4. MALPENSADO

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Había pasado una semana desde que Marinette había renunciado a su prodigio, confiándolo a su compañero de batallas para que lo pusiera a buen recaudo.

Chat no había vuelto tras ella, cosa que incomprensiblemente la crispaba.

Tantas veces que aquel gato mañoso se había insinuado a su Catarina, y ahora que conocía a la civil que se encontraba debajo de la máscara, apenas aparecía para incordiarla.

Claro que fue ella quien le dejó claro que no quería volver a verlo, pero de igual manera esperaba más insistencia por parte del héroe.

- ¿Marinette?

La azabache sacudió la cabeza, mirando a su mejor amiga de refilón.

Estaban en la hora de descanso entre clases, todos conversando animadamente, aprovechando la ausencia del profesorado.

- Oh, hola Alya.
- ¿Hola Alya? - inquirió pensativa la morena, estudiándola de cerca- ¿en qué estabas pensando, empanada?
- En Chat Noir.

Marinette parpadeó avergonzada, tapándose la boca, mientras que la de mirada ámbar abría los ojos de sobremanera.

Aquella respuesta no solo había llamado la atención de Alya, pues el joven Agreste se giró de su asiento con un ápice de curiosidad y alarma.

- ¿Cómo es que estabas pensan...?
- ¡Marinette! - saludó el rubio de forma entusiasta, no dejando continuar a la morena y dejando perpleja a la ojizarca- ¿me acompañas un momento?
- ¿A-ahora? - él asintió, sonriendo inquieto- Cl-cla-ro.

La joven Césaire se quedó boquiabierta por la repentina intromisión del modelo, observando en silencio como él y la pelinegra abandonaban el aula.

Mientras andaban por los pasillos, ninguno de los dos parecía querer soltar prenda, a lo que el muchacho se animó en entablar conversación.

- Perdona por haberme metido en tu charla con Alya.
- N-no pasa nada.
- ¿Es muy preguntona, eh? - cuestionó con una media sonrisa-
- Ni te lo imaginas. A veces le pondría un bozal.

Ambos se rieron despreocupados, intentando suavizar el ambiente.

- ¿Por qué querías que te acompañara?
- Por nada. - ella lo miró perpleja, haciendo una mueca-

Buena respuesta, Agreste. Si quieres parecer idiota, lo estás consiguiendo.

- Quiero decir que, Alya estaba preguntándote y parecía que necesitaras ayuda. - se excusó titubeando, frotándose la cabeza- siento si te he confundido.
- N-no, está bien.

Las mejillas de la fémina adoptaron un leve rubor sonrosado. Adrien contempló la expresión tímida de su rostro, así como los mechones que amenazaban en cubrirle la frente.

¿Cómo no pude darme cuenta de lo hermosa que es? Soy un idiota.

Aún en su ensimismamiento, el rubio apresó uno de los mechones de la chica, acomodándolo tras la oreja, al mismo tiempo que ella se quedaba paralizada por el gesto.

- Ad-rien... ¿qué haces?
- Te miro. - contestó apacible, clavando su mirada en los zafiros de la euroasiática-
- E-eso ya lo veo. Pero... ¿por qué me miras así? - tartamudeó con los nervios a flor de piel-
- Porque me gustas. Eres tan dulce y adorable...

Su rostro se aproximó al de ella cautelosamente, sintiendo una atracción magnética hacia sus labios.

- Me gustaría besarte.
- ¿Q-qué?

Cuando escasos centímetros los separaban, el modelo parpadeó fuera de sí, apartándose con nerviosismo.

- Pe-perdona, no pretendía... es decir sí... no... - se frotó de la sien, achinando los ojos con frustración- ... agh... mejor olvida lo que dije. Lo siento.
- Pe-pero...

[+18] I CAN'T LIE - Adrinette/Ladrien/Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora