Capítulo 15. Los Vicente atacan al pueblo el Mar.

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Día cuatro.

El compromiso de Antonio Nicolás y Berenice estaba en boca de todos, las felicitaciones no tardaron en llegar por medio de cartas, llamadas y animales mensajeros a ambos jefes de clan, el rumor corrió hasta los otros seis pueblos.

Entre ellos el pueblo el Sol.

Perry detuvo su camioneta haciendo un estruendoso ruido en la grava del estacionamiento, corrió adentrándose a la casa de Cristián. Donde las criaturas del mal se hallaban comiendo.

—¡Antonio Nicolás se ha comprometido!

—¿Qué? ¿De qué hablas Perry? ¡Si es una mentira tuya te juro que no volverás a mentir nunca más! —Se levantaron asustados, pero la reacción de Perry los hizo alegrarse.

—¡Lo digo en serio! ¡Con Berenice!

—¡¿Cómo supiste?! —Raúl exclamó feliz.

—Yo no le creo a ese idiota —Ángel y Cristián lo detuvieron para que no golpeara a su primo.

—Lo dijo Diana Brown, pero hay problemas.

—Es una fuente confiable —Aseguró Ángel—. ¿Cuáles son los problemas?

—Blanca regreso al pueblo el Sol.

—¿Y?

—Escucho la noticia de su compromiso. Le dijo a Diana que no le creía y que se iba a comunicar con él, es más si era necesario viajaría al pueblo el Mar para confirmar —. Las criaturas del mal se volvieron locos, por todas partes buscaron sus teléfonos. ¡Tenían comunicarse con Antonio Nicolás!

—¡Esa mujer está loca!

[...]

En el pueblo el Mar, era el día de descanso de los amigos discípulos. Y se reunieron en la casa de Adriana para desayunar, a excepto de Alex y Alejandra quienes tenían un compromiso con los James.

—Luis, ¿Qué ha pasado con Isaac todo bien? Me dijeron que ayer fuiste a buscarme —luego de un rato conversado Sebastián pregunto curioso, pero no espero tal reacción de Luis mucho menos la de Berenice.

—Yo... yo fui a buscarlo, cuando llegué oí mejor dicho lo que vi... ¡Ay, tal vez vi mal!

—¿Qué ha pasado? —Maritere nunca había visto de esa manera a su amigo.

—Creo que Isaac está metido en problemas... Israel le aconsejó escapar. Después llegaron los discípulos de los señores de la ley, comenzaron a atacarlos y vi como los dos terminaron con cada uno sin problema. Cuando intente acercarme para ayudarlos o para saber qué pasaba, Isaac se giró y me dijo que no me entrometiera en problemas ajenos.

—¡Ese maldito siempre es así! ¡Le gusta meternos en problemas, pero si uno trata de ayudarlo nos manda al diablo!

—Adriana... tranquila.

—¿Tranquila? ¡Que se tranquilicen las aguas! Yo no voy a seguir aguantándolo —sus amigos se quedaron callados su cabello tomó un color rojo y ella continuo—. A mí casi me hace cómplice de sus maldades, el señor de la ley César siempre tiene que disculparse por él.

—¿César te ha buscado?

—Si ayer, disculpándose por las acciones de su hijo —Adriana miro a cada uno, soltó el tenedor en el plato y su cabello regresó al natural—. Chicos, él también me busco para otra cosa.

—¡¿Que?! ¡Dijiste que él ya no te gustaba! —Sebastián se levantó molesto llevándose el asombro de sus amigos, Adriana comenzó a reír.

—Ese fue un enamoramiento fugas, pero ese no es el caso ahorita. César me dijo que me necesitaba para una misión secreta. Obvio yo les cuento a ustedes porque son mis amigos... —Adriana comenzó a narrarles todo lo que Cesar le dijo, entre indirectas les hizo saber que la situación en el pueblo no era buena. Los señores de la ley estaban divididos y había sospechas de traición por todos lados, por supuesto que todos los jóvenes le creían a César, pero los habitantes de la primera y segunda generación estaban de lado de Wison, Ernesto, Geio y Oscar.

Obligados a CasarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora