¡Esa Mocosa!

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Era el momento, ya no podían posponerlo más. Tenían que hablar con ella ahora o nunca.

- Podemos hacerlo otro día - Sugirió jim posando su palma en el hombro de joyce. El más que nada quería evitar tener que hablar con la enana sobre esto, quería evitar que creciera.

Pensaba que al hablar con ella sobre estas cosas le estaría otorgando un permiso para hacerlas, él no quería eso. ¡Claro que no! Y menos con su ridiculo amigo mike.

- No, tiene que ser ahora o nunca - aclaro joyce firmemente.
Ni un día más, Jane necesitaba saber de estas cosas, sobre sexo, el periodo, novios, precauciones, enfermedades. Inclusive las diferencias entre niños y niñas. Había demaciadas cosas por explicar y eso abrumada a joyce, no sabia como se lo tomaria. Ahora mismo jane estava de mal humor por lo ocurrido hacia unas horas. ¡Demonios!. Colocó la mano debajo de su vientre, necesitaba algo de apoyo comenzaba a sentir un ligero peso algo molesto.

Antes de decir algo más, toco la puerta. Hopper puso su expresión firme la cual le costaba ahora mismo mantener, estaba entre nervioso y molesto.

- Jane, amor, podemos hablar un momento - hablo dulcemente mamá.

Desde este momento sonaba mal, o más bien no sonaba nada. Nada de nada.

Joyce volvió a tocar.

- Jane, cariño - insistió ligeramente. Estaba haciendo una rabieta, no quería hablarles. Toltamente normal.

- ¡Enana! - esta vez fue hopper quien tocó pero ahora con más fuerza he insistencia. - Enana, abre ahora mism...-

- ¡Hopper! - lo regaño su esposa. - Queremos hablar, no arrestarla - lo corrigió.

- Soy el indicado para ese trabajo en todo caso - le sonrió el jefe.

- Pero no estamos aquí para eso - continuo.

Tocaron un poco más pero El no respondio. Ante la preocupación y enojo de hopper decidieron abrir la puerta a su manera.

Nada. Eleven no estaba.

Su cama estaba hecha un desastre con ropa por encima, en su mayoría vestidos. Su closed abierto y faltaba una de sus dos mochilas que debían estar colgadas de la pared al lado de la ventana; la restante estaba junto la puerta de entrada.

- ¡Esa mocosa! - exclamó el jefe.

Joyce se tomó su tiempo, sabía a donde había ido... o bueno al lugar más probable.

- Tranquilo, sabemos a donde va - mencionó relajada. - tomare tu oferta de hablar con ella después, pero... - Hopper se contuvo de soltar más maldiciones. - dejemosla que vuelva por su cuenta. Si quieres después del trabajo pasa a la casa de los wheeler y entérate si esta bien, solo eso -

No sabia si era lo correcto pero por el momento lo que Jane necesitaba era relajarse. Cuando ella era de su edad estaba insoportable, solo quería privacidad y nadie se la daba.

- ¡No podemos dejar que pase tanto tiempo en casa de los wheeler! - Le renegó nuevamente su esposo.

- Pues la vamos a dejar, esta alterada y necesita relajarse. ¡Necesita privacidad y yo también! -

Okay.

El mensaje fue claro para hopper.

(...)

El camino se volvía a cada paso más y más liso, estaba casi por llegar a casa de mike. Se sabía el camino completo roca por roca y árbol por árbol.

Cuando divisó la casa supo inmediatamente que los padre no estaba, el auto principal faltaba.

Tocó la puerta... tocó otra vez... una vez más... Nancy abrió la puerta con el teléfono en la oreja.

Le costaba estar cerca de la entrada el teléfono era fijo a la pared y el cable estaba estirado a su limite.

- Oh, hola eleven - se sorprendió falsamente. Estaba hablando con Jonathan ahora mismo y él le había avisado que tal vez El estaba en camino a su casa.

Por el otro lado, en su casa, Jonathan respiro profundo y se tranquilizó. Su hermanita podía tener poderes y matar a cualquiera con un pequeño esfuerzo pero aun así le había tomado cariño y no quería que nada malo le pasara.

Once Dudas Para ElevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora