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Charlotte

Miro a Anna frente a mi, la música suena a un volumen extravagantemente alto y las personas a mi alrededor están sonriendo o haciendo las estupideces que hacen. Estoy segura de que mi expresión no a cambiado desde hace ya aproximadamente veinte minutos. Y debo admitirlo, se que le duele que actúe de esta manera. Pero es inevitable para mi. Escucho la voz de Iris llamarme mediante un grito que, de no ser por la música; sería ensordecedor. Viro la mirada hacia ella, pero me retracto al cabo de tres segundos. Miro una vez más a Anna, que no se ha movido. Sin embargo esta vez ya no me está mirando . Tiene un vaso de vodka en la mano derecha, las piernas cruzadas una sobre la otra como para hacer yoga, sus ojos verdes azulados y sus pecas espolvoreadas por todo el centro de su rostro. Mirando cómo la gente baila. Pensando en no se que exactamente.
Luce tan linda como la primera vez que la vi, a pesar de que no la soportaba.
Aquella imagen me saca una ligera sonrisa que ni yo misma me doy cuenta que se había formado en mi rostro.
Trago saliva, el impulso de estrecharla en mis brazos y besarla hasta robarle el aliento me resulta difícil de controlar. Sin embargo no pienso olvidar todo el asunto que viene sucediendo así sin más.
Después de unos minutos que para mi son eternos. Blake se siente junto a mi.
- oye ¿ella no es tu amiga de la universidad?-  lo miro por unos segundos, manteniendo una expresión neutral.
Si de mi dependiese, le dijera que no solo es eso.. le diría lo mucho que me importa y lo mucho que la quiero.
Sin embargo, a pesar de que me moleste demasiado, no puedo contar nada que se que; de una u otra manera le terminará afectando a Anna.
- si ¿por qué la pregunta?- me limito a responder
- pues, las noto bastante solas a las dos, y hasta lo que he logrado ver tú eres muy amiga de ella ¿no? Deberían hablar ... sobre todo tú, se supone que vinimos aquí para que te divirtieras.-
Suspiro levemente asintiendo. Me levanto de donde estaba sentada y miro a Blake informándole que vuelvo en un segundo con la mirada.
Me abro paso entre la multitud hasta que veo una puerta que conduce a la salida.
Salgo y miro a mi al rededor respirando el aire fresco. Hay una que otra persona cerca, sin embargo la importancia que les doy es cero. Me recuesto en la pared y saco un cigarrillo de mi bolsillo, lo enciendo y lo pongo en mis labios.
El cielo nocturno tiene un color azulado, muy oscuro. Pero que aún puedo distinguir.
Suspiro y me siento en el piso. No me importa ensuciar lo que llevo puesto, no me importa que me miren de forma extraña y piensen
"Ah pobrecilla, está tan ebria y sola".
Porque después de todo, aprendí a que nada que importe, ni que tampoco me afecte.
Cuanto quisiera poder decir eso ahora.
Para mi desgracia, cuando llegó ella, esa barrera que había construido al rededor de mi se desmoronó, fue como si algo en mi interior se hubiese ablandado.
Cierro mis ojos por unos segundos, soltando el humo que había acumulado en mi boca. Sin tener tiempo de detenerlo, su cabello rojo y sus labios rosados.
Me muerdo el labio inferior, mientras cuento estrellas invisibles en el cielo nublado nocturno.
- estas bien?- escucho la voz de Iris sacarme de mis pensamientos.
Viro la mirada hacia ella, sin cambiar mi expresión en ningún momento.
- Por que no lo estaría?- le respondo, sin dejar de ver sus exóticas facciones.
- no lo sé... oye respecto a lo que vi en el baño..-
- solo olvídalo, por favor- la corto antes de que pudiese terminar la frase.
- bueno, pero dime solo una cosa antes de que lo haga. ¿Ella es la chica de la que tan enamorada estás?- sus palabras me caen como un baldado de agua helada en una noche de invierno sin luz.
Me encojo de hombros, tratando controlar mi expresión y mantenerla neutra.
- preferiría no hablar de eso.-
- wow, que cortarte Charlotte-
Prefiero guardar silencio, miro la nada pensando en todo. Nunca imaginé que llegaría a sentir esto por Anna. Al comienzo solo quería acercarme a ella con fines vanos, para des aburrirme y tener a quien fastidiar. Una ligera risa irónica se escapa de mis labios. Supongo, que es momento de acostumbrarme a la realidad.
- Iris, no se lo cuentes a nadie-
- Por que?- pregunta ella, con un tono inocente que me saca de quicio.
- no me gustaría que nadie se enterase de algo que no puede ser, además.. sea lo que sea que tuve con Anna, ya no se repetirá-.
Iris parece pensativa y confundida.
Suspiro y me levanto sin mencionar mas palabras.
Camino dispuesta a regresar a mi casa, estoy cansada y de muy mal humor.
De pronto una voz muy familiar grita mi nombre, arrastra las palabras. Y puedo notar su torpeza desde aquí.
Doy media vuelta encontrándome con la responsable inicial de mi estado de ánimo
- ¿que quieres?- le digo antes de que diga nada
- a ti- suspiro, demasiado agotada como para lidiar con alguien ebria
- que mal que las cosas no siempre son como se esperan.- siento la frialdad que emanan mis palabras, y la verdad. No lamento que sean así.
- Charlotte ...-
La expresión de su rostro es simplemente ridícula, ridículamente hermosa.
Puedo contar sus pecas desde aquí, y el verde de sus ojos es opacado por el azul. Respiro hondo para no perder la calma.
- no Anna, ya basta.-
Pero ella no me responde, esta quieta; como piedra. Y parece una muñeca.
Y de un momento a otro, noto como su labio está temblando.
Frunzo el ceño, no me gusta que se sienta como una víctima en esta situación
- feliz cumpleaños 21... Charlotte- su voz temblorosa me recorre cada célula.
Y sin poder reaccionar rápido, siento sus labios pegados a los míos. Dejándome una estampa que se.. me costará mucho olvidar.
No le correspondo, pero tampoco me aparto. Y antes de que diga nada que la ofenda, comienza a correr en dirección opuesta a mi.

Confidentes [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora