiera puede llegar a ser el mejor.

     La hora de almuerzo había llegado, ambos chicos se dirigían a la mesa en la cual almorzaban a diario, cuando unos chicos del club de baloncesto los invitaron a su mesa, estos pertenecían al tercer y segundo equipo. Alex y Edward se acercaron y a gusto comenzaron a platicar con ellos.

     “Hola, mi nombre es Mateo, pero pueden decirme Matt, juego de Alero y quedé en el segundo equipo” al igual que Matt los otros muchachos también se presentaron, estos eran 3, Matt, Jacob y Peter. Lo que llamó la atención de Alex y Edward es que parecían jugadores rápidos y fuertes, quizás aparentaban más de lo que deberían, o quizás en el primer equipo ya tienen jugadores fuertes en esas posiciones, es algo que descubrirían más tarde en el entrenamiento.

     Más tarde mientras esperaban la llegada del entrenador, notaron que sus nuevos amigos ya estaban entrenando, decidieron unirse, Alex tomó un balón y comenzó a hacer su típico entrenamiento de manejo de balón, Edward hizo lo mismo pero este con su entrenamiento  de tiros. Al rato Jacob dijo: “Ya veo por qué quedaron en el primer equipo, si bien pueden pulir mucho sus habilidades, sin duda alguna son una notable promesa”.

     Al rato llegaron los otros miembros del primer equipo, específicamente llegaron tres, Nathan, Mark y Mike. Estos llevaban un buen rato sin jugar por lo que en voz alta dijeron: “Hey ustedes, novatos del segundo equipo, ¿quieren jugar un tres contra tres?, les prometo no ser tan abusivo” Matt se adelantó y aceptó el reto.

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