Al salir del baño veo a Sebastián durmiendo bocabajo y las manos debajo de la almohada. Me recuesto del marco de la puerta. Hasta cuando nos tocara sufrir. Como me gustaría que todo se resolviera. Tener una vida tranquila. Aunque siempre uno tiene problemas, esto no es un problema es una cacería. Donde soy la presa corriendo del depredador.
Me siento atada de pies y manos al no saber con quién tengo que luchar para salir victoriosa de esta guerra que ni siquiera sé porque empezó. Lo único que me mantiene en pies es mi familia y Sebastián, de lo contrario estaría muerta o sabrá Dios donde. Una lagrima recorre mi mejilla.
Tengo que ser fuerte. Demostrar que voy a salir ilesa de toda esta basura que ni siquiera cree. Lo voy a hacer y seré feliz con la familia que mi madre me regalo al morir. Miro al cielo por la ventana y lanzo un beso, para ti mami donde quiera que estés. Sonrió. Me acuesto a su lado para levantarlo. Beso el centro de su espalda.
—Amor, despierta —susurro en su oído.
—Mmm...
Le doy un sonoro beso en la mejilla. Me imagino que tiene que estar cansado, el viaje fue agotador y llegamos de madrugada a la casa. Lo que no puedo creer es que este durmiendo en mi habitación sin hacer cochinadas. Sonrió. Muerdo el lóbulo de la oreja de manera suave.
—Así vas a querer que me quede todo el día en la cama —su voz sale gruesa.
—Son las once de la mañana —le informo.
Se voltea con los ojos cerrados, pero con una sonrisa en sus labios. Le doy un beso en la mejilla. Soy prisionera en sus brazos. Pasa su pierna sobre las mías para que no pueda moverme. Su sonrisa se agranda, mientras sube y baja las cejas.
—Yo quiero quedarme todo el día en la cama, pero contigo —aclara.
Niego con la cabeza, como me gustaría complacerlo, pero tengo trabajo acumulado en la empresa y tengo que poner orden en la misma. Ya que Jimena me informo de unos problemas en diferentes construcciones. Me muerde la mejilla, provoca que regrese de mis pensamientos.
—No puedo Sebas, pero me puedes acompañar y así termino mas rápido o ir directo a ponerte al día en la empresa y tenemos toda la tarde para nosotros —comento.
—Me gusta esa idea —susurra en mi odio.
—Pues a vestirse.
Me suelta y me voy directo al closet para buscar que ponerme. Quiero ir lo mas cómoda posible, ya que quiero ir a diferentes construcciones y supervisar todo personalmente. Al final me decido por un pantalón ajustado de tiro alto color azul marino y una camisa de manga larga de botones color rosa pálido. Me dejo el pelo suelto y me coloco unas botas color crema de taco alto.
Salgo de la habitación a no encontrarme a Sebastián, bajo las escaleras para encontrarme a Miranda con Mauro en los brazos. Se lo arrebato y el encantado de la vida. Le doy par de besos sonoros en su mejilla. Saludo a Miranda.
—El almuerzo esta listo, Sebastián esta en el comedor —informa.
—Gracias. —Camino hacia el área del comedor con Mauro en brazos. Cuando llego Carmela le esta sirviendo a Sebastián una deliciosa lasaña de varios pisos. La boca se me hace agua.
—Buenos días —digo.
—¿Cómo estás? —pregunta Carmela.
—Bien, y tu —respondo.
—Bien, terminando de preparar todo para ir al supermercado a rellenar la dispensa —digo.
—Pide que te lleve el chofer por favor —pido.

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Rendido a tus pies
Novela Juvenil¡Detente! Si uno haz leído "Jugar con Fuego", ni "Rendirte Jamás" no debes leer esta historia, no la podrás entender ya que es una continuación de ambas historias. Sinopsis Estar entre la vida y la muerte, te permite ver la vida de manera distinta...