Capítulo 13. Los Vicente.

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El hogar de las familias Vicente no era como otros.

Apenas pisabas su territorio y sabías que estabas atrapado en tu propia muerte, animales salvajes, jugaban con tu mente haciéndote delirar, trampas mortales y sus muy conocidas técnicas... los explosivos.

El ambiente era muy malo, los árboles cubrían por completo la luz por lo cual siempre estaba oscuro con ambiente fresco. La única luz que tenían era de las velas y a veces el de la luna. Sus hogares estaban hechos de palmas y barro teniendo solo lo necesario para tener un refugio, el único hogar con dos pisos era el de la familia del jefe de clan que cumplía con todo para su comodidad.

Años atrás ellos sobrepasaban a todos los clanes del pueblo el Mar. Eran respetados y les temían. Ahora solo eran un peligro y los evitaban.

El único clan que los apoyaba eran los Treviño. Lucas Treviño, jefe de clan siempre había admirado a Reynaldo y cuando esté dejó su puesto a Fabián, apoyo su decisión.

Los Vicente aún iban a territorio humano para alimentarse, sabían que el mundo estaba sobrepoblado. Fabián siempre pensó que era de ayuda y los humanos debían estar agradecidos, además solo atacaban a aquellos que hacían un mal a otros.

Nadie cuestionaba o dudaba de las decisiones de su jefe de clan, sabían que era un hombre sabio. Sin embargo, hace poco, los hijos del propio Fabián ya no lo aguantaban y creían que estaba perdiendo la cabeza. Su venganza por el pueblo el Mar lo estaba cegando al punto de querer matar a todos no importaba si con ellos también dejaba de existir su clan.

En el hogar del jefe de clan seguían asombrados de que Raymundo haya pasado la noche en su hogar. Al día siguiente el joven tampoco regresó al pueblo. Sus hermanos estaban dispuestos a saber que sucedía, ya que Fabián la noche anterior hizo una junta donde anunció que llamaría a los Treviño y dentro de una semana atacarían al pueblo el Mar con ayuda de otro "clan".

Mayra y Andrea entraron a la habitación de Raymundo. El joven ya había tomado más de once vasos de sangre, si se excedía más podría salirse de control e ir al territorio humano a seguir matando para saciar su apetito.

—¡¿Qué demonios te pasa Raymundo?! ¿Nos quieres dejar sin alimento? —Exclamo exagerada Mayra abriendo la puerta sin permiso.

—Salgan.

—Nos vale un comino lo que quieras. ¿Qué pasa? ¿Por qué Fabian quiere mandar a llamar al padre de Arlen? —Raymundo se apoyó con sus codos y se sentó en su cama, proceso las palabras de Andrea.

—¿Qué? ¿Cuándo ha dicho eso? —Pregunto—. No pensé que se fuera a tomar tan en serio mi petición —Se susurró para sí mismo.

—Ayer en la noche, informó a todo el clan. ¿Por qué tan pronto atacaremos al pueblo?

—César, me ha dicho que atacará a los señores de la ley. Si aprovechamos ese momento podremos atacarlos más débiles.

—Claro, y vamos a quedar como unos cobardes por aprovechar el momento —Mayra dijo sarcástica y se tiró en la cama con su hermano—. Piensa un poco más Raymundo, algo más grande ha de tener planeado César.

—Él me ha dicho que regrese al pueblo el Mar, después de que haya pasado el ataque.

—¿Y le has creído? ¡Qué tierno! —Mayra y Andrea comenzaron a reír.

—Claro que no, pero por alguna razón me quiere a su lado.

—Por supuesto, ¡Tienes la inteligencia de un Vicente! Quiere nuestras técnicas.

—César es mil veces mejor que yo, ¿Olvidan que fue entrenado por el abuelo? —Estas asintieron. Mayra recordó el ataque que hace poco hicieron y la chica del pueblo el Mar que casi la hiere.

Obligados a CasarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora