Conociendo el mundo mágico y los Goblins

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El trayecto desde la casa de sus tíos haya el centro de Londres en aquel maldito taxi, se le hizo eterno, pero por fin había llegado.

la entrada al mundo mágico por el  Caldero chorreante no era lo que él esperaba pero no se dejó amedrentar, con los nervios a flor de piel entró en aquel  oscuro bar de mala muerte . Nada más entrar lo golpeó un sin fin de olores y sonidos, el oscuro antro, estaba repleto de personas cada cual más extraña que la anterior, no se parecía en nada a lo que Harry hubiera visto hasta entonces.

Con paso tranquilo y sereno se dirigió hasta el hombre que estaba en la barra, tal y como le había dicho el profesor Snape.

-¿Disculpe, si no es molestia me podría abrir por favor la puerta al callejón Diagon?- el camarero de mirada afable le miró con curiosidad.

 -un poco pronto para ir a comprar el material escolar joven, ¿Cómo se llama?

Y con toda la inocencia del mundo dijo.

- Harry Potter, señor- tras aquellas fatídicas palabras el silencio dé hizo dueño del lugar, tras unos incómodos segundos donde todas las miradas se clavaron en él,se desató el caos. El pobre niño fue arrastrado por una turba de magos y brujas que peleaban por saludarlo, tras una hora y veinte minutos de saludos, saludos y más saludos junto con sonrisas forzadas pudo al fin salir a la trastienda junto con un sonriente  y feliz Tom.

El mal humor de Harry se evaporó cuando vio por primera vez el Callejón Diagon, en esos momentos Harry deseó tener dos cabezas y mil ojos en cada una para vez todo lo que le rodeaba.

Harry caminó, lentamente por el callejón, hasta que que vio algo que le llamó la atención, su biografía, sin más tomó el libro y empezó a leerlo abriendo cada vez más los ojos, la ira lo embargo, toda su vida había sido una vil y repulsiva mentira, cerró con fuerza el libro e intentando reprimir su mal humor se dispuso hacer sus compras y explorar todo lo que pudiese.

Se adentro decididamente al banco,en su puerta vio que había un letrero al que no hizo ningún caso.

Se acercó a una extraña criatura que se dedicaba a contar unas monedas en una balanza y una vez que esta terminó, Harry se dirigió a este ocultando su nerviosismo lo mejor que pudo.

- Disculpe señor, desearía saber de cuanto dinero dispongo.

La criatura levantó la cabeza y con voz desdeñosa pregunto.

- ¿y se puede saber quién eres tú ?- rogando que no se repetirá lo de hace unos momentos dijo su nombre, la criatura abrió los ojos de forma que parecería que a le saldrían de un momento a otro.

- por favor venga conmigo, señor Potter- el duende gio a Harry por unos estrechos pasillos que lo guiaron hasta un gran despacho, por lo lujoso del lugar era más que obvio que en aquel lugar era usado sólo para los clientes más importantes del Banco, lo que le impresionó el profesor Snape le dijo que sus padres le habrían dejado dinero pero no imaginó nunca que serían tan importantes, tan absorto estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que  el duende lo había dejado solo en el despacho de un pequeño duende con cara de pocos amigos y aires de grandeza.

-Empecemos,señor Potter.

El Duende saco una extraña daga y se la tendió junto con un largo pergamino en blanco.

-Cortese y dejé caer un poco de sangre en el pergamino, este nos revelará todo lo relacionado con su herencia mágica y económica, si realme es quien dice ser de lo contrario le puedo asegurar que no saldrá con vida de aquí .

Tras la explicación del duende Harry hizo lo que le pidieron, aún que no le hacía mucha gracia aquello  de cortarse,cuando la sangre hizo contacto con el pergamino este brillo con gran intensidad, una vez que este dejó de brillar tomó el pergamino y comenzó a leer.

Harry Potter y la magia libreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora