XIV

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Mientras mi corazón lata.

Mientra mi boca no se seque.

Mientras mis dedos se muevan.

Mientras mi cabello tenga brillo.

Mientras tus ojos conserven el brillo al encontrarse con los míos.

Mientras eso pase, yo te seguiré amando.

Pero, si tu ya no estás, y mi corazón aún late, ¿por quién lo hará?

Si tu no estás, ¿de qué sirve el que mi boca no se seque? ¿a quién besaré?

Si no estás, mis dedos no son útiles, ¿a quién tocaré? ¿a quién le contaré los lunares?

Si tu no estás, ¿para quién me arreglaré? ¿quién verá mi cabello brillar?

Si tus ojos no brillan más, los mios no tienen motivo para hacerlo ¿quién los hará brillar?

Si tu no estás, ¿a quién amaré? ¿para qué viviré?

Nada es igual si tu no estás, todo es gris, la vida sin ti, es como una película a blanco y negro, pero sonríes y todo vuelve a color.

¿Quién me hará sentir todo esto?

¿Quién podría llegar a ser tan maravilloso?

¿Quién hará que el mundo sea a color, los pájaros canten, y mi sonrisa crezca?

¿Quién hará eso si no tú?

Dime, quién.

Mirame a los ojos y cuéntame, ¿quién crees que lo pueda hacer?

Pero por favor, no sonrías, no mientras estémos frente a frente y yo esté destrozada por tu causa.

No te atrevas a hacerlo.

Porque sabes que si lo haces caeré nuevamente a tus pies, caeré, y volveré contigo y olvidaré todo este asunto.

Por favor, no evadas toda mi tristeza y desepción con esas comillas que se forman a los costados de tus labio, no muestres esos hermosos y perfectos dientes blancos.

No te atrevas si quiera a disculparte mirándome a los ojos, no, no sería justo.

Sabes que ese color chocolate siempre lo he amado. Sabes que caeré. Sabes que quedaré hipnotizada por ese par de ojos, tan profundos como tu alma.

Pero está de más suplicar que no hagas nada de esto.

Porque es tu fuerte.

Y es mi debilidad.

Así que esto jamás lo leerás.

Porque igual no le tomarás importancia.

Y si.

He caído nuevamente.

Porque has llegado, con mi cita favorita en tu cara, esa cita a la que yo llamo ¨paraíso¨y tu ¨sonrisa¨.

Has llegado mirando directamente mi alma, y yo he caído hipnotizada, en ese mar de chocolate.

Creo que ahora me quedaré en la miel de tus labios, disfrutando cada milímetro.

Sintiendo tu aliento caliente contra mi cara.

Estaré sintiendo y memorizando el cómo danzan nuestras lenguas en una guerra de vida o muerte.

Solamente estaré dejándome llevar por ti.

Porque otra vez has ganado esta batalla.

Y yo como buena perdedora enfrentaré mi lenta muerte.

Esa muerte que ha marcado un limbo en el vaivén de tus caderas.

Que ha marcado una condena en tu cuerpo.

Que me mantiene prisionera dentro de una cárcel, y esa cárcel se parece a ti.

-Anónima

Anónima  (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora