Sangre y rosas.

23 4 0
                                    


El brillo en los ojos enamorados resplandecía de felicidad y tristeza por las palabras que de su boca salían llenando el corazón de los niños con nuevas sensaciones. Los otros dos adultos se mantenían solemnes y atentos a la historia.

Continuara...

La primera en reaccionar fue Tiara. Que si bien estaba asustada, era más valiente que su hermano. Se levanto del sillón, camino hasta la cocina, respiro tratado de tranquilizarse un par de veces y, ya mas tranquila, fue a encarar a su tío. Este estaba a la expectativa, pero con u brillo de amor en los ojos, que nunca le habían visto antes.

—¿Eres consciente, tío Nick, de que no es común lo que acabas de relatar?

—Definitivamente, lo sé.

—¿Te das cuenta, entonces, que a pesar de haberlo querido, fue un abuso de su parte?

—Mi niña, si fuera humano lo seria.

—¡¡Sabes a que me refiero!! —grito desesperada por la tranquilidad del adulto— Vives como humano en una cuidad humana ¡No puedes hacer las cosas sin esperar malas consecuencias!

— No esperaba que él sucumbiera, pero lo agradezco. Jamás sentí algo así, Tia, tú sabes la edad real que tengo.

—... —suspiro resignada ante ese duro echo. No podía seguir despotricando, sabía que no serviría de nada: Nicolás no renunciara a la única fuente inagotable de alimento, que dicho sea de paso, es el único ser al que amo, ama y amara jamás. Tiara volvió a tomar asiento, conectando su mirada con la del adulto, asintió aceptando la elección de pareja de su tutor.

Robert, también asintió con una sonrisa, el era más confiado que su hermana. Si el tal Freddy realmente amaba a su tío, no sería peligro para ellos y la vida que tenían. La otra pareja de hermanos también apoyaron a su amigo, después de todo lo que le debían, no podían estar en contra de su felicidad. Lo apreciaban demasiado como para negarle algo que se merecía con creses.

Una vez que las cosas se calmaron, la familia se fue a descansar de ese día que termino un poco agitado. El pequeño Robert sin darle más vuelta al asunto confiando ciegamente en todo, mientras que Tiara, más serena, estaba dispuesta a hablar con el tal Freddy en cuanto tuviera la oportunidad. Pues Nick era alguien a quien quería mucho y no dejaría que el hombre lo lastimara. En cuanto a los adultos, estos estaban tranquilos y más aliviados ahora que ya estaban las cosas más claras.

****

Estaba de vuelta en la casa destruida del joven Grimm. Otra de sus pesadillas, sin lugar a dudas. Todavía no podía encontrar la lógica en porque los otros implicados del sueño no podían verlo ni escucharlo. Porque si de algo estaba seguro, es que esos sueños pasaban de verdad, eran la causa y motivo del asesinato de los adolescentes. Pero no podía decirles a las autoridades eso porque no iban a creerle, lo tildarían de loco.

Suspiro resignado y se encamino hacia donde estaba Nicolás con su copia de piel quemada. Estaban bailando entre cuerpos sangrientos y putrefactos, la sangre alrededor parecía formar un lago y los protagonistas de esa masacre solo se sonreían con cariño. Realmente sádicos monstruos que eran incapaz de sentir empatía con nadie, sin embargo ÉL era tan tonto, aun creía que el joven Nicolás era tan hermoso como inocente. Tenía la esperanza de que estuviera en un trance del cual él debía que liberarlo. Era tonto creer en eso, pero así aliviaba su angustia.

El momento se vio interrumpido, cuando del techo cayeron rosas blancas y pétalos sueltos de la misma. Nicolás y su otro yo (que si recordaba bien era el tal Krueger) se besaron bajo esa lluvia, estas bellas rosas se pintaban de rojo al caer en la sangre. Algo que parecía disfrutar el joven de ojos miel con gran satisfacción.

Pronto el cuadro se descoloro y aparecieron de improvisto en una recamara amplia de colores beige y marrón, con computadora y posters juveniles. Reconoció al ocupante por las fotos que reposaban en la cómoda del lugar: Augusto Nolán. Un muchacho de tez acaramelada, de ojos negros y vivarachos que aspiraba ser concertista, pues su pasión era la música clásica. Un buen muchacho que, desafortunadamente, no cumpliría su sueño.

La matanza fue cruel y desalmada, Krueger atacaba con los miedos más horribles que tenían sus víctimas, los desequilibraba mentalmente y los humillaba hasta dejarlos como sacos rotos, llenos de desesperación y lagrimas. Entonces los mataba, en esta ocasión, con su guate, enterrándolo en el cráneo y recorriendo la mitad del cuerpo, para que este terminara por la mitad. Algo espantoso de ver, algo de lo cual no podía escapar, a pesar de sus gritos y ruegos de que dejen en paz al infeliz de turno. No había caso, no podían escucharlo ni verlo, no había forma de salvar a los jovencitos.

Pero Nick y Freddy lo hacían mirar a propósito, querían que viera lo que le esperaba. Querían quebrar su alma, pues solo así, el ritual funcionaria. Iban a matarlo de dolor y desesperación, de impotencia, y lo querían hacer juntos. El pobre anciano tenía los días contados y no se lo imaginaba si quiera. Pobre, pobre señor jardinero. Tal vez nunca debió llegar a Springwood, tal vez debió hacer caso a su rescatista e ir a New Orleans y salvar así su cordura. Pero de 'tal vez' no se puede vivir, ciertamente.

Pesadilla de Ensueño -Freddy/Oc-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora