11.

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El timbre resonó por el departamento, haciendo que la bebé despertara.

La pareja formada por Freddie y John entró cuando Brian abrió.

Ambos preguntaron por Katie, querían conocerla desde hace mucho.

Ya que la emoción los llenó cuando se enteraron de su nacimiento.

Roger sacó con cuidado a su hija de la cuna, la envolvió con una cobija amarilla y la puso en los brazos de Freddie.

—Dios mío, cariño, mírala. Es hermosa.

John observó a la bebé en brazos de su prometido.

—Si, es muy hermosa —habló tocando su pequeña cabeza rubia, de la cual, uno de la mechones formaba un pequeño rizo.

Katie era la mezcla perfecta de Brian y Roger.

Hacía ya un mes que les habían dado salida del hospital.

Pero hasta ahora podía recibir visitas por aquello de las defensas un poco bajas, producto de ser prematura casi 2 semanas.

Ya que a la semana y media de haber nacido, se enfermó, no fue grave, pero la dejaron en observación todo el día.

En ese tiempo, los ojos se le estaban aclarando un poco. Tal parecía que sus ojos iban a ser azules.

Era realmente una bebé muy tranquila, algo que había sacado completamente de Brian.

—Quiero un bebé, Johny. Sería bueno después de casarnos ¿no crees?

El nombrado solo lo miró nervioso, si tan solo supiera...

Claro que Freddie estaba tan embobado con Katie que ni se dio cuenta de los gestos de su prometido.

—Tengo el vestido perfecto para Katie para el día de nuestra boda.

Roger miró a Freddie esperando que no fuese algo muy extravagante.

—Calma, rubio. Es un vestido blanco muy lindo. Se que les va a encantar.

***

La bebé se encontraba a punto de dormir en los brazos de Brian.

Toda la tarde hablaron de los últimos detalles de la boda hasta que tan nuevo y lindo resulta tener una hija.

El segundo tema surgió por Freddie, él realmente quería un bebé. Pero también consideraba que era muy pronto para eso.

El rizado se puso de pie despacio —Mi vida, ¿Me ayudas a taparla en su cuna?

El rubio asintió con una sonrisa.

Acompañó a su esposo hasta el cuarto de la bebé.

Así era todas las noches: cuando quedaba dormida, se dedicaban a mirarla un rato, y Brian siempre le daba un beso en la cabeza a su esposo, agradeciéndole que le hubiese dado tan bello regalo. Su hija era tan hermosa que resultaba casi imposible no hacerlo.

Freddie los observaba de lejos, el quería algo así y pensaba que ellos lo hacían ver tan fácil, tan hermoso que tal vez no resultaba tan mala idea tener un hijo también.

El estómago de John se estrujó, sintiendo que iba a vomitar, pero logró controlarlo.

—¿Cariño? ¿Estás bien? —le preguntó Freddie viendo que palideció de repente.

El menor asintió —Solo son nervios, ya sabes, la boda es en menos de dos semanas —le sonrió.

—¿Seguro?

John asintió y la sensación de nauseas lo invadió de nuevo.

La pareja de esposos apareció nuevamente en la sala.

—¿Roger? ¿Puedo hablar contigo un momento? —John miró a su novio y otro amigo—. A solas.

—Si, seguro, ven.

Caminaron hasta el cuarto principal y ahí el menor se sentó en la cama.

—¿Qué sucede? —preguntó el ojiazul cerrando la puerta.

—¿Qué tal es tener un hijo?

—Oh eso, bueno, el embarazo no es tan malo realmente. Digamos que a veces las nauseas son molestas. Pero creeme que sentir las pataditas cuando le hablas, o ver como crece, lo supera todo.

—¿Cómo se portó Brian?

—Excelente, creo que no puede hacerlo mejor —sonrió enternecido—. ¿A qué viene todo esto, Johnny?

—Nada, simple curiosidad. Gracias, amigo —le sonrió de lado.

Roger no muy seguro también le sonrió de lado —De nada.

We Will Have A Baby! {Maylor-Mpreg} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora