El problema.

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     Soy de esos que duerme mucho, siempre lo he hecho y siempre lo hare, espero a Sam no le moleste. Mientras que dormía súper acurrucado por el frio que estaba haciendo sentí como una mano acariciaba mi cabello. ¿Te desperté? -Dijo Sam acomodándose en la cama. No, estaba por despertar, ¿Qué hora es? -Le respondí  aun medio dormido. Son las 9, ¿Quieres desayunar? –Dijo Sam. Primera vez que me despertaba tan temprano un sábado, quería seguir durmiendo pero me daba pena por Sam. –Claro, dije levantándome de la cama. Mientras lavaba mi cara y arreglaba la cama Sam preparo el desayuno, desde el cuarto se podía oler unos huevos fritos con unas tostadas y lo que no puede faltar en mis mañanas, un café con leche. Ven siéntate –Dijo Sam abriendo la silla para sentarme en la mesa. Estaba tan hambriento que devoré todo y con una sutileza me tomé el café con leche, era algo extraño pero me encantaba. Así como cuando me comí la pizza, Sam me miraba de nuevo, doy vergüenza. ¡Heyy espera un momento!, la comida no se ira corriendo. –Exclamo Sam con una gran carcajada. Sam, soy un joven hambriento que necesita carbohidratos y lípidos en gran cantidad ¿No te das cuenta? –Respondí sarcásticamente y sonriendo, él solo me mostro su sonrisa perfecta, como siempre. ¿Te gusto el café? Lo hice especialmente para ti. –Dijo Sam. No soy un experto haciéndolo, ni se cómo te gusta, pero hice un intento. El café está perfecto, gracias por el detalle –Le respondí tomando su mano.

    Luego de un desayuno perfecto con la persona que te gusta, un sábado que no prometía más si no llover y de ver películas, ¿Que más perfecto que eso? No me quería ir, quería que este día se hiciera eterno, que el día se hiciera más largo, que el tiempo se paralizara y que esté por mucho rato al lado de Sam, lo que comenzó por un simple "Hola" hoy se convierte en mi felicidad, jamás pensé en sentir todo esto. ¿Estás bien? –Dijo Sam hablándome al oído, interrumpiendo mis pensamientos. Estoy a tu lado ¿Cómo no estar bien? –Dije pasando mis dedos sobre su barba de varios días. Sam siempre lo hace, me cautiva con su sonrisa, siempre logra hacerlo y lo odio por eso, parezco tonto cuando lo hace. Sam se recostó de mi pecho, él era mucho más grande que yo y nos veíamos muy graciosos pero comencé a acariciar su barba hasta quedarse dormido, al rato me dormí yo.

     Mi teléfono suena y en eso Sam se despierta, me doy cuenta que está sin pantalones, sí, me distraje y mi teléfono seguía sonando, lo tomé y era mi padre. "¿¡Donde estás!?" Fue lo que escuche apenas atendí el teléfono, estaba furioso y no sabía por qué. "En casa de... de... Juan Carlos como te lo había dicho" –Respondí algo tartamudo. "Cuando llegues a casa hablamo" –Fue lo que dijo mi padre furioso y sin esperar respuesta de mi parte me tranco el teléfono. ¿Qué te dijo? –Me pregunto Sam. Solo que hablaríamos cuando llegara a casa, sonaba molesto. –Respondí preguntándome por qué razón estaría molesto. Todo estará bien ¿Vale? –Dijo Sam acercándose a mí, me dio un gran abrazo y beso mi frente. Está bien. –Le dije respondiendo el abrazo. Otra vez comenzaba a llover y era otro día a la mano de Sam pero no dejaba de pensar en lo que me había dicho mi padre, para compensar todo Sam hizo chocolate caliente y saco unos marshmallows, estaba todo delicioso.

Pasamos la tarde comiendo como vacas y viendo películas, aunque suene aburrido cuando estas con la persona que te gusta nada parece aburrido, todo es genial, siempre hay sonrisas, juegos, cosquillas, momentos pequeños pero a la misma vez gigantes y que siempre estarán guardados en mis recuerdos. Ya era domingo por la tarde, así que ya me tenía que ir pues tenía que hablar con mi padre. Sam me llevo hasta mi casa pero me quede una cuadra antes para no levantar sospechas. Gracias por este fin de semana tan increíble. –Dijo Sam. Gracias a ti por invitarme. –Le respondí dándole un abrazo y un beso correspondido. Baje del auto y camine directo a casa, las luces estaban apagadas, al parecer mi padre no estaba en casa. Subí directo a mi cuarto, encendí la radio y mientras la escuchaba me daba una ducha caliente. Al salir de la ducha, me vestí lo más cómodo posible y entonces se escuchó la puerta, era mi padre. Extraños escalofríos corrían por mi cuerpo, baje la escalera y él estaba sentado en el mueble de la sala. ¿Dónde estabas? -Me pregunto con una voz seca y muy molesta. Don...Donde Juan Carlos. –Le respondí tartamudeando.  ¿¡Y QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO!? –Me grito lanzándome todas las fotos que tenía en mi mesita de noche. ¡NO TIENES NINGUN DERECHO A REVISAR MIS COSAS! –Le grite, muy alterado y sin pensarlo dos veces me dio una bofetada lanzándome al piso y estrellando mi cabeza con una mesa.

     ¿Qué paso? ¿Dónde estoy? ¿Por qué me duele tanto la cabeza? –Dije medio despierto, podía ver que me encontraba en la sala de un hospital, me dolía mucho la cabeza, y tenía una venda, en eso mi padre entro a la habitación. ¿Estás bien? –Me preguntó con cara de arrepentimiento. S-SI, ¿Qué me paso? –Pregunte muy adolorido. Tuvimos una discusión y... y... Te golpee. –Respondió mi padre con la cara abajo.  ¿Realmente era necesario? ¿Así arreglas todos tus problemas? Dime... ¿Te sientes mejor ahora? –Le respondí mientras lagrimas caían sobre mi mejilla y me quejaba un poco del dolor, en eso Edwin, Juan Carlos, Luis, Frank, Enrique y Sam llegaron a la sala, mi padre se fue sin decir nada. ¿Estás bien? –Pregunto Sam. Tu padre nos llamó diciendo que te había ocurrido algo y que te trajo al hospital. –Dijo Edwin. Si, nos preocupamos mucho. –Dijeron los demás. Tranquilos, ya estoy mejor, solo fue un golpe que me di y bueno, aquí estoy, gracias por preocuparse. –Les dije, aunque sé que ninguno me creyó, no quería hablar del tema. ¿Seguro? –Me pregunto Sam, mientras todos me miraban con cara de... "No te creemos ni una mierda Yei". Bien, estaba peleando con mi papá y me dio un golpe fuerte, me caí y hasta ahí recuerdo, eso fue todo. –Les dije y en seguida Sam salió corriendo mientras que Juan Carlos lo perseguía, Edwin, Frank, Luis y Enrique se quedaron conmigo. Y... ¿Por qué peleaban? –Me preguntó Enrique. Vio nuestras fotos y las mías junto a Sam. –Le respondí. ¿¡QUÉ!? ¿¡Solo por eso!? –Dijo Luis, ambos estaban un poco alterados. ¡NO PUEDO CREER QUE TU PROPIO PADRE SEA CAPAZ DE GOLPERTE SOLO PORQUE TIENES UN PAR DE FOTOS Y A UN CHICO QUE TE QUIERE A TU LADO! ¿¡QUÉ COÑO TIENE DE MALO ESO!? –Dijo Frank. Eso... Él aun no acepta que tiene un hijo gay. –Les respondí. En serio hay que darle unas lecciones a tu padre. –Dijo Edwin y todos nos echamos a reír. ¿Dónde están Sam y Juan Carlos? –Pregunte. Quizás dándole esas lecciones a tu padre. –Dijo Frank y enseguida entro mi padre. ¿ÉL ES EL DE TUS FOTOS NO? Ahora me vas a explicar que se traen. –Pregunto muy enfadado, Sam y Juan Carlos lo estaban buscando pero mi padre llego a la habitación primero. ¿Pueden dejarme a solas con ellos? –Les dije a mis amigos. Bien, estaremos aquí afuera por si nos necesitan. –Dijeron. Juan Carlos vio muy feo a mi padre, pues él era quien me protegía digámoslo así. ¿Y BIEN? –Dijo mi padre impaciente.           

     Padre él es Sam. Sam, mi padre. Les dije, Sam extendió su mano pero mi padre no lo hizo. ¿Qué es lo que pasa? –Dijo mi padre. Señor, le explico. Si, somos gais y somos novios, quiero a su hijo desde el primer momento en que lo conocí, es la luz de mi vida, es lo que tanto esperaba y lo que por fin encontré, Yei es mi vida, quiero quererlo hasta el fin de los tiempos ¿Puede entenderlo? No tenemos una enfermedad, no somos raros, quererse no es "raro" como lo pinta, pegarle no arreglara nada ni lo cambiara ¿Lo entiende? Puede pegarme a mi si lo desea pero tampoco me cambiara y no hará que deje de quererlo. Yo solo estaba impresionado con lo que Sam estaba diciendo, creo que estaba a punto de llorar. Mi padre se sentó en un pequeño mueble que estaba en la habitación y se echó a llorar. Pero... ¿Cómo puedes amar a un chico? –Me pregunto mi padre. De la misma forma en que tú amaste a mi madre. –Le dije con un gran nudo en la garganta. Mi padre solo se levantó se sentó en la cama y me abrazo. Aún la sigo amando. –Dijo llorando, yo solo lo abracé y comencé a llorar con él. Te amo padre y espero entiendas que ser gay no tiene nada de malo, que somos normales, tenemos vidas normales, vamos al baño, comemos y también nos enamoramos. –Le dije mientras Sam se acercaba. Mi padre se levantó y abrazo a Sam. Quiero que cuides a mi hijo mientras yo no esté con él ¿Vale? –Le dijo mi padre. Sam se echó a reír pero sus ojos estaban brillosos al igual que los míos. Está bien, yo lo cuidare hasta el fin del mundo. –Respondió Sam. Mi padre tomo a mano de Sam y la mía y las unió. A partir de hoy quiero que cuenten conmigo para todo lo que necesiten, ¿Está bien? –Dijo mi padre. Sam y yo nos vimos y acertamos con la cabeza, yo aún estaba dolorido pero muy feliz de que esta conversación haya sucedido. Te amo padre. Y yo te amo a ti hijo, espero me perdones por todo lo que te hice, no volverá a suceder, a no ser que te portes mal. –Dijo mi padre y los tres nos echamos a reír.

     Mi padre salió de la habitación a conversar con mis amigos mientras que Sam y yo nos quedamos solos. ¿Estás bien? –Me preguntó Sam. ¿Cómo no estarlo? –Le respondí. Sam coloco su mano en mi mejilla y acerco sus labios a los míos. Te quiero con todo mí ser. –Me dijo. Yo también te quiero saltamontes. -Le respondí chocando mi nariz con la suya. 

Incondicional... (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora