Capítulo 10. Raymundo Vicente.

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Berenice conoció a una chica llamada Alessia Romero del pueblo el Fuego la cual fue muy amable enseñándole y hablándole de su pueblo, ella también puso de su parte informándole sobre el suyo. Cuando terminaron de entrenar se tiraron al suelo para descansar un poco.

—¿Entonces eres novia del mayor Antonio Nicolás? —Berenice negó con sus manos en el aire.

—Él y yo solo somos amigos.

—Le gustas. Mira cómo nos ha observado desde que empezamos con la práctica, piensa que te puedo herir. Tranquila no tengo intención de hacerlo —dijo risueña. Berenice buscó en los alrededores y era cierto, el chico mostró sus hoyuelos cuando encontraron miradas—. El mayor Antonio Nicolás suele huir de las novatas y las mayores, pero contigo y tus amigas es diferente.

—O tal vez solo esté jugando con ella.

—Vete Facundo, déjanos en paz —el chico las rodeo y se sentó a lado de Berenice. Alessia sabía que él solo quería hacer enojar a Antonio Nicolás.

—Ella también es mi amiga, ¿Verdad?—Berenice se alejó cuando este se acercó a ella— Ruda ¿Eh? No pasa nada yo también puedo serlo.

—Facundo, por última vez...

—Yo solo vengo a ser de ayuda para los novatos. Se supone tenemos que asesorarlos —Alessia no discutió, pero se mantuvo al pendiente—. Te he estado siguiendo y puedo notar que eres realmente ignorante.

—Está bien. Se acabó, lárgate —la mirada de Berenice se endureció mostrándose enojada.

—Tranquila, por ignorante me refiero a que no sabes nada sobre quienes somos, porqué estamos aquí e incluso desconoces a quienes son ahora tus amigos —ignoro a Alessia—. Mucho gusto soy el mayor Facundo de criatura puma y conocido por ser un felino. ¿Y tú? —Berenice quedo sin palabras, no lo entendía—. Como pensé, eres una novata más. A este paso el pueblo el Mar está entrenando a sus mayores para ser solo discípulos. A las criaturas del mal sabrás como son realmente ellos en la batalla de mayores y de pueblos.

—Vete —Alessia lo empujó llevándose un rugido por parte de Facundo. Cuando último el nombrado se disponía a atacar llegaron los mayores de los señores de la ley entre ellos Isaac.

—¿Qué pasa aquí? —negaron ante su pregunta—. Mayor Facundo no tiene nada que hacer aquí, así que vaya con quien sea que esté entrenado —le dio una mirada enojada a Isaac y pasó a su lado golpeando su hombro.

—¿Bere... novata Berenice? Venga conmigo —está solo se levantó despidiéndose de Alessia y prometiendo verse en la próxima reunión.

—¿Qué pasa mayor Isaac? —él solo le hizo una señal que lo siguiera.

—Yo te quería pedir disculpas por lo que pasó la vez pasada. Yo solo... sabes que no soy bueno expresando mis sentimientos —Berenice sonrío. Lo que menos quería era hacerlo sentir mal, seguro estaba muy cansado por qué en todo momento estaban cuidando de los asistentes.

—Entiendo Isaac, sé que aquí tenemos que diferenciar entre que seas un mayor y yo una novata. Por ahora no quiero hablar de nada de eso —Isaac se sintió aliviado notando tristeza en la chica.

—Escuche lo que dijo Facundo. No le hagas caso, a él le encanta hacer sentir mal a otros con tal de molestar... Berenice yo creo y te repito que... —fue interrumpido por los mayores de los señores de la ley que le llamaban—. Nos vemos en la noche —se despidió.

Berenice se dio la vuelta, su mirada se topó con grupos de jóvenes luchando y entrenado con mucho esfuerzo. ¿Ella quería eso? Aunque le dolía aceptar las palabras del mayor Facundo, eran verdaderas. Incluso desconocía de su matrimonio arreglado, era muy ignorante y lo peor es que se dio cuenta por una persona que ni la conoce. No sabía por qué continuaba entrenando para mayor si ya sabía que era una inútil y a lo mejor su futuro esposo ni si quiera la iba a dejar ir a las misiones. Algo le dolía, no se sentía bien y los que la notaban se dieron cuenta.

Obligados a CasarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora