16. CATACLISMO

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No sabían lo que estaban haciendo, simplemente se dejaban llevar por lo que sus impulsos y hormonas les reclamaban febrilmente.

Después del estira y afloja sobre Luka, acabaron llegando a la mansión Agreste, inmiscuyéndose en el prominente edificio sin apenas demorarse al subir las escaleras e irrumpir en la habitación del modelo.

Adrien no tardó ni dos segundos en arremeter contra los labios de su compañera, cerrando la puerta del cuarto con el pestillo, y conduciendo los dedos hasta sus coletas para deshacerlas, dejando que su melena se desenvolviera fluidamente sobre sus hombros.

- Eres tan hermosa. - recorrió su rostro con el dorso de la mano, contemplándola con fascinación y lujuria-
- Tú también eres hermoso.

Esto ya parece sacado de Crepúsculo, mejor nos dejamos de ñoñerías.

Tomó la mano de la chica con una sonrisa traviesa dibujándose en sus labios, jalando de ella hacia la cama que se encontraba en el centro de la estancia para sentarse en el borde y hacer que lo acompañara, rodeando su nuca y obligándola a besarlo fogosamente.

Marinette dudaba al corresponder a los besos que le eran otorgados con desatada pasión, vergonzosa por lo desconocido.

- Prin-cesa... - sin vacilación, la sentó a horcajadas sobre sus piernas, haciendo que sus sexos se rozaran por encima de la ropa- ... te deseo tanto...

La azabache jadeó al notar como la hombría del rubio se endurecía, haciendo que las fricciones se volvieran más insistentes y desesperadas, con ganas de agazaparse más a su cuerpo.

- No puedo creer que esto esté pasando. - admitió la joven en un susurro- no parece real.
- Lo sé. - descendió las manos hasta la horilla de sus glúteos, manoseándolos y posicionándola entorno su erección- de momento se siente genial.

La hizo caer de espaldas al colchón, colocándose encima suyo con una expresión desinhibida en su rostro, cerniéndose a sus muñecas.

- No sabes cuánto tiempo llevo esperando esto.
- ¿Puedo saber cuánto? - cuestionó en un tono jocoso-
- Un año y medio, concretamente quinientos-cincuenta días.
- Vaya, si que traías bien la cuenta. - comentó con ligero asombro-

Ahora sí que debe de pensar que eres un enfermo mental.

- Mejor dejamos la charla para luego.

Se incorporó levemente, quitándose la camiseta y dejando su perfectamente esculpido torso a la vista, con una mirada traviesa reluciendo en sus esmeraldas, observando la expresión anonadada de la pelinegra.

La perfección existe. Gracias por tan bella obra de arte.

Como si hubiera podido leerle la mente, Adrien ensanchó su sonrisa, inclinándose nuevamente a sus labios, mientras que con las manos se deshacía decorosamente de su suéter, viendo como ella le facilitaba la hazaña al poner los brazos al aire.

- ¿Aún vergonzosa? - soltó tratando de hacer que se desinhibiera, besando su cuello-
- Sí, mucho.

Adrien se echó hacia atrás de un impulso, rebuscando en el cajón de la mesita con esmero ante la atenta mirada de su acompañante.

- ¿Qué haces?
- Buscar los preservativos. - musitó concentrado en su labor, sonriendo triunfalmente al hayar uno de los plásticos- ¡Listo!

La chica bajó la cabeza, aún pasando un gran bochorno, pese a que solo se habían sacado la parte de arriba de su atuendo.

El joven, con el plástico entre sus dientes, gateó al encuentro de su dama, mirándola con lascivia al deleitarse de la grata vista de su torso cubierto con un fino brasier de encaje de color rojo.

[+18] I CAN'T LIE - Adrinette/Ladrien/Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora