Su cabeza lo miró de tantos modos que en doce días creyó conocer a cien hombres.
Lo quiso convencida de que Dios puede andar entre mortales, entregado hasta las uñas a los deseos y sus ocurrencias.
Jungkook y Jimin se habían vuelto unidos desde entonces. Jimin invitándole a su casa para comer o ir a su recamara a mostrarle esta por simple querer. Jungkook gustoso aceptó todas y cada una de sus jugosas peticiones, cada una de ellas aunque no parecieran jugosas. Ya que no le importaba mucho si era estar debajo del sol todo el día, si estaba debajo del sol con Jimin la frase se reducía de forma simple y hermosa...
Estar debajo del ardiente sol con Jimin a estar con Jimin
Un día de esos maravillosos para Jimin, se encontraba con el bello hombre en su pieza, leyéndole sus poemas, tratando de explicar su amor.
-Todos son espléndidos.- Le sonrió. Jungkook se encontraba de costado sobre la cama sosteniéndose con un codo y la cabeza descansando sobre la palma de su mano
-Gracias.- le respondió Jimin con un leve rubor, siempre tímido. Se encontraba sentado con recargado contra el respaldo decorado con flores de color pastel de la cama.
-Me encanta cuando te sonrojas.- Le hace saber Jungkook, quien lo miraba con cierto brillo que Jimin no supo descifrar.- Te ves totalmente delicioso con ese cálido en tus mejillas.
Jimin quedó sin palabras, le avergonzaban tanto las palabras halagadoras que recibía del hombre en frente de él. Aunque a Jungkook pareció no importarle una respuesta, ya que lentamente fue acercándose al rostro del más joven. Sus labios estaban tocándose de manera sutil, después se encajaron completamente.
Jimin se quedó quieto por un momento, hasta que su mente se conectó a la realidad devolviéndole el beso de manera salvaje.
Las manos de Jungkook fueron hacia el vestido celeste de Jimin, tomando el borde para subirlo de manera que sus manos acariciaban intencionalmente la suave y cremosa piel de los muslos del chico en sus labios.
Jimin gimió.
Y enredó sus dedos en en el sedoso cabello de Jungkook, mientras éste no paraba de frotar sus grandes manos contra los muslos de Jimin, haciendo a sus miembros levantarse ansiosos con el simple pero caliente toque.
-Jungkook.- Gimió Jimin después de sentir cómo el contrario le mordía los jugosos labios excitado.
-Eres delicioso Jimin.- Y sin previo aviso le apretó las nalgas por encima de la ropa interior.
Jimin dejó salir un jadeo antes de sentir los labios de Jungkook nuevamente,sólo que en esta ocasión en su cuello. Respirando con rapidez y succionando la pálida piel de allí.
Arqueó su espalda hasta que su estómago cubierto aún por el vestido tocó el duro cuerpo de quien se encontraba encima de él.
Toc toc.
El sonido de la puerta siendo tocada los hizo separarse rápidamente cuando la madre del menor entró a la habitación con unos bocadillos.
-Pensé que querrían...- Detuvo su hablar a causa de la imagen frente a ella.
Jimin tenía aún subido el vestido, dejando ver un bulto notable en su ropa interior. Jungkook sentado desde el otro lado de la cama con una erección también en sus pantalones. Cuando Jimin notó que su vestido estaba aún arriba, se apresuró a bajarlo tratando de cubrir su vergüenza, ya se encontraba rojo de por sí a causa de la temperatura en su cuerpo. Jungkook se cubrió apartando la mirada con un cojín que estaba al lado suyo.
-Santo Dios.- Se apresuró a decir su madre.
-Mamá.- Se levantó de la cama un avergonzado Jimin queriendo explicar.
-Lo siento hijo.- Rápidamente dejó los bocadillos sobre la mesa y salió rápidamente dando un portazo.
El cuarto quedó en silencio. Jimin se voltió hacia Jungkook, se miraron por unos segundos, y el mayor dejó salir una gran carcajada.
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Hombres de ojos pequeños ; Koomin.
Short StoryJimin se enamoró como se enamoraban siempre los hombrecillos inteligentes: como un idiota.