8. DISPUTA

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Maldito gato. Maldito Adrien. Estúpida Marinette.

Estaba que sacaba humo por las orejas. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Adrien y Chat eran la misma persona, el mismo chico había estado jugando con ella por partida doble.

Cuanto más pensaba en él, más in crescendo iba su enfado. Estaba furiosa, dolida e irritable.

Al día siguiente de su encuentro, ambos apenas se dirigían palabra en clases, no es que tuvieran una relación muy próxima, pero la tensión entre ellos era más que evidente.

Alya hizo ademán de preguntarle a su amiga, pero apenas podía terminar de formular la cuestión, que la azabache la cortaba en seco.

Adrien se sentía cohibido y algo culpable, por ello no trató de insistirle demasiado a su compañera de ojos azul cielo, aguardando porque ella fuera quien diera el primer paso, más su espera fue en vano.

En las horas lectivas, Marinette esquivaba su mirada esmeralda, fijando la vista en dirección opuesta o sumergiéndose en las enseñanzas de los profesores.

Era inútil. Por mucho que él intentaba interceptarla, ella se mostraba reacia a cualquier tipo de contacto, rechazándolo sin compasión.

Cuando llegó la hora del descanso, la situación se tornó un tanto peliaguda, no solo porqué ambos se encontraban en el mismo grupo de recreo junto a Nino y Alya, sino porque entre ellos se unió un tercero en discordia.

- Marinette.

Los cuatro se voltearon para ver quien llamaba con efusividad a la joven de coletas, atisbando a su compañero de clase y artista, Nathaniel.

A priori, todos se quedaron en silencio, observando como el pelirrojo les daba alcance y encaraba a la pelinegra.

La sonrisa soñadora que se dibujaba en el rostro del muchacho, era algo que hizo que el rubio se crispara, apretando los puños con aprensión. Nathaniel ni siquiera se dio cuenta de ello, prestando única y exclusiva atención a la joven Dupain.

- Hola, Nath. ¿Va todo bien? - preguntó la aludida con una sonrisa enternecedora-
- S-sí. Solo quería devolverte el cuaderno de apuntes que me dejaste. - le extendió la libreta, rozando sus dedos al entregársela y sonrojándose al notar el tacto de su piel- fue de mucha ayuda. Gr-gracias.
- Me alegro de que te haya servido.

Este tomate no me gusta nada.

Adrien podía sentir como los celos se apoderaban de él, percatándose como ambos seguían inamovibles, con sus manos tocándose.

Quería poder acallar la voz de su interior, gritarle a aquel caradura que aquella chica era su princesa, y que solo él podía contemplarla con la adoración que el mismo artista le profesaba.

Después de un rato, Nathaniel se llevó las manos a los bolsillos, con la cabeza gacha y los nervios a flor de piel.

- Marinette, querría preguntarte una cosa.

No fastidies. Tomate, vete a aliñar alguna ensalada y deja a mi bichito en paz.

La fémina de tez blanquecina se quedó quieta, mirando con curiosidad al chico de ojos color turquesa. Alya y Nino conversaban animadamente a sus espaldas, ajenos a lo que acontecía ante sus narices.

A diferencia de los otros dos, Adrien no podía evitar escuchar la conversación entre la franco-china y el artista, haciendo un sobreesfuerzo, por tal de no arremeter contra el pelirrojo.

- Tú dirás.
- M-me preguntaba... si... - la miró por el rabillo del ojo, relamiéndose- ... bueno... tú... si... estás... saliendo... o... quieres...

[+18] I CAN'T LIE - Adrinette/Ladrien/Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora