Una neblina espesa cubría el panorama tétrico. Las tumbas destrozadas y la mala hierba del suelo, se levantaba con la suave brisa. El tormentoso cielo parecía enfurecido y a punto de estallar en la más grande tormenta que Nicolás haya presenciado. El silencio era aterrador y él presentía la esencia de algo maligno cerca suyo, a unos pasos de distancia. Sin embargo, no tenía miedo alguno. La situación en la que se encontraba era esperada y ansiada como si hubiese vivido un infierno solo para llegar al tan ansiado reencuentro.
De pronto una melodiosa voz de niña entono una melodía por demás conocida. A ella, se le unieron otras voces infantiles y unos lentos pasos de zapatos de hombre.
Uno, dos, Freddy viene por ti.
Tres, cuatro, cierra la puerta.
Cinco, seis, toma el crucifijo.
Siete, ocho, mantente despierto.
Nueve, diez, nunca más dormirás.
El hombre de ojos color miel suavemente se fue acercando a la puerta de la deteriorada casa, enfrente suyo. Con las yemas de los dedos, acaricio su superficie suspirando con una dulce sonrisa pintada en su rostro. Los pasos del otro hombre se detuvieron justo a su espalda, al tiempo que los niños desaparecían de la escena. Con cuidado, como si temiera la reacción ajena, el misterioso personaje rodeo la estrecha cintura del hombre de pelo negro, con un brazo y acercaba su boca al cuello expuesto ante él. Dejo escapar su aliento y, tocando a penas con la lengua, recorrió con lentitud y sensualidad la piel cremosa de su víctima. Nicolás gimió ansioso por un poco más de contacto, retrocedió unos pasos y cerro sus ojos para sentir todo al máximo; había soñado tanto con ese momento y quería aprovecharlo al cien por ciento. La otra mano, rápidamente se coló entre sus ropas para ir directo a sus pezones para manosear a gusto la delicada zona del cuerpo ofrecido. La boca del víctaminario pronto estuvo recorriendo su cuello y lóbulo, jugando pecaminosamente con ellos, y haciendo suspirar y jadear extasiado al joven hombre entre sus brazos.
Nicolás muy pronto empezó a jugar también, acariciando con su mano derecha la pierna más próxima a sus propios muslos al tiempo que con la izquierda palpaba el bulto que descansaba entre sus nalgas. Al rato los jadeos y suspiros del hombre mayor se unieron a los del más joven, junto con una juguetona risa. Una que consiguió, finalmente, que Nicolás se volteara, sonriente y feliz, para encarar a su "atacante".
—Siempre voy a adorar tu risa.
—Y yo a ti. —fue la respuesta del hombre. Unos ojos marrones oscuros deslumbraban con su brillo en el rostro de un hombre de 35 años, que parecía haber pasado toda una vida infernal solo para que, finalmente, encontrara la paz en un reencuentro especial.
—Te extrañe tanto, Freddy. Me encerraron por años en un manicomio; contra mi voluntad me sedaron una y mil veces. Me dieron drogas y terapias de electroshock... —le confeso, con lagrimas contenidas en sus claros ojos.
—Lo sé, mi pequeño. Créeme que les hare pagar todo lo que sufriste, mi tesoro. —lo reconforto, estrechándolo entre sus brazos. También él tenía el semblante entre triste y vengativo.
—Mis tíos ya están muertos, pero podrías encargarte de 'ellos'... —sugirió el más joven.
Una siniestra sonrisa apareció en los labios algo torcidos de Freddy, aceptando la oferta de su amado niño. Una criatura a la que adoraba desde el primer momento en que sus ojos se cruzaron, aquel día de primavera hacia tantos años.
—¿Freddy? ¿Estás aquí? —pregunto el joven, que veía divertido el rostro pensativo del asesino.
—Eh, emm... Si, lo siento. Recordaba el día en que nos conocimos. —le respondió con una sonrisa. A lo que el otro se sonrojo.
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Pesadilla de Ensueño -Freddy/Oc-
FanficNicolás Grimm es un joven hombre que en una empresa telefónica, que tras la muerte de su hermana y cuñado tiene que encargarse de sus sobrinos. Al mismo tiempo, la empresa para la cual trabaja abrió una sucursal en Springwood y él junto a unos cuant...