A salvo en mis manos.

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     Sam y yo habíamos regresado del viaje ya que tenía que hacer unas cosas en el banco, algo muy tedioso. Llegamos a casa de Sam ya que aún estaba sola y decidimos quedarnos ahí ya que era la más cerca, no sabía nada de mi padre así que lo llame diciéndole que ya estaba en la ciudad y que me quedaría en casa de Sam. ¿Tu padre está bien? –Pregunto Sam. ¡Así es! Está contento porque llegamos sanos y a salvo –Le conteste. Tengo el suegro perfecto. –Replico Sam. Secuestrare a su hijo hasta el fin del mundo. ¡ESTAS EQUIVOCADO! Luego se convertirá en el peor suegro del mundo ¡Jajajaja! –Solté una carcajada y me subí a su espalda. Entremos, está haciendo mucho frio. –Contesto Sam riéndose y llevándome en su espalda. Al entrar nos echamos en el mueble a ver televisión y comer, Sam había preparado Toddy (chocolate) mi bebida favorita, sabía cómo consentirme. Sin decir una palabra me tome todo el Toddy y tenía bigotes de chocolate. ¿Quieres más? –Pregunto Sam. Yo con mi boca aún con Toddy dije que no moviendo solo mi cabeza. Sam solo se echó a reír. Nos quitamos la ropa y solo quedamos en boxers, estábamos tan cansados que al subir al cuarto y entrar en la cama nos quedamos dormidos.

     Me desperté y noté que Sam no estaba, solo había una nota del lado de su cama que decía “Estoy en el banco, regreso pronto, te quiero”  él era tan perfecto que su letra también lo era, yo solo me eche a reír y coloque una almohada en mi cara. El tiempo estaba oscuro aunque las calles estaban llenas de gente como un día soleado. Fui al baño a darme una ducha caliente, lave mi cara y mis dientes, me coloque solo una camisa de Sam y encendí la radio. Mientras preparaba el café pude notar que afuera había un chico viendo la casa pero yo no lo conocía. Quizás estaba esperando a Sam para darle un recado. Me fui al cuarto sin darle importancia y me acosté a ver televisión mientras esperaba a Sam.

¿Amor? Despierta… Mira lo que he traído. –Me dice Sam al oído. Apenas abrí los ojos, estaba arropado hasta la cabeza, solo mis ojos se podían ver. Me quede dormido, ¿Qué has traído? –Conteste apenas despertando. Unas películas para ver, ya hice las diligencias pendientes y mi familia no viene sino hasta mañana en la noche. –Respondió Sam. Yo volvi a arroparme y él solo se echó a reír y de repente… Todo quedó a oscuras, la luz se había ido. ¿Qué habrá pasado? –Pregunto Sam. No lo sé, solo quiero dormir ¡ven!  –Jale a Sam a la cama quitándole toda la ropa y acurrucándome con él entre las sabanas. ¿Qué tal la mañana? -Le pregunte. Bastante movida, el banco estaba full y bueno, estaba lloviendo hacia el centro. ¿Y tú? –Respondió Sam. Solo dormí como una morsa, conteste riéndome. ¡Ya veo! –Respondió Sam con una sonrisa. ¡Por cierto! Había olvidado decirte –Le dije sobresaltado. Había un chico esperando afuera de la casa pero no quiso acercarse a la puerta así que no preste tanta atención. Ahh… ¿sí? ¿Cómo era el chico? –Pregunto Sam. Pues, no lo detalle bien pero era como de mi estatura, tenía abundante barba y pelo corto y de piel canela, se veía buen chico ¿Lo conoces? –Le pregunte a Sam. Él frunció el ceño y de pronto se levantó de la cama sobresaltado. Ehhmm… no… no lo conozco. –Respondió. ¿Pasa algo Sam? Puedes contarme. –Le dije. No amor, no pasa nada, iré a ver qué pasa con la luz, ¿Vale? Te quiero. –Me dijo Sam dejando un beso en mis labios pero yo no le correspondí, él solo se marchó.

     Me dispuse a ordenar la habitación de Sam mientras él cocinaba, aún estábamos sin luz así que no podíamos hacer mucho y aún me preguntaba quién era ese chico y por qué Sam había tomado esa actitud cuando lo describí. El cielo estaba nublado, había rayos totalmente espeluznantes y de pronto comenzó a caerse el cielo. ¿Sam? –Lo llamo pero no escucha absolutamente nada. Salí de la habitación porque no escuchaba a Sam y note que la puerta estaba abierta, yo solo cargaba una camisa de Sam que me había colocado para dormir. Me acerque a la puerta, entraba una brisa totalmente fría y Sam estaba hablando con ese chico y de pronto vi la peor escena en mi vida. Mis ojos, se agrandaron y mi corazón palpitaba muy rápido… Sam… ¿Qué haces? –Susurre sin que nadie me escuchara, solo yo. A mitad de la calle estaban ese chico y Sam. Llovía muy fuerte pero yo solo podía observar el beso que le dio Sam a ese chico, ese chico misterioso la cual no sabía quién era. Mis grandes ojos se aguaron y sin aguantar las ganas, las lágrimas caían de mi rostro.

Incondicional... (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora