Lo había visto llegar una mañana,

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Jimin se encontraba mirando por la ventada de su habitación. La vista daba directamente en el frente de la calle principal. Aburrido barría con sus dedos las hojas de un pequeño masetero de flores rosadas y pequeñas, cuando al levantar la cabeza, le vio caminando con los hombros erguidos sobre un paso sereno. 

El hombre era alto, de ojos con un sólo párpado, una complexión delgada y cabello negro. Entonces había pensado: "Este hombre se cree Dios". 

Y sin prestarle mucha atención, con un parpadeo suave y encantador, se adentró a su recámara, se acostó cubriendo su cuerpo con una caliente frazada y cerró los ojos tratando de no pensar mucho, para poder así dormir y hacer a su cuerpo descansar.

Hombres de ojos pequeños ; Koomin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora