Teñidos de rojo sangre.

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 Ya habían pasado tres meses desde que Freddy regreso. Con la ayuda de los poderes e influencias de los hermanos sombras, las aguas se calmaron completamente. El trabajo de Nicolás progresaba muy bien y su pareja, tomo el puesto de jardinero en el parque donde trabajo Joseph. Ante el mundo, quien había perpetrado los horribles homicidios fue el loco y perturbado Javier Thompson, el ex jefe de policía, quien no pudo soportar que el joven Grimm regresara como si nada al pueblo de Springwood. El caso se cerró cuando descubrieron su cuerpo en el sótano de su casa con los instrumentos de tortura del legendario Freddy Krueger en obvias circunstancias, la causa de muerte: suicidio. Las disculpas llovieron a raudales y los niños retornaron a sus hogares. Y ellos no podían estar más felices.

Nicolás estaba llegando a casa, acariciaba su vientre sonriendo enamorado ante la idea de confesarle a su pareja el por qué de sus matutinas nauseas y mareos. Hacía mucho tiempo, más de lo que le gustaría recordar, que no engendraba vida. Y es que la última ocasión no había terminado bien para sus retoños. Sin embargo, en esta oportunidad, sentía que sería diferente: esta vez seria fruto de su amor. Aparco el auto en la vereda, tomo su portafolios, bajo del vehículo y cerró la puerta, tarareando una canción de niños. Sus sobrinos, que ya habían empezado las clases, no tardarían en volver y sus queridos amigos ya lo estaban esperando con la necesitada taza de té con caramelo, que degustaba de un tiempo a esta parte.

—Hola, Nicky ¿Cómo te fue? —la alegre y jovial voz de Karl, le arranco una suave carcajada.

—Me parece que andas de muy buen humor ¿es por algo en particular? —la suspicaz Sam lo miraba encantada, como si ya supiera la respuesta y eso la hiciera feliz.

— Ustedes, sombras maliciosas ¿Por qué no me dijeron del embarazo? Estoy seguro que sienten su presencia. —les recrimino con una falsa molestia y un tierno puchero. Los hermanos sonriéndose con complicidad se hicieron los desatendidos.

—¿Embarazo? ¿Quién está embarazada? —la inocente vocecita de Robert llego al salón justo cuando su tío se disponía a tomar su te, ya sentado y relajado sobre el sillón grande.

—No creo que sea un embarazo femenino, hermano. —Tiara se acerco a su hermano y lo guió al sillón donde estaba esperaba Nick.

— Así es, Robbie. Yo soy el que espera un bebe, ya sabes que no soy humano. Y que mi sistema es diferente al de ustedes... —estaba por agregar algo más, cuando un golpe se escucha a sus espaldas.

Freddy acababa de terminar su turno correspondiente. Ahora que tenía un nuevo amor por la jardinería, podía dividir su horario de trabajo en dos franjas horarias, lo que permitía que pudiera tener un entre-tiempo para pasarlo con su amado ojimiel. Estaba entrando a la casa, escuchado las voces ajenas hasta que una frase lo paraliza en el marco de la sala Yo soy el que espera un bebe; cómo una frase podía ser tan hermosa y tan aterradora al mismo tiempo. Se le cayó su pesado morral de la impresión por semejante noticia, estaba con la boca abierta y los ojos entrecerrados. Como si de repente alguien entrara y dijera Feliz día de los inocentes, pero sabía bien que ese tipo de bromas el moreno las despreciaba. Los demás habitantes de la casa, decidieron dejar a solas a la pareja, para que hablaran con más libertad sobre el tema. Apenas consciente de ello, el tembloroso asesino se sentó al lado de su amado tesoro.

—¿En serio seremos padres? —su voz le sonó áspera por los nervios.

—Sí, Freddy. Lo seremos ¿estás molesto? —le miro asustado por la respuesta.

Freddy lo miro entonces. Nicolás estaba radiante y su belleza le daba la apariencia más angelical del mudo entero. La ilusión, la esperanza y la alegría relucían en sus bellos ojos amarillos, tan puros como peligrosos. Pues su apariencia humana ocultaba bien la esencia oscura que Nicolás era en verdad y, aun así, se amaban más allá de todo, sin reservas o tapujos. En medio de su oscura soledad, ambos se habían encontrados. A pesar de estar teñidos de rojo sangre, ellos lograron encontrar luz en los brazos del otro: un refugio, un hogar. Se habían encontrado para estar juntos por el resto de la eternidad, durara lo que esta durara, y ese embarazo era la comunión de su lazo eterno, manifestada en el más bello y puro de los regalos: un hijo que los uniría para siempre y al que amarían por sobre todas las cosas. Entonces el miedo se fue y, con una enorme y maravillosa sonrisa, beso a su niño con todo el amor que este le hacía sentir. Despejando las dudas y miedos de ambos, porque si de algo estaban más que seguros: es que nunca más estarían solos otra vez.

Desde el interior de su padre, los gemelos de Nicolás sonreían contentos por la muestra de afecto provocando en ambos un tierno y dulce calorcito en sus corazones. Otra muestra de que sus padres les transmitían su amor sin darse cuenta de ello, formando así un lazo familiar que abarcaba mucho más de lo que los adultos siquiera podían imaginar. Uno fuerte y lleno de promesas, de dichas y conflictos, un lazo de amor.


***FIN***

Pesadilla de Ensueño -Freddy/Oc-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora